CASTELLÓ. A lo largo de la historia contemporánea, las tiendas de muebles representan uno de los principales motores del comercio urbano. Más allá de su propio peso económico, un simple vistazo a los escaparates de estos establecimientos abre la imaginación a un catálogo de tendencias que marcan el hogar y, por ende, la vida. Así, a diferencia de otros sectores quizá más volátiles, los negocios de venta de mobiliario y decoración suelen asentarse durante décadas en la misma ubicación y se erigen como referentes, incluso de una ciudad, y en puntos de confianza donde diversas generaciones acuden para vestir su hogar, reinterpretar una habitación con nuevos estilos o, simplemente, renovar una pieza. En el caso de Castelló, Muebles Pachés, ubicado en la céntrica calle O'Donnell, encarna en su marca desde 1942 uno de estos sempiternos comercios.

El emblemático local, cuya inconfundible fachada recorre también parte de la calle Alloza, despliega en siete pisos y seis alturas una exposición de productos en físico que discurre desde los sofás hasta los dormitorios o los comedores con ambientes variados. En este sentido, la firma castellonense destaca por su oferta clásica, aunque ha asimilado las nuevas formas y diseños en boga —del rústico al minimalista— como composiciones de salón destinadas a acompañar televisores, mesas extensibles o camas abatibles. El establecimiento, regentado ahora por los hermanos Carmen, Isabel y Antonio Pachés, muestra asimismo una amplia revista de elementos decorativos de origen nacional y traslada sus asesoramientos profesionales a la realidad de cada cliente mediante proyectos hechos a medida.

De la calle Enmedio a O'Donnell: un sello emblemático

El origen de la historia de la firma Pachés se remonta a principios de la década de los años 20, concretamente en 1923, cuando el abuelo de los actuales propietarios se estableció en el número 4 de la calle Enmedio. "Todo empezó con la fundación de su taller de ebanistería", explica Carmen Pachés, tercera generación de la familia dedicada al sector. Con la llegada de la Guerra Civil unos años más tarde, el negocio se colectivizó y la posterior destrucción de su maquinaria derivó en un cambio de función hacia el montaje de una tienda de venta. "Después de la guerra, ante una situación complicada en la provincia, mi abuelo empezó a vender pequeñas cosas, lo necesario para que la gente pudiera cubrir sus necesidades básicas", comenta Isabel Pachés, que relata el relevo de su padre, Julio Pachés, en el negocio con apenas 23 años, en 1956.

El auge económico generalizado en los años 70 y 80, experimentado también en Castelló y sus alrededores, con la pujanza de localidades como Benicàssim u Oropesa del Mar a través del turismo, se transmitió asimismo al negocio. "Una vez acabamos nuestros estudios universitarios, empezamos a trabajar en la tienda, a la que ya se había incorporado mi madre", recuerda Isabel Pachés. El comercio buscó entonces una vía para el crecimiento y abandonó el local de la calle Enmedio para instalarse apenas unos metros 'encima' en el casco antiguo, en la esquina de las calles O'Donnell y Alloza. "En un primer momento tuvieron la primera tienda, aunque después adquirieron este edificio", comenta. "Al principio se encontraban 'comunicadas', hasta que mi padre se jubiló en 1991 y nosotros empezamos aquí hasta el momento".

La calidad y el servicio como diferencia

A tal efecto, el inmueble se divide en alturas de acuerdo con la sección que aborda cada una, siempre articuladas por un nivel a pie de calle navegante entre distintos ambientes. "La planta baja atrae al público", señala Isabel Pachés, que detalla los productos expuestos en cada altura. "Tenemos seis plantas más separadas por secciones: en las primeras se encuentran sofás, muebles auxiliares o mesas de centro; la tercera se centra en comedores; y las tres superiores muestran dormitorios y habitaciones juveniles". Por otro lado, el comercio tradicional se distingue de las grandes superficies por sus encargos y trabajos a medida. "Nos caracterizamos por una atención y un servicio de confianza que se hereda entre nuestros clientes", asegura. "Vienen distintas generaciones de una misma familia o incluso amigos que nos conocen por el boca a boca".

En cuanto a las preferencias de los clientes que han accedido a la tienda durante las últimas décadas, los tres hermanos coinciden en un punto de inflexión. "Los gustos han cambiado mucho, particularmente antes y después de la crisis económica de 2008". La incorporación del low-cost al sector del mueble se tradujo en un desvío todavía más pronunciado hacia el valor añadido del servicio. "Nos diferencia especialmente la calidad del producto y su posventa, además de un trato cercano con el cliente que consigue que vengan más de una vez". Ahora, ante un futuro "incierto y sin relevo generacional", Muebles Pachés se adapta mediante una forma de trabajar que atiende tanto a la tradición como a las nuevas tendencias —desde los nuevos estilos hasta la tecnología 3D— para ensalzar la virtud cercana y directa de una firma centenaria en Castelló.