Entrevista

CULTURA

Carlos Bonet: "La fiesta me interesa como arma de doble filo: como espacio de liberación y fuente de autoalienación"

El pintor castellonense se encuentra en la residencia GlogauAir de Berlín, desarrollando su proyecto ’Cuando éramos los cinco’

  • Carlos Bonet delante de una de sus pinturas
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CASTELLÓ. Carlos Bonet (Castellón, 1993), es un pintor con una perspectiva y práctica multidisciplinar, integrante de Cúmul desde que la asociación comenzó a ofrecer sus primeras actividades. Actualmente está en la residencia GlogauAir de Berlín, desarrollando su proyecto ’Cuando éramos los cinco’, que resultó ganador del concurso para la Beca Hàbitat Artístic. “Tuve la fortuna de que el proyecto fuera bien valorado por parte del jurado y se me diera la opción que había escogido, es decir, venir a Berlín durante los meses de Julio, Agosto y Septiembre, y así poder escapar del caluroso verano castellonense y del frío invierno berlinés”.

Carlos explica que la residencia es un lugar agradable en el que trabajar y vivir, donde coincide con artistas de distintos lugares. “Estoy encantado con las compañeras que también residen aquí y con el intercambio cultural que esto ofrece. Ahora mismo la residencia está habitada por personas de Latinoamérica, Asia y Europa. La ubicación también es muy buena, prácticamente una calle que conecta los barrios de Kreuzberg y Neukölln con el de Friedrichshain, muy cerca de la parte más visitada de El Muro, dónde se encuentra el famoso mural que recrea el beso entre Brezhnev y Honecker”.

  • Secuencia de Los Cinco. Instalación en el Showcase de GlogauAir

Yendo al grano, ¿de qué trata ‘Cuando éramos los cinco’?

“Cuando éramos los cinco parte de una idea que surgió observando una fotografía en la que aparecen cinco amigos adolescentes en la discoteca Pirámide durante una noche del año 2009, el mismo año en el que cerró el club. A pesar del título, no es un proyecto de corte autobiográfico en el que se busque narrar algo personal o de tipo intimista. Se trata más bien de un retrato colectivo en el que, de hecho, nunca aparecen los rostros de esos cinco amigos, precisamente para que el espectador pueda llenar ese vacío de identidad. Es cierto que sí posee algo de retrato generacional ya que la obra se centra en el contexto del fin de una cultura marcada por los excesos de la burbuja inmobiliaria, la corrupción política o la deriva de la vida nocturna heredera de la ruta del bakalao y, por contraparte, la resaca que vino a continuación en forma de crisis económica”.

De la pintura al vídeo

Los medios que está empleando Carlos son pintura, fotografía y vídeo. Esclarece que el título es una referencia a la serie de novela juvenil Los Cinco de Enid Blyton, “una obra canónica del género, cuyos arquetipos me resultan muy interesantes por contraste ante una realidad y un periodo concreto”.

  • Fotograma de la película Monumento IV

Para construir el proyecto Bonet se apoya en distintos recursos; destaca, en cuanto a esa cuestión de lo generacional, que existe bastante hemeroteca que le ayuda a rememorar dicho tiempo reciente, y “cuyo contenido, a menudo se revela como síntoma. Hay mucho material en Youtube y prensa. Algunas de estas imágenes han pasado a la memoria popular: La espectacularización de la crueldad en el programa Callejeros; Aznar, las copas de vino que quería tomar y la DGT; aquella ministra que decía que los jóvenes que se iban a currar al extranjero eran unos “aventureros”; el concepto despectivo de “ninis”; “La primera generación que vivirá peor que sus padres”, “El precariado”; Los desahucios; el nacimiento de las protestas del 15-M… Todo este tipo de material me sirve, ya sea de manera directa o indirecta, para configurar los conceptos y las ideas que sirven como contexto para las imágenes resultantes”.

Por otro lado, Carlos menciona que los paseos por Berlín le han dado la idea de lo monumental. “Y las imágenes se construyen con esta intención, no sólo como homenaje, también bajo la idea de construir algo incompleto, informe y antagónico, dentro de un género escultórico que a menudo abraza lo totalizante y la épica. Para ello he diseñado una especie de ángel que aparece repetidas veces y que está inspirado por el héroe de una sola ala que dibujó Paul Klee”.

  • Monumento I

En buena parte de la obra de Carlos Bonet es habitual la representación de lo industrial y del ocio nocturno. “Lo industrial está presente en todo lo que he enumerado e incluso dentro de la propia fiesta. La fiesta me interesa como arma de doble filo: Como espacio de liberación, de reunión, de desviación de la norma e incluso de rebelión y, por otra parte, como fuente de autoalienación”. 

