CASTELLÓ. Casi veintiséis años después de su debut en un talent show de televisión, Tamara sigue pisando los escenarios con la misma pasión con la que aquella niña de 11 años descubrió que cantar era su destino. La artista sevillana celebra su cuarto de siglo en la música con una gira que le lleva este viernes a Sant Joan de Moró (20.30 horas), un viaje emocional que repasa los grandes éxitos de su carrera y abre una nueva etapa llena de proyectos, ilusión y madurez artística.
Como ella misma nos asegura en esta charla, viene a tierras castellonenses acompañada únicamente del piano, con una propuesta íntima, cercana y llena de sentimiento. “Es el formato donde más interactúo con el público, donde me desnudo artísticamente”, confiesa la intérprete, que continúa agradeciendo el cariño de sus seguidores tras tantos años de trayectoria. A punto de cerrar esta etapa y con un nuevo álbum en camino -aunque solo para las plataformas, sin formato físico, Tamara se siente en uno de sus mejores momentos personales y profesionales. “Estoy viviendo una etapa muy dulce, de paz interior y renacimiento”, y eso promete que se dejará ver en la cita de este viernes.
— Estás dando ya los últimos coletazos de tu gira de celebración de 25 años. ¿Cómo estás viviendo este momento?
— A lo grande, no puedo decir otra cosa. Han sido meses muy intensos y bonitos. Además del disco que hemos publicado estamos disfrutando de estos conciertos, que como dices, llegan a su fin.
— Llegas a Sant Joan de Moró acompañada solo del piano, pero en esta gira ha habido hasta tres formatos diferentes. ¿Cómo los has planteado?
— Desde el principio quise hacer tres formatos, y lo he logrado. El primero es piano y voz, que me fascina. Creo que es uno de los formatos más bonitos, porque es donde más interactúo con el público. Es muy íntimo; los sentimientos están a flor de piel y se nota en el aire. En ese formato estoy completamente al desnudo, solo con mi voz y un piano, y hago lo que quiero. Es algo extraordinario. Luego está el formato con toda la banda, un poco más pop, con más energía y ritmo. Y finalmente, el sinfónico o con banda musical, que tiene un toque elegante y majestuoso. En los teatros solemos apostar por el formato de piano y voz, porque crea una atmósfera muy especial.

— ¿Por eso has escogido esta fórmula para el concierto de Sant Joan de Moró?
— Claro. Voy a celebrar con ellos mis 25 años y voy a cantar mis canciones más conocidas. Hemos preparado un recorrido musical de mi trayectoria. El aniversario lo cumplí el 17 de octubre, y estoy muy satisfecha de compartir con el público los grandes éxitos que la gente conoce y también canciones nuevas que he sacado en los últimos dos años. Es un viaje emocional, un repaso de toda mi historia artística.
— Con tantos éxitos, debe ser difícil elegir qué canciones incluir en el concierto…
— ¡Muchísimo! (ríe). Es muy complicado. Además, en cada formato tengo un setlist diferente. En el de piano hay canciones que no puedo hacer porque requieren otros arreglos o colaboraciones, y lo mismo pasa con la banda o el sinfónico. Es un reto, pero creo que los repertorios están muy bien pensados. El de piano, en especial, es muy emotivo y consigue llegarle al corazón a la gente.
Mi relación con el público siempre ha sido de corazón, desde el principio
— ¿Por eso elegiste como título de la gira ‘Veinticinco años de corazón’?
— Totalmente. Mi relación con el público siempre ha sido de corazón, desde el principio. Creo que esa es la razón por la que seguimos compartiendo tantos momentos juntos después de tanto tiempo. Este tour es una forma de agradecer y celebrar todo ese cariño.
— ¿Es imprescindible la complicidad en el escenario con tu pianista?
— Sí, claro. Lleva conmigo ya casi seis años. Se llama Jorge Vera, y te digo una cosa, no es un pianista, es un concertista. Tiene un talento impresionante. De verdad, él solo podría dar un concierto y se te caerían las lágrimas. Entre nosotros hay una complicidad artística mutua muy especial. Cuando juntas a dos personas con esas habilidades y esa sensibilidad el concierto es único. Hay que ir a verlo porque no se puede explicar con palabras; simplemente se siente. Es de esas cosas que te dejan sin habla.

