ALICANTE. Luís David Pérez acaba de publicar su segundo libro, La voz de las cenizas, un thriller lleno de misterios, donde un detective de poca monta, Eduard, se ve inmerso en una trama que le sobrepasa cuando le contratan para conseguir información de un incendio ocurrido cuarenta años atrás. Una novela donde comprobamos cómo una persona normal, caza infieles, se puede transformar en un detective valiente y sagaz. Todo tiene un inicio y Pérez tenía esta historia en la mente desde que escribió un relato. “Es curioso que el corazón de la historia sea la expedición de Barrots y otras personas a la casa encantada de Karen Reynolds, un relato que escribí para un concurso”, recuerda. El texto estaba cargado de misterio y al tiempo sintió que podía darle mucho juego para desarrollar una novela que tuviera de base aquel acontecimiento tan extraño y a la vez emocionante.
Tanto se ha enamorado el autor de los personajes, algo por otro lado muy habitual, que les quiere dar una nueva vida. “Aunque La voz de las cenizas es una novela autoconclusiva, hay un epílogo al final de la historia que utilizo para dejar entrever qué ha sido de los personajes varios años después”, apunta. “En ese epílogo adelanto el escenario en el que voy a situarlos en el siguiente proyecto”. De hecho, está casi terminada. “En estos momentos me encuentro escribiendo el desenlace, no me quedan uñas de lo metido que estoy en la trama, y puedo adelantar que estará localizada en Chicago, que el foco principal va a estar en el interior de un teatro y que unos acontecimientos darán la vuelta a las vidas de los protagonistas”, concluye.
Insuflarle personalidad a un personaje, una evolución en la trama y un crecimiento; siempre es complicado y a veces no se consigue. El protagonista parte casi de ser alguien anodino y de vemos cómo va mejorando. “Como bien indicas, Eduard es un hombre que se ha conformado con realizar una actividad sin complicaciones que le da dinero fácil. Hablamos de alguien a quien la vida no le ha sonreído”, comenta. Con todo, el personaje crece, y el lector crece también con él. “Aunque Eduard parece un vencido, quise demostrar que era un luchador, alguien que lleva toda la vida persiguiendo el sueño americano. Ha caído muchas veces hasta convertirse en un hombre conformista”. Siempre hay un punto de inflexión en todo arco, Pérez sabe dónde ubicarlo para que todo fluya. “A nivel de evolución hay un punto crucial y es al principio de la historia, cuando acepta un caso oscuro. A raíz de ahí veremos su transformación porque una investigación lo obligará abrir los ojos y plantearse que ha llegado la hora de tomar decisiones para dar sentido a su vida”.
Pérez, como muchos otros, ha optado por la autoedición, una vía cada vez más transitada por los escritores. “He escuchado varias veces que hay más escritores que lectores. Hacerse un hueco entre tantas publicaciones es complicado, más aún si no eres conocido”, señala acertadamente. “Llegar a un lector y convencerlo de que te lea requiere de paciencia y perseverancia. Es un camino muy lento. Detectar cuál es tu público objetivo e ir a buscarlo es una tarea que resta muchas horas a la labor de escribir”. Hoy en día hay que ser escritor y cien cosas más. “Nos hemos convertido en expertos en marketing. Crear contenido que atraiga a tu público, mantenerlo informado y atenderlo es parte del día a día para promocionar tu obra”. Y las ferias, las entrevistas, las críticas... “El sistema tradicional de boca a oreja también ayuda, por eso participo en firmas de libros, ferias literarias y eventos donde pueda conocer e interactuar con los lectores. De todas formas, si no tienes una obra de calidad da igual a cuántos lectores consigas llegar, por eso un autor autopublicado debe publicar con calidad editorial y eso significa autofinanciarse para contratar servicios externos y profesionales como maquetación, corrección y diseño, entre otros”, relata.
Pérez se enfrentaba a su segunda novela, después de La promesa de Ruth, un libro que funcionó muy bien. Sabiendo que una primera novela siempre es complicada. “Para mí fue todo un reto”, sentencia. “Puse mucho empeño en conseguir una obra de la cual sentirme orgulloso. Dejé las expectativas a un lado y me focalicé en disfrutar del proceso”. Siempre es un trabajo difícil, el solitario trabajo del escritor puede desesperar o frustrar. “Fueron dos años de mucho trabajo. La trama principal transcurre en Cuba. Fue muy divertida la fase de documentación y sentir la sensación de dar vida a todos esos personajes que movía a mi antojo. Está teniendo buena aceptación, de hecho, después de un año en la calle, va por su tercera edición y sigue tan viva como el primer día”, señala.
Una segunda novela puede generar más miedo por si la calidad es más baja, vende o gusta menos. “El camino ha sido más sencillo porque parte de los miedos de la primera vez ya están superados. Cuando te has acostumbrado a recibir toda clase de valoraciones, comprendes que te debes centrar en escribir historias que te seduzcan como lector, pero sin empecinarse en querer agradar a todo el público; eso es imposible”, apunta. “A un escritor le gusta que su trabajo tenga aceptación, para qué vamos a engañarnos. Uno quiere que le lean, que para eso publicamos, si no fuera así nos dedicaríamos a imprimir una copia y guardarla en la estantería de casa. Estoy muy orgulloso del resultado de ambas obras”.
El thriller está de moda y además funciona muy bien en ventas. “Soy un apasionado de la mente humana y en el thriller he encontrado un campo abierto para explorar y experimentar”, dice el autor “Por una parte me encanta describir procesos de transformación personal y, por otra, la escritura me permite quitarme la máscara y dejar a un lado mis miedos y complejos”. Algo tiene el thriller para captar las miradas de público y editores. “Las historias de intriga y suspense dan pie a jugar mucho con el lector y eso me encanta. Además de leer novelas, siempre llevo entre manos algún ensayo que trate la superación personal y el autoconocimiento”.
Cada vez hay más novelas que se llevan al cine en España, La voz de las cenizas tiene ese ritmo cinematográfico. “Hasta el momento, las dos novelas que he publicado son perfectamente adaptables al cine. Tal vez suene arrogante, pero si fuera director y tuviera recursos, apostaría por alguna de mis obras para llevarlas a la gran pantalla”, comenta. “Todos los escenarios de mis novelas son reales, por lo tanto no sería complicado encontrar las localizaciones. Son varios los lectores que me lo han comentado, quién sabe si algún día esa ilusión se convierta en realidad”.