ANÁLISIS CP

Un fin de año convulso agita el tablero político con los comicios municipales a la vista

31/12/2018 - 

CASTELLÓN. A cinco meses de las próximas elecciones municipales, crece la incertidumbre... en unos partidos más que en otros. El PSPV, que se ha ahorrado el desgaste de las primarias al repetir Amparo Marco como candidata, aguarda en 2019 el crecimiento electoral prometido por las encuestas. El PP, por su parte, se enfrenta a unos comicios clave para testar la gestión de Begoña Carrasco al frente del partido local y del grupo municipal. Mientras, Compromís deberá cerrar la herida abierta por el cese de la vicealcaldesa, Castelló en Moviment (CSeM) tendrá que encontrar el encaje con Podem y Esquerra Unida (EU), y Ciudadanos buscará quien tome las riendas de un proyecto local carente de referentes. Todo ello con la amenaza de irrupción de Vox en el horizonte para trastocar aún más el tablero político.

Los partidos arrancan 2019 con la mirada puesta en las elecciones tras un fin de año convulso en el ámbito municipal. El Pacte del Grau ha quedado tocado -aunque no hundido- por el cese de la vicealcaldesa, Ali Brancal, que ha tensionado al máximo las relaciones entre el PSPV, por un lado, y Compromís y CSeM, por el otro. Las encuestas apuntan a una reedición del acuerdo de izquierdas a partir de mayo, pero hasta entonces cada formación marcará distancias para maximizar el espacio electoral.

La alcaldesa y candidata socialista, Amparo Marco, en una imagen de archivo.

En este escenario, el PSPV parte con ventaja: con las estadísticas a su favor, aspira a ser la lista más votada en la capital de la Plana y superar los siete concejales que tiene en la actualidad, lo que le otorgaría una posición dominante en la negociación postelectoral. El clima en el seno del partido también es propicio, pues las luchas cainitas en las primarias anteriores a las elecciones de 2015 dieron paso a una etapa de calma interna que impera todavía hoy.

Para la próxima cita con las urnas, los socialistas han ratificado a la alcaldesa como candidata, evitando así un proceso de elección que siempre genera desgaste. Marco deberá diseñar la lista y consensuarla con la ejecutiva local y, aunque no han trascendido nombres, es de esperar que premie a figuras consolidadas del equipo de gobierno sin descartar algún nuevo fichaje.

Su socio, Compromís, tiene un panorama complejo por delante. El candidato a la Alcaldía, salvo sorpresa, será el actual portavoz, Ignasi Garcia, aunque el proceso de primarias, cuyas reglas del juego están aún por definir, determinará la lista. El reto es mayúsculo para la coalición que ha vivido en los últimos dos meses el peor trance de la legislatura con el cese de Brancal, que se formalizará en breve. Está por ver si la gestión errática de esta crisis pasará factura, pero no será el único obstáculo a superar.

El portavoz municipal de Compromís, Ignasi Garcia, en una rueda de prensa (Foto: ANTONIO PRADAS).

Desde la marcha de Enric Nomdedéu a València, la agrupación ha quedado huérfana de su cara más visible a nivel local. El equipo municipal ha centrado todos sus esfuerzos en la gestión de gobierno, de la que tiene motivos para sacar pecho, pero ha descuidado la faceta interna y el liderazgo se ha diluido. Además, el adiós anunciado por Enric Porcar, que no repetirá en 2019, también deja a la coalición en situación de vulnerabilidad, pues, como concejal de Educación y Deporte, cuenta con una visibilidad pública y un tirón electoral que a Compromís le conviene capitalizar.

En este escenario el nombre de Vicent Marzà suena como tabla de salvación, pero las aspiraciones del conseller de Educación, uno de los pesos pesados de la coalición no solo en Castellón sino a nivel autonómico, no pasan por la capital de la Plana. Una vez cerrado el capítulo de la vicealcaldesa, Compromís deberá redoblar esfuerzos para proyectar a su alcaldable y, aunque la tarea es ardua, cinco meses pueden bastar para reforzar el liderazgo de Garcia e intentar superar la tendencia de las encuestas que vaticinan resultados similares a los de 2015, con cuatro concejales.

El portavoz de CSeM, Xavi del Señor, en una imagen de archivo. (Foto: JAVIER MARTÍ)

El tercer pilar del Pacte del Grau, CSeM, se halla inmerso en la negociación con Podem y EU para configurar una lista única. Aún está por determinarse la elección de los candidatos, pero todo apunta a que el portavoz de la formación asamblearia, Xavi del Señor, repetirá y tendrá que compartir protagonismo con Fernando Navarro, el alcaldable de la formación morada. La presencia de Podem y EU introducirá cambios en el grupo municipal, no tanto de fondo como de forma, pues deberán conciliarse dos naturalezas políticas distintas: la de partido y la de agrupación de electores. En cualquier caso, las formaciones llamadas a confluir esperan ver potenciado su alcance electoral que, de momento y en virtud de las encuestas, les daría cuatro concejales, los mismos que tiene en la actualidad CSeM.

La portavoz popular, Begoña Carrasco, en una imagen de archivo.

Para el PP, el panorama no es precisamente halagüeño. La estadística lo sitúa en caída libre y en la recta final de legislatura sus esfuerzos por dinamitar el Pacte del Grau han resultado infructuosos: pese a la erosión que ha ocasionado la situación de Brancal, el acuerdo de gobierno continúa vigente. Las elecciones de mayo serán la prueba de fuego para la candidata popular, Begoña Carrasco, quien lleva las riendas de un PP en horas bajas. La marcha de Javier Moliner deja al partido descolocado y la pujanza de Ciudadanos merma las expectativas electorales del grupo popular, que a tenor de las encuestas podría sufrir un recorte severo en su representación municipal.

La portavoz de Ciudadanos, Cristina Gabarda, junto al resto de ediles de la formación en el pasado pleno municipal.

Por su parte, la formación naranja, que aspira a convertirse en segunda fuerza municipal, está en busca de nuevas caras con el gancho suficiente para relanzar el proyecto local del partido. Suenan nombres como el del empresario Fernando Sos para tomar las riendas de un grupo que, con Cristina Gabarda a la cabeza, no ha sabido consolidarse en esta legislatura. Las idas y venidas en las portavocías, la crisis de liderazgo y la marcha de dos de sus concejales a lo largo del mandato han puesto en evidencia las grietas de una formación que crecerá más por la influencia de las siglas a nivel estatal que por su peso específico a nivel local.

Y mientras se organizan internamente, de reojo, todos los partidos miran a Vox. Lo ocurrido en Andalucía ha hecho saltar las alarmas ante la irrupción de la extrema derecha. Nadie se atreve a dar un pronóstico, nadie descarta nada, y muchos temen el efecto contagio en las municipales de un partido que, según proclama, cuenta con unos 200 afiliados en la provincia.

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