CASTELLÓ. La cosecha de cítricos española puede volver a tocar fondo en la campaña que comenzará el próximo otoño. Aunque la pasada ya fue la más baja de la última década en cuanto a tonelaje después de que no se llegase a los 6 millones de kilos, la próxima puede ser incluso más baja. Esta es al menos la previsión que maneja la Unión de Uniones, que estima que la campaña 2023-2024 se quedará por debajo de los 5,8 millones de toneladas.
Tras el análisis del conjunto de las zonas productoras españolas de cítricos, la organización agraria apunta, además, que el descenso productivo se materializará especialmente en el grupo de pequeños cítricos (mandarinas y clementinas) y también entre las naranjas, "mientras que subiría el tonelaje de limones y pomelos".
Se da la circunstancia de que las previsiones de La Unió Llauradora para la temporada citrícola de la Comunitat Valenciana apuntan un descenso algo mayor, del 2%, y este se producirá también fundamentalmente entre las mandarinas y clementinas, las variedades con mayor peso en la provincia de Castellón.
Malos augurios para los cítricos: los agricultores prevén una caída en la cosecha y el alza de precios
De nuevo, y a falta del aforo oficial del Ministerio y de la Conselleria de Agricultura, el cambio climático, junto a otras circunstancias, vuelve a estar detrás de la caída productiva. Entre los factores más relevantes, la Unión de Uniones apunta a la concatenación de inclemencias meteorológicas a finales del invierno y la primavera pasadas, así como a las altas temperaturas y la baja humedad de marzo o abril, "que dificultaron el cuajado de la fruta y provocaron una caída masiva".
La sequía en Andalucía también es clave para la reducción de la producción nacional "y tras las restricciones en las dotaciones de agua de riego, la cosecha, principalmente la de naranjas, se verá reducida otra vez", señala la organización agraria.
Junto a ello, la falta de rentabilidad es el gran lastre que, año tras año, dificulta la actividad de los agricultores. En este sentido, desde la Unión de Uniones apuntan al bajo aprovechamiento comercial de la cosecha, debido a la incidencia de las plagas, así como a la falta de inversión para la renovación de los huertos, que hace que una parte importante de la superficie sean árboles viejos con menor rendimiento.
No en vano, el aumento de costes productivos (electricidad, fertilizantes, gasóleo, mano de obra, tratamientos fitosanitarios, etc.,) vienen provocando "una descapitalización progresiva de los agricultores durante los últimos ejercicios", incide la organización.
Y todo esto se traduce en "el abandono creciente de campos de cultivo por la baja rentabilidad de los últimos años", señala la entidad: "La realidad productiva actual de los citricultores españoles es que cada vez les cuesta más obtener rendimientos óptimos como consecuencia de las reiteradas incidencias meteorológicas y de una superficie de árboles envejecida".
Todo ello se ha convertido en una amenaza muy seria para un sector que todavía sigue siendo un pilar de la economía valenciana pero que año tras año pierde relevancia. De esta manera, desde la Unión de Uniones prevén que se produzca un déficit de fruta en momentos puntuales de la campaña, tal y como ya pasó en la pasada.
Esto debería favorecer que los precios sean en origen buenos y estables si la demanda se sitúa dentro de unos parámetros de normalidad. De hecho, las primeras cotizaciones de la Mesa de Cítricos de la Lonja de Valencia así lo han reflejado ya. A pesar de ello, en la organización agraria se muestran preocupados por el hecho de que otros países productores puedan aprovechar esta nueva cosecha histórica a la baja para ganar cuota de mercado en la Unión Europea, tal y como ya vienen realizando.
En esta situación, la organización agraria reitera que es "fundamental" que se realicen campañas de promoción de los cítricos españoles, tanto en la Unión Europea como en países terceros, con objeto de cambiar la tendencia actual de reducción de consumo.
