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LA APROBACIÓN DE LAS CUENTAS DESDE 2015 SIEMPRE SE HA PRODUCIDO ENTRE DICIEMBRE Y FEBRERO

El Acord de Fadrell busca recuperar los tiempos que marcaron los primeros presupuestos de izquierdas

3/01/2021 - 

CASTELLÓ. El Acord de Fadrell busca recuperar los tiempos que marcaron los primeros presupuestos de izquierdas en el Ayuntamiento de la capital de la Plana, cuando en 2015 la alianza entre el PSPV y Compromís, con Castelló en Moviment como socio, logró desbancar al PP. La hoja de ruta para aprobar las cuentas de 2021 persigue restablecer una dinámica que se interrumpió este año por el desacord, primero, y la irrupción de la pandemia, después.

Hasta ahora, lo habitual era que el ejecutivo validara el proyecto económico en un pleno entre diciembre y febrero. Los precedentes desde que gobierna el bloque progresista así lo indican. En el primer curso completo del entonces Pacte del Grau, el borrador para la anualidad 2016 (159 millones de euros) se aprobó el 17 de diciembre de 2015. Como viene sucediendo desde aquella fecha, la oposición votó en contra (PP y Ciudadanos). Un año después, los presupuestos de 2017 (170,8 millones de euros) superaron el filtro de la corporación en una sesión celebrada el 23 de diciembre de 2016.

A partir de ese ejercicio, las cuentas se avalaron con el año ya iniciado. Así, las del 2018 (176 millones de euros) obtuvieron el beneplácito del pleno el 6 de febrero, mientras que los ingresos y gastos previstos para 2019 (181,8 millones de euros) recibieron la aquiescencia del hemiciclo el 28 de enero.

187 millones de partida

Los presupuestos de 2020 (inicialmente 187 millones euros) habrían mantenido esa tendencia si no hubiese sido por la crisis a raíz de la polémica de fiestas en la última convocatoria plenaria de 2019, que se celebró el 19 de diciembre. La decisión de Compromís de alinearse con la oposición para respaldar su moción, instando a restituir la disuelta Junta de Festes, tuvo fatales consecuencias en las negociaciones a tres bandas de las cuentas municipales. Durante un mes la única prioridad del ejecutivo se centró en restablecer las relaciones internas. La armonía no volvió a imperar hasta mediados de enero, cerrándose el acuerdo presupuestario a finales de ese mes. 

En este instante se dio luz verde la tramitación administrativa para tener todos los informes favorables en febrero y, con ello, elevar el borrador al pleno más inmediato. Sin embargo, la previsión del Fadrell saltó por los aires cuando se declaró el primer estado de alarma a principios de marzo. La nueva situación obligó a reestructurar las distintas partidas, lo que significó comenzar prácticamente de cero. Los tres partidos del gobierno tardaron varios meses en cuadrar las cifras, hasta que en mayo se alcanzó una resolución satisfactoria por todas las partes.

Al menos, eso pareció, ya que Podem-EUPV anunció que, a cambio de garantizar su 'sí', primero quería avanzar con la reorganización de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) en el consistorio para dotar a una de sus concejalías, Transición Ecológica, de unidad administrativa. Al final, entre unas desavenencias y otras hubo que esperar hasta el pleno del 30 de julio para que la corporación autorizara las cuentas de 2020, que entraron en vigor en agosto. En ese intervalo de ocho meses el tripartito se vio obligado a prorrogar las cuentas de 2019 para hacer frente a los gastos corrientes.

Del mismo modo, resultó necesario acometer diferentes operaciones contables por valor de 60 millones de euros con el fin de atender las necesidades más urgentes derivadas de la crisis sanitaria por la covid-19. De esa cantidad, 50 millones correspondieron a dos pólizas de crédito (30 y 20 millones de euros) y el resto, alrededor de 8,8 millones de euros, a modificaciones de crédito.

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