VALÈNCIA. 'Zugzwang' es un término alemán que proviene de la combinación de dos palabras: 'zug', que significa "jugada", y 'zwang', que indica "obligatoriedad". Este concepto es especialmente utilizado en ajedrez, para referirse a una posición en la que uno de los contendientes se enfrenta a un turno en el que cualquier movimiento que realice le llevará a una peor situación o incluso a la derrota irremisible.
Una palabra que, en el ámbito político, puede asociarse a día de hoy al momento que atraviesa el PSPV-PSOE liderado por Diana Morant. La marca socialista atraviesa una crisis en el marco nacional por los diversos casos de presunta corrupción que asolan la organización que capitanea Pedro Sánchez, que ha visto cómo dos de sus más cercanos colaboradores en los últimos años, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, se encuentran investigados -el primero de ellos está en prisión- en el marco del 'caso Koldo'.
Este desgaste de las siglas conlleva una repercusión indirecta sobre la propia Morant, que además de secretaria general de los socialistas valencianos, es también ministra en el gobierno de Sánchez. Tal y como se ha apreciado en los últimos meses, la líder del PSPV no está dispuesta a abandonar su cargo en el Ejecutivo central ni tampoco a renunciar a la defensa del presidente del Gobierno.
De hecho, eso no parece sólo un gesto de mera lealtad, se observa un convencimiento absoluto tanto por parte de Morant como de otras referentes valencianas como la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, o la secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró, de que se encuentran librando una lucha histórica en la defensa de los valores socialistas y democráticos frente al avance de la ultraderecha.
Así pues, la opción elegida por parte de la cúpula del PSPV se sitúa en unir su destino al de Sánchez, defendiendo a capa y espada el discurso del líder y su acción política. Una decisión que difícilmente parece que vaya a mejorar la posición de Morant en la Comunitat, pero que, según distintos dirigentes valencianos consultados, es una jugada "única" dado que tampoco creen que sería beneficioso que la ministra dejara su cargo o iniciara un desmarque del discurso nacional.
Pero este no es el único problema. La llegada a la Presidencia de la Generalitat de Juanfran Pérez Llorca (PP) en lugar de su compañero de partido, Carlos Mazón, también ha obligado a una reflexión en las filas del PSPV sobre la estrategia a seguir. El principal discurso en los últimos meses por parte de Morant ha sido la exigencia de dimisión del jefe del Consell y la convocatoria electoral: logrado lo primero y bloqueado lo segundo tras la reciente investidura, el discurso focalizado contra la gestión de la Dana pierde fuerza ante la renuncia del principal dirigente político del PPCV.
Ahora, los socialistas valencianos se enfrentan a otro perfil, el de Pérez Llorca, que públicamente está mostrando una imagen de mano tendida y voluntad negociadora. En el PSPV, creen que abrir el diálogo con el nuevo presidente contribuye a "blanquearle" como presidente pese a haber sido el 'número dos' de Mazón en el partido y, por tanto, se niegan aceptar que la Comunitat se encuentre en "una situación de normalidad democrática".

- Morant, en una protesta contra Pérez Llorca. -
- Foto: EP/ROBER SOLSONA
Sin embargo, rechazar de plano cualquier tipo de relación también puede arrojar la impresión de que los socialistas valencianos se encuentran en una postura de intransigencia constante, por lo que las fuentes del partido consultadas reconocen que, como partido "institucional" que son, se verán obligados a atender las llamadas del presidente de la Generalitat. Otra encrucijada en la que no parece que ninguna de las dos posibilidades a priori abiertas -rechazo a cualquier diálogo o mera cortesía- vaya a mejorar la posición socialista.
Por último, también los casos de acoso sexual en las filas socialistas salpican a la federación valenciana. La secretaria de Organización del PSOE, Rebeca Torró, y la responsable de Igualdad del partido, Pilar Bernabé, están lidiando con un problema delicado donde resulta difícil que la marca no sufra. Tras el problema de parálisis sufrido en el 'caso Salazar', ahora parece haberse adoptado la decisión de llevar el problema hasta el foco mediático tratando de mostrar la mayor contundencia posible.
En este punto, han surgido diversos casos a través de las denuncias del canal Antiacoso del partido y, como en el caso de Almussafes, se ha actuado con firmeza pública, incluso llegando a pedir el acta al alcalde. Un escenario general en el que actuar de forma timorata y pusilánime sobre las denuncias de acoso puede generar fuertes críticas mediáticas e internas, pero donde optar por la celeridad y dureza también implica ciertos riesgos y un desgaste de las siglas a corto plazo.
Así pues, los socialistas valencianos se enfrentan a una situación en la actualidad donde el margen de maniobrabilidad es reducido puesto que ante la mayoría de dilemas que tienen sobre la mesa no parecen existir respuestas que, al menos de forma inmediata y en el corto plazo, permitan una mejoría de la situación de la marca. No obstante, las voces más optimistas del PSPV creen que las elecciones autonómicas en ciernes pueden ofrecer un resultado mejor de lo esperado para las siglas socialistas y también defienden que, en otras cuestiones como las denuncias de acoso, el tiempo mejorará la percepción y perspectiva de las medidas que ahora se están adoptando pese al desgaste que están generando.