Respecto a este tema, Carlos trae a cuenta a Heidegger: “de manera anecdótica, Heidegger cuenta que una mala fiesta, en la que todo el mundo lo pasa muy bien menos tú, te ayuda a potenciar la autoconciencia porque lo primero que te preguntas es ¿qué hago aquí? Creo que en este modelo industrial de la festividad basado en macrodiscotecas y macrofestivales, es fácil que alguien se haga esa misma pregunta, si no lleva una buena castaña o empanada encima. Y esto es porque el ocio y el placer, al igual que el campo cultural, han sido industrializados a modo de parque temático con pulserita”.

“Obviamente, esta relación entre lo industrial y lo festivo también la encuentro en Berlín y no sólo por el estilo y la estética del género musical que lleva ese nombre. Es una ciudad muy interesante para trabajar en mi proyecto, ya sea por esa visión totémica de Berlín como meca del techno que influenció al mundo, o por el recuerdo de lo que supuso centroeuropa durante los años de la Troika.

La adaptación a Berlín

Acentúa que se trata de una ciudad que siempre le ha interesado a nivel histórico, cultural, político, etc. “La trilogía de Berlín de Jason Lutes es uno de mis cómics favoritos y creo que la releeré en cuanto vuelva, al igual que Cabeza de turco del periodista Günter Wallraff, que me impactó mucho durante la adolescencia”.

  • Carlos Bonet en su estudio de la residencia GlogauAir de Berlín

Le pregunto a Carlos cómo se ha sentido en la ciudad desde que llegó a principios de julio. “La verdad que bien. Temía que me costara adaptarme porque creo que no estoy hecho para vivir en grandes ciudades, pero me encuentro cómodo. También ayuda el buen rollo que hay en la residencia y que he conocido a personas muy agradables por aquí”. 

“Todos los martes hay un club de cine (Cine Forum Berlin) en el Café Madame dirigido por y para hispano hablantes. Intento ir siempre que puedo porque el cineforum es de una calidad excelente y las personas que lo habitan son muy acogedoras. Después del coloquio el plan es ir a beber cerveza a un puente y allí continúan las conversaciones sobre cine y otros asuntos. Aprendo bastante de las experiencias de la gente que lleva años aquí”.

Esta es la tercera residencia artística que hace Carlos Bonet, antes estuvo en Konvent 2.0 en Cal Rosal (Cataluña) y en el Encontro de Artistas Novos en Santiago de Compostela. Aunque esta es la primera con una estancia de larga duración.

“Las residencias son una buena oportunidad para conocer a otras personas con inquietudes parecidas a las tuyas y lugares diferentes que te acaban influenciando. A mí Berlín me ha influido en buena medida para lo que estoy haciendo ahora, especialmente por su arquitectura y monumentalidad”.

¿Qué es lo que más te está gustando de esta experiencia? ¿Algo que aborrezcas? ¿Y qué es lo más difícil?

“Sólo pasear por la ciudad ya me resulta interesante. Obviamente, la oferta cultural que hay es impresionante pero creo que una de las cosas que más disfruto es caminar a la deriva e ir encontrándome con los lugares, sean emblemáticos o no”. 

“Algo que aborrezco es como se trata aquí el tema de Palestina a causa del pasado de este país. Como dice una amiga mía: Eso es ponerse en el centro de la cuestión cuando el centro de la cuestión es un pueblo que está sufriendo un genocidio”.

La exposición de las Becas Hàbitat

“Y, en cuanto a las dificultades, la verdad es que no me estoy encontrando con muchas y tengo la suerte de estar recibiendo visitas de seres queridos o de recibir mensajes de ellos, también de haber conocido a personas muy hospitalarias e incluso de tener algún reencuentro con gente de residencias anteriores… Supongo que, como suele ser habitual, lo más complicado serán las despedidas”.

  • Monumento II (detalle)

Por ahora, el plan de Carlos es continuar trabajando y disfrutando de lo que le queda en Berlín. Y, cuando vuelva, seguirá con esas nuevas ideas que han surgido. “También pensar y trabajar en el Open Studio que haremos en Berlín y en la exposición que se hará en Castelló por la Beca Hàbitat. Por otro lado, volver a la actividad en Cúmul y con Línea Maginot”.

También expone que estará colaborando en un proyecto de Julián Barón: “Es algo que me hace bastante feliz ya que siento una gran admiración por el trabajo de Julián, por su labor como docente y por él como persona. La verdad es que cuando un referente se convierte en un amigo no se puede pedir más”.

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