CASTELLÓ. El centro comercial Salera, cuyo propietario mayoritario es un fondo bajo la gestión de la división inmobiliaria de DWS y gestionado por CBRE, ha dado el pistoletazo de salida a una de las festividades que más atraen a niños y mayores cada año: Halloween. En esta ocasión, esta festividad cobrará vida en el Centro Comercial al ambientar todo su espacio para que todas las familias disfruten de una divertida, pero “tenebrosa”, Gymkhana compuesto por cuatro pasajes de terror teatrales en el que pondrán a prueba la destreza y la inteligencia de cada uno de los visitantes.
El Bosque Embrujado, el Cementerio de St Patricks, el Patio del Orfanato y el Payaso Viajero darán la bienvenida a todo los clientes que, con valor y coraje, deseen adentrarse en su mundo, planteándoles diferentes enigmas. Todas ellas tienen un nexo en común que deberán encajar como un puzzle para descifrar y resolver qué esconde el acertijo final.
Cada historia cuenta con una escenografía y unos actores adaptados a la situación. Para Alejandro Galocha, gerente del Centro Comercial Salera: “Halloween siempre es una de nuestras grandes apuestas en nuestro Centro. Pero este año es más especial que nunca, ya que pretendemos ofrecer una experiencia única y de diversión, dentro de una situación tan complicada como la que estamos viviendo, mientras que fomentamos el tráfico en nuestros comercios”.
Todo aquel que desee participar en esta iniciativa gratuita, que tendrá lugar del 23 al 31 de octubre en horario de 17:00 a 21:00 de lunes a viernes y en horario de mañana y tarde el fin de semana, de 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00, podrá empezar a jugar acercándose al primer pasaje, “El Bosque Embrujado”. Además, aquellos visitantes que resuelvan el acertijo final, entrarán en un sorteo ante notario en el que podrán conseguir 1.000 euros para consumir en los comercios del Centro.
Esta Gymkhana cuenta con las medidas de prevención, seguridad y distanciamiento social establecidas, como limpieza e higiene frecuente de los espacios que se van a utilizar, así como del personal de esta actividad, control de aforos o uso de mascarillas. Todo ello, con el propósito de ofrecer una experiencia “de miedo”.