Actor en permanente tránsito entre el cine de autor y el gran público, Tamar Novas presenta Rondallas, la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo, como una celebración de lo colectivo frente al individualismo. En esta conversación, el intérprete gallego habla del reencuentro con su tierra, del descubrimiento de una tradición desconocida incluso para muchos gallegos, de la comedia como forma de ligereza ante la tragedia y del privilegio —no exento de esfuerzo— de poder elegir, a veces, los caminos de una carrera construida desde el oficio, la constancia y la gratitud.
Sinopsis: Dos años después del trágico naufragio de un barco pesquero que sacudió a un pequeño pueblo marinero gallego, algunos miembros de la rondalla, una agrupación de música tradicional en la que participan desde niños hasta ancianos, deciden que ya es hora de recuperar la ilusión y dejar el luto atrás. Por ello vuelven a unirse para ponerla en marcha.
Viendo Rondallas, la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo —con Javier Gutiérrez, contigo y una cantera gallega espectacular—, me daba la sensación de que es más rentable financiar esta película que cualquier campaña de promoción turística de Galicia.
Qué bueno eso. Yo creo que tiene que ver con que está muy bien reflejada nuestra tierra y con que se cuenta una historia que merece la pena. Es una de esas películas en las que te quedas ahí, con ganas de vivir con esos personajes.
Siempre hay que poner en valor lo que tenemos. Yo estoy completamente enamorado de mi tierra. Vivo en Madrid desde hace 18 años, pero en los últimos años he tenido la suerte de volver allí a trabajar y no hay plan mejor. No solo por ver a la familia, sino porque el escenario es maravilloso y los equipos de trabajo son increíbles.
Así que ojalá sigan existiendo historias que me lleven de vuelta, porque, como tú dices, esto exporta y muestra lo genuino que tenemos.
El mundo de las rondallas, por ejemplo, yo no lo conocía en absoluto.
Yo tampoco. Y eso es lo increíble de esta historia. La rondalla es el vehículo para contar muchas historias de personajes, pero no deja de ser algo muy concreto, de pocos ayuntamientos en la zona de Pontevedra. Hay gente en Vigo que no sabe lo que es una rondalla y yo mismo lo desconocía.
Creo que va a ser un gran descubrimiento y una excusa estupenda para vivirlo como lo viven ellos. Allí se reúnen ocho mil personas, como en un estadio. Ojalá los cines se conviertan un poco en eso: que la gente se anime, incluso a aplaudir. En esta película está permitido intervenir, sobre todo al final.
Hay números musicales muy potentes que casi te levantan de la butaca. La película es puro Daniel Sánchez Arévalo, esa mezcla tan suya de drama y comedia. ¿Qué te atrajo más: la historia o trabajar con él, sabiendo que eres un gran admirador de su cine?
Son muchas cosas. Para mí este año ha sido muy especial, no solo por estrenar esta película, sino porque Daniel me llamó también para la siguiente, que acabamos de rodar. Es un thriller suyo y lo hemos terminado hace nada.
Yo soy espectador de su cine desde que me gusta el cine. Y me gusta el cine gracias a cineastas como él. Como espectador era muy fan y, como actor, tenía unas ganas enormes de formar parte de su universo, algo que ni siquiera me atrevía a soñar.
Con Rondallas me enamoré especialmente del guion. Este personaje en particular me dio mucha fuerza para luchar por él. Si no lo hubiera visto tan claro, si no hubiera sentido que podía divertirme tanto con él, quizá no habría tenido esa energía para convencerle de que me dejara estar en su película.
Lo leí y tuve muchas ganas de hacer este “show”. Me parece un personaje precioso. Con Daniel me he entendido muy bien: me ha dado libertad, confianza y además ahora es un amigo. Está siendo un año muy feliz para mí.
Te he leído que inicialmente ibas a interpretar otro personaje.
Sí, y lo cuento como lo ha contado él. Esto pasa muchas veces: a veces no piensan en ti para un personaje concreto. En este caso había dos mellizos y, en principio, él me veía para el otro hermano, que es un personaje maravilloso y que interpreta mi amigo José Antonio Tauriñán, que es increíble.
Pero yo sentía que Xoel era algo que no había hecho antes. A mí me gusta mucho cambiar de un trabajo a otro y veía muchas posibilidades por dónde tirar. Las pruebas fueron muy intensas; me dejé la voz intentando convencerle, porque sabía que en principio no me veía ahí.
Al final tuve suerte. Le convencí, lo tengo engañado, porque me ha vuelto a llamar para otra película, así que lleva tiempo engañado conmigo.
