CASTELLÓ. El arbitraje de Podem-EUPV para gestionar la crisis ha fortalecido el papel de la confluencia en el seno del Acord de Fadrell. El rol de mediador, apostando desde el primer momento por una propuesta integradora, ha resultado esencial para resolver el 'desacord' en el Ayuntamiento de Castelló. La voluntad por rebajar la tensión entre el PSPV-PSOE y Compromís, evitando vencedores y vencidos, ha contribuido de manera decisiva a que las relaciones se hayan recuperado y, con ello, la confianza.
La oferta de mejorar la coordinación interna, asumiendo la comisión de seguimiento y el espacio de consenso, supuso un punto de arranque en las negociaciones con vistas a limar asperezas y acercar posturas. Y ese empeño fue calando poco a poco en los miembros de las distintas delegaciones que asistieron a las reuniones para zanjar la desunión.
Incluso, y con el paso de los días, las Ejecutivas socialistas y nacionalistas han reconocido internamente que el talante conciliador de la confluencia favoreció siempre a crear un ambiente idóneo para avalar la continuidad de la alianza progresista.
Podem-EUPV, ante la ruptura entre el PSPV y Compromís a raíz del detonante de la moción de fiestas, apeló a la responsabilidad y altura de miras para abordar el auténtico problema del 'desacord': la mala organización interna. Su portavoz, Fernando Navarro, subrayó en cada comparecencia que había que "mejorar la coordinación".
Por esa razón, la convergencia planteó instaurar nuevas herramientas de comunicación para "facilitar la toma de decisiones tripartita y garantizar un óptima ejecución del programa de gobierno", como explicó Navarro. Nunca varió su postura. Ni siquiera en los momentos más complicados de las conversaciones.
El temple que aportó Podem-EUPV en las comisiones de seguimiento del Fadrell corroboró su cometido de engranaje, el que en realidad viene ejerciendo en el equipo de gobierno desde el comienzo de la legislatura y con el que se siente cómodo.