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ARTE Y VIAJES

Antonyo Marest: "Esta década ha sido una transición en el formato y el estilo de mis obras"

8/01/2020 - 

ALICANTE. Caminar por un suelo colorido de 1.800 metros o recorrer con la vista los 1.500 de un mural que cubre una fachada. Perderse entre la geometría cúbica del Art Decó, las texturas en 2D de las que casi se puede tocar su volumen o los colores chillones que no pasan desapercibidos para toda aquella persona que contempla los murales desde su posición de hormiga. Estas son las dimensiones y características que manejan las obras de Antonyo Marest, un alicantino al que su trabajo le ha llevado a ganarse la nacionalidad de ciudadano del mundo. Solo en el último medio año, el artista ha viajado a una quincena de ciudades alrededor del mundo para desarrollar proyectos independientes los unos de los otros, a veces llevando a cabo una obra individual y otras contando con el trabajo combinado de más artistas.

Canadá, Marruecos, Holanda, Suiza, España, Francia, India, distintos estados de los EE. UU., Australia o Portugal han sido algunos de los países a los que Marest ha llevado su particular color. Este último, el vecino de España, es un tanto especial y sobresaliente al resto de proyectos, ya que el título mixto de Olillegra está dedicado a las dos hijas del artista, Olivia y Allegra. "Este proyecto surge para remodelar un centro comercial en Amadora, una ciudad que está a 10 kilómetros de Lisboa. Fuimos dos artistas los elegidos para llevar a cabo esta remodelación, yo y los chicos de Half Studio, y aunque ambos trabajos son muy diferentes, los dos artistas somos bastante gráficos, por lo que el proyecto unía bien", considera.

Además del significado personal que se integra a través del título, esta obra también adquiere un carácter especial por tratarse "del mural más grande que he hecho hasta el momento, ya que suma más de 1.500 metros", informa. Y apunta que la idea era que "resultase una obra que impactara mucho pero sin añadir demasiados detalles, porque se iban a perder, ya que se tienen que realizar a gran escala. Lo que se ve en el muro son dos tercios de la obra completa, la cual continúa por abajo". Un trabajo colectivo en el que se intuyen de manera clara los colores, formas y estampados de Marest, pero que también incluye elementos ajenos a su estilo, como los mensajes escritos, elaborados por los artistas con quienes comparte la exposición, Half Studio, cuya especialidad es el lettering.

"Llegamos a una especie de entendimiento en el que yo me encargué del background con mi estilo, dejando partes vacías para que ellos pusieran su trabajo", da a conocer el modus operandi que siguieron. Palabras en inglés, como hello (hola) o love (amor), y en portugués, como sorrir (sonríe) o sonha (sueño), se lanzan como mensajes de positivismo en la fachada de este centro comercial en Amadora, un trabajo que se llevó a cabo entre el 20 y el 30 de octubre de este recientemente pasado año. "Al tratarse de un proyecto de tan gran escala, ellos estaban un poco asustados por los tiempos. No se creían que lo pudiéramos hacer en solo diez días", cuenta. "Para ellos era el primer mural a gran escala; yo estoy más acostumbrado a trabajar este tipo de formatos, porque la otra obra más grande que tengo es un suelo de 1.800 metros".

Este ha supuesto uno de los retos que el alicantino ha acabado clasificando en la carpeta de logros de su trayectoria profesional. Y no solo de 2019, ya que sus últimos diez años dejan en el recuerdo de Marest y en el mundo del arte proyectos significativos como fachadas de edificios pintadas, murales de todas las escalas, exposiciones individuales y colectivas a lo largo y ancho del globo, bañadores ilustrados por el artista e incluso la aparición de una de sus piezas en un videoclip del reggaetonero Maluma. Aprovechando el salto de la década del 1 a la del 2, el artista ha echado la vista atrás para hablar de balances y cambios: "Esta década ha sido una transición en mi estilo, pensamiento, forma de plantear los proyectos y formato, ya que antes pintaba pequeños murales de 20 o 30 metros. Digamos que ha sido una década de cambio para todo", valora.

El salto de trabajar en un lienzo -edificio, mural o suelo- de menos de 50 metros a las grandes escalas que maneja el artista en la actualidad llegó, principalmente, por el efecto de la nostalgia, ya que rememora que fue ayudando a su padre a desalojar un espacio de su casa cuando desempolvó unos apuntes de la universidad y recordó cuánto le gustaba estudiar esas materias. "En ese momento volví a mis orígenes, la arquitectura y el diseño, y empecé a estudiarlo de nuevo, especializándome con un curso en Milán, donde conocí a un artista importante que se asemeja a mí artísticamente, ya que mi trabajo es una mezcla entre los años 80 y el Art Decó", especifica.

"A raíz de ver cómo trabaja la gente, viajar por el mundo, leer e investigar se ha ido forjando mi línea, la limpieza o los colores, ya que cuando empecé a pintar en esta década usaba una gama de casi 30 colores y ahora solamente necesito ocho", comenta uno de los cambios. "Caballo grande, ande o no ande es un dicho que se adapta bastante a mí, porque cuanto mayor sea el mural, mejor me puedo expresar y más impacto creo sobre las personas. No es lo mismo ver una obra de 30 metros, que es más fácil que pase desapercibida, que contemplar una de 1.500 metros", aclara. Y marca la diferencia de formatos en el "planteamiento y el método de trabajo, ya que tienes que echarle más horas y, sobre todo, hacerlo de una forma cauta y ordenada", expone su pensamiento pormenorizado para poder trabajar a gran escala.

En esta nueva década que solo cuenta con ocho días de vida, la agenda de Marest ya tiene anotados arte y viajes a pares, y no se cierra a las propuestas venideras: "A principios de febrero tengo una feria en Milán, un mural en París y una invitación de la embajada de Italia y de España en India para colaborar en otro mural, justo en una ciudad que guarda una gran relación con las formas y los colores de mi trabajo", comienza desvelando sus proyectos más cercanos. "Cuando me vaya de India, participaré en una feria de arte urbano (Urvanity Art) que se celebra en Madrid a finales de febrero; en marzo tengo otro mural en Nueva York y justo después volveré a España, concretamente a Barcelona; en abril trabajo en Carolina del Norte, Boston y Washington; en mayo viajo a Los Ángeles a otro festival; en agosto, a las Islas Mauricio a pintar un edificio; en octubre tengo una exposición en Lisboa y un mural en Miami, y en noviembre muestro una exposición en París", adelanta sus proyectos para 2020.

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