— ¿El concierto que ofrecerás incluirá temas más recientes como ‘Señora’ o ‘Ese hombre’?
— Bueno… alguno que otro, sí. Habrá sorpresas, pero no puedo contarlas. Como se dice ahora, no te puedo hacer spoiler. Pero sí, hay una parte muy especial dentro del repertorio, eso sí que te lo digo.
— En los últimos años hemos visto muchos cambios en la industria musical. ¿Cómo lo estás viviendo tú?
— Es verdad, ha cambiado muchísimo. El año pasado hice un homenaje a las canciones de Manuel Alejandro que hizo para Rocío Jurado en la década de los ochenta. Y luego edité ‘Bésame’, del que publiqué una versión cantada en portugués para mis fans de Brasil, que desde el disco de Roberto Carlos me reclaman, y más adelante aún grabé un tema inédito titulado ‘Un paso más’. Pero no ha sido lo único, porque también he ido al estudio con ‘Por debajo de la mesa’ y la versión jazz de ‘Si nos dejan’. Todo esto que te comento se está uniendo en una playlist que formará parte de un próximo álbum titulado ‘Tamara, 25 años de corazón’, que esperamos lanzar entre enero y febrero. Ya no será un disco físico, pero sí un trabajo completo que estará en las plataformas, con todas esas canciones que he ido publicando.
Creo que estoy en mi mejor momento, sí, pero también pienso que lo mejor está por venir
— Tú, que empezaste muy joven, has vivido en primera persona estos cambios de los que hablamos.
— Sí, muchísimo. Yo he vivido todas las etapas: los discos, los casetes... (ríe). Cuando yo empecé ni siquiera existía el euro, imagínate. Todo era diferente. Yo he hecho una gira o dos en las que ganaba pesetas, no euros. Empecé con 11 años.
— ¿Y una niña de 11 años cómo gestiona todo lo que se te vino encima?
— Es que era lo que quería hacer. Todo el mundo sabe que yo canté por primera vez en un talent show de niños. Pues bien, cuando acabé de interpretar la canción ya le dije a mi madre que ese era mi sitio y mi hogar. Tenía claro que era el camino que quería seguir. Es que es el espacio en el que me encuentro bien, llena. Esas fueron mis reflexiones a los 11 años. Era muy buena estudiante y seguramente hubiera cursado una carrera sin problema, pero mi camino se sabía que iba por la parte artística.
— ¿Renunciaste a muchas cosas?
— No. De ninguna manera. No renuncié a nada. Si tu sueño es cantar, no estás renunciando a nada. Lo que haces es subirte a un tren que pasa una sola vez en la vida, y no todos los trenes son iguales. A mí ese tren me llegó cuando tenía 13 años, y claro que me subí. Y además, me subí en el vagón primera. He vivido una adolescencia distinta a la del resto, no diría más bonita, sino diferente. Pero no me arrepiento de nada, porque he hecho siempre lo que más me gustaba hacer.

— ¿Estás en tu mejor momento o lo mejor aún está por llegar?
— Creo que estoy en mi mejor momento, sí, pero también pienso que lo mejor está por venir. Siento que esta va a ser la década de Tamara, una de las más importantes de mi vida, en todos los sentidos. Estoy viviendo muchos momentos bonitos, de resurgir y de renacer, con mucha paz interior y realización personal. Pero también sé que la vida es aprendizaje constante, porque uno nace aprendiendo y muere aprendiendo. No te mueres sabiéndolo todo. Por eso digo que estoy en una etapa muy dulce, en la que disfruto y sigo creciendo.
— ¿Se reflejará esa buena etapa en tus próximos proyectos?
— Exacto. Con ese nuevo disco que te comento que saldrá en enero o febrero, y que ya está casi ultimado. Ahora estamos pensando en lo que viene después. Estamos trabajando ya en el siguiente proyecto y en la gira que vendrá. Hay mucha ilusión y ganas de trabajar. La música es muy exigente, es un trabajo de 24/7, de pico y pala, pero la recompensa es increíble. Cuando ves al público emocionarse y cuando sientes ese cariño, te das cuenta de que todo ha merecido la pena.