Yo no te recordaba en un registro tan cómico. Tienes unas facciones más serias, melancólicas. Verte así ha sido casi un descubrimiento.
Igual suena raro decirlo, pero para mí no lo es. Y lo digo desde el agradecimiento a gente que ya había confiado en mí para personajes donde podía haber comedia, aunque no tuvieran tanta visibilidad.
Pienso, por ejemplo, en Álvaro Fernández Armero, que me dio el protagonista de una película navideña muy poco convencional, de la que estoy muy orgulloso. O en el teatro, donde he hecho comedia. Incluso en películas aparentemente dramáticas, creo que siempre hubo quien confió en que la gente pudiera reírse conmigo.
Me hace muy feliz que ahora se diga esto con Rondallas, porque en esta película hay grandes referentes de la comedia gallega, como Santi Prego o Carlos Blanco. Estoy contento, pero también creo que la comedia que me interesa es la que no te avisa.
A mí me gusta emocionarme sin que me digan “esto es comedia” o “esto es drama”. Ese es el tono de la película y por eso brilla el personaje. Es muy de Daniel: en el momento más dramático puede aparecer algo que lo aligera todo y provoca una risa inesperada. Hay mucha hondura, pero también mucha ligereza.
Xoel funciona como contrapunto al resto de personajes, más marcados por la tragedia. Tiene ese punto tierno y cómico que equilibra la historia.
Sí. Hemos trabajado mucho y hemos ido encontrando cosas durante el rodaje. Es como si el personaje hubiera fermentado. Estoy muy contento con el resultado.
La película reivindica el folclore, las raíces y la idea de compartir con el vecino. ¿Crees que ese sentimiento tribal se está perdiendo?
Yo creo que es inevitable recordar de dónde venimos si queremos cuidar también la salud mental. Esta película tiende puentes entre personas muy distintas y entre generaciones. Lo tribal y lo ritual están en el folclore y son herramientas para sobrellevar una tragedia.
Porque Rondallas habla de una tragedia terrible y de un pueblo que la vive de forma colectiva. Y cuando ocurre algo así, los seres humanos necesitamos agruparnos para superarlo.
En tiempos de globalización e individualismo, en los que alguien puede salir diciendo que va a arreglar el mundo él solo, eso es imposible. David Trueba lo explicaba muy bien al hablar del cine de superhéroes: pensar que una sola persona puede solucionar los males de todos es una idea profundamente equivocada. Las cosas se solucionan sanando en grupo, con tiempo y sabiendo que dependes de los demás. Y de eso habla la película.
Ojalá tenga el éxito que merece. Sales del cine con la sensación de haber disfrutado y con una lágrima, pero de felicidad.
Sonreír y llorar a la vez. Es muy sanador, muy gustoso de sentir. Ojalá sea exactamente eso lo que la gente experimente.
Desde Mar adentro has construido una carrera muy sólida. ¿Has podido elegir o ha sido el trabajo constante lo que te ha abierto las puertas?
Lo primero es tener la suerte de trabajar. Luego creo mucho en el oficio y en el trabajo duro. Yo empecé sin ser actor y entendí que necesitaba herramientas, así que hice todo lo que estuvo en mi mano para mejorar.
Elegir tiene un margen muy concreto. A veces puedes escoger entre una o dos cosas, otras no. Con Rondallas tuve que dejar pasar otros trabajos que me apetecían, pero soy consciente de que soy un afortunado.
Intento, al menos, sentir que elijo aportando algo personal a cada personaje. Y de momento sigo teniendo la suerte de que cuenten conmigo. Ramón Campos, productor de esta película, fue quien me dio mi primera oportunidad en una serie. Luego vinieron Fariña y más pruebas. Sigo currándomelo, sigo haciendo castings y, sobre todo, sigo agradecido.
Para terminar: con tanta oferta cultural, ¿qué recomendarías ver o leer estas Navidades?
Mi recomendación absoluta es Rondallas. El 1 de enero vuelve Daniel Sánchez Arévalo al cine y la experiencia de verla en una sala es fundamental.
El cine español este año ha tenido cosas muy buenas. Yo, por ejemplo, soy muy fan de Maspalomas, de Moriarti. Y luego, en Navidad, siempre recomiendo volver a películas como E.T., títulos que te reconcilian con la experiencia de ir al cine.
Pero esta Navidad no puedo recomendar otra cosa que no sea Rondallas.
Además, el 1 de enero es un gran día para ir al cine.
Totalmente. Por la mañana café o chocolate con churros, el Concierto de Año Nuevo, todo el mundo medio estirado… y por la tarde ir al cine, relajarte, emocionarte en familia y dejar de escuchar a los cuñados un rato.