En la globalización muchas veces las hojas de los árboles impiden ver el bosque
Parece que en los últimos días las relaciones internacionales han dado, aparentemente, un sobresalto inesperado, según se deduce de los titulares periodísticos. Todo a consecuencia de un acuerdo que aunque previsible parece que ha puesto del revés al mundo geopolítico, éste se llama AUKUS (acrónimo de Australia -A-, Reino Unido -UK- y Estados Unidos -US- en inglés), y vamos a hablar en él.
El acuerdo digo que era previsible, entre esos tres países, porque los tres forman parte del mundo anglosajón con sus especiales idiosincrasias; téngase en cuenta la especial vinculación entre USA y UK, una relación que a pesar de haber sido colonia y metrópoli (con la consiguiente guerra de independencia) se ha mantenido y mejorado en el tiempo, siendo una relación que de forma familiar desde UK llaman a los USA, el primo americano; la relación de UK y Australia por su parte es aún mejor si cabe a pesar de haber sido colonia y metrópoli, pues aquí no ha hubo guerra de independencia, y en la actualidad Australia es una monarquía parlamentaria con la reina Isabel II como jefe del Estado. Y frente a ellos (y el resto del mundo) se ha erigido un nuevo gigante geopolítico, una superpotencia como se diría antaño, que con su líder o nuevo emperador Xi Jinping, está desafiando todos los equilibrios globales existentes previos, principalmente en el área del Indo Pacífico, donde los miembros del acuerdo (principalmente US y Australia) tienen evidentes intereses.
Por eso partiendo de la vieja teoría de la contención de George F. Kennan, y para conformar un contrapeso en esa región Indo Pacífica a ese monstruo totalitario que es la República popular China, los tres países “aliados naturales” según Boris Johnson, primer ministro británico, han firmado este acuerdo de seguridad y defensa, que “trabajará para proteger a nuestra gente y apoyar un orden internacional pacífico y basado en reglas”, y que prosiguen la amplia cooperación en inteligencia que ya compartían en la Five Eyes alliance, alianza de inteligencia cinco ojos, conformada, además de por AUKUS, por Nueva Zelanda y Canadá, y en este nuevo acuerdo se incluye e desarrollo de sistemas de armas. Así el primer proyecto de esta iniciativa y siguiendo su “tradición común como democracias marítimas” se inicia un esfuerzo a tres partes para en año y medio dotar a la Royal Australian Navy de submarinos de propulsión nuclear.
Pero claro en este mundo global todo está conectado, y ese acuerdo de un país isleño atlántico europeo (UK), con otro que es una isla-continente en Oceanía (Australia) y otro que es medio continente americano (US) y respecto a la cuenca Indo Pacífico, ha tenido tal repercusión en la parte continental europea, que sea ha llegado a hablar de crisis en la OTAN, echándole la culpa a los norteamericanos. Pero no se dejen engañar, en la política internacional también hay trampantojos (como gusta decir a Pilar Vicente compañera de columnas del Valencia Plaza) o incluso algunos se hacen los ofendiditos como es el caso de Emmanuel Macron.
Y por qué el presidente francés afirma que los norteamericanos ignoran a sus aliados y se pone como un pequeño Napoleón a la cabeza de Europa, pues no es por el honor o dignidad del viejo continente, pues se evidencia en la llamada a consultas a sus embajadores, sólo de USA y Australia (no de UK), pues solamente, he insisto solamente, por algo tan mundano y crematístico como un contrato que se rescinde, no por la democracia y las libertades frente a la amenaza china. Macron se enfada porque Australia rescinde un suculento acuerdo multimillonario de 2016 de construcción de 12 submarinos clase Barracuda a la empresa francesa DCNS (ahora conocida como Naval Group).
Y además de la lógica que tiene preferir submarinos de propulsión nuclear a propulsión convencional, es que el proyecto francés ya estaba avisado por los australianos de sus varias deficiencias, había acumulado atrasos en su ejecución, porque los submarinos Barracuda iban a sustituir a los australianos clase Collin que se tienen que jubilar en 2026, pero el primer Barracuda se entregará en 2035 y la totalidad terminará en 2050. Pero además también se habían acumulado sobre costes, si el contrato se adjudicó por 50.000 millones de dólares australianos (31.000 millones de euros), el último análisis de costes ya alcanzaban los 90.000 millones de dólares australianos (56.000 millones de euros), por lo que la nueva decisión del primer ministro australiano, Scott Morrison, no es de extrañar.
Por todo ello, aunque Macron haya insistido en que AUKUS suponga una afrenta para Europa, más bien para su grandeur, no lo es, aunque se empeñe la presidente de la Comisión Úrsula von der Leyer, que curiosamente ha vuelto a hablar de esa quimera del ejército europeo (ya saben que no hay mejor manera de solucionar (mal) los problemas de la UE, que hablar de más Europa) pues ya sabemos, tristemente, de la irrelevancia e impotencia Geopolítica de la UE. Por otra parte, me viene a la cabeza la idea de que si el acuerdo lo hubiera firmado el presidente Donald J. Trump hubiera aparecido una marea anti USA y anti Trump en el viejo continente, pero parece que al anciano Joe Biden se le perdona todo, todo, todo. Este es un nuevo ejemplo del dicho que Europa es un gigante económico que actúa como un enano político y se desenvuelve en el mundo como un gusano militar, y porqué, porque siempre ha vivido a la sombra y bajo el paraguas protector del Tío Sam, que paga (en gran parte) nuestras facturas en Defensa.
Podemos estar (o ya estamos) en el inicio de una nueva guerra fría, de un mundo bipolar USA versus Republica Popular de China; en donde los Estados Unidos podría querer utilizar a Australia respecto a la China comunista, lo que fue en su día Gran Bretaña respecto la Europa continental dominada por el Tercer Reich, una plataforma, un portaaviones de contención y contrataque para evitar que el totalitarismo, y porque no decirlo un peligrosísimo competidor económico global domine todo el mundo. Dense cuenta que ya este verano pasado China alteró los mercados internacionales al penalizar a sus empresas digitales por perseguir a las “Tecnologías de distracción”, y ahora vuelve a alterarlos con el episodio de la inmobiliaria Evergrande.
Ya saben, se lo he repetido en alguna ocasión, habrá que decidir qué bando queremos que gane (y en el cual participar) si el de las democracias occidentales o el de las dictaduras… Nihil novum sub sole (nada nuevo bajo el sol).
La preocupación del mercado por el gigante de la promoción inmobiliaria china, que está altamente endeudado, ha ido en aumento con el paso de las semanas