CASTELLÓ. Las entidades públicas, independientemente de su ámbito territorial, encaran el último presupuesto de la legislatura con la obsesión de visibilizar la acción de gobierno. Se trata de desplegar todos los recursos disponibles con el propósito de consolidar el mensaje difundido desde el inicio del mandato, de manera que se intensifique la proyección institucional ante la inminencia de los comicios de 2023.
En el caso de la Diputación de Castellón, el presidente, el socialista José Martí, afronta un doble reto: aprobar las cuentas más elevadas de la historia y hacerlo con el voto favorable de la oposición, compuesta por el Partido Popular y Ciudadanos. El desafío resulta mayúsculo por las circunstancias.
La coyuntura de crisis derivada de la inflación y de la guerra de Ucrania dificulta enormemente el objetivo de superar el listón de los casi 178 millones de euros del presupuesto de 2022, el más importante desde que existe la administración supramunicipal. Los medios económicos son limitados y, aunque se trabaja con la finalidad de presentar un proyecto ambicioso, resulta harto complicado rebasar la cifra de este ejercicio.
Tampoco supone nada fácil el encaje de bolillos a nivel político. Más allá de la cuestión meramente estructural, incorporando las propuestas del PP y Cs, el problema está en las estrategias de ambos grupos. En modo precampaña desde hace tiempo, como así se viene constatando en los postreros plenos, parece más que evidente que el debate para abordar las cuentas de la Diputación facilitará la coartada perfecta con vistas perseverar en la maniobra de degastar al bipartido (PSPV y Compromís), siempre en busca del rédito electoral.
En este sentido, el principal partido de la oposición ha mostrado en esta legislatura sus reticencias a dar un "sí" al presupuesto de la coalición progresista. Basta con repasar la hemeroteca. En 2019, se abstuvo, al igual que el pasado año, mientras que en 2020 rechazó el borrador diseñado por el equipo de gobierno. En cuanto a Ciudadanos, ha exhibido distintas caras, consecuencia también de sus vaivenes internos. Nunca ha llegado a oponerse al proyecto económico presentado por el gobierno provincial. Incluso hace dos cursos la formación naranja votó a favor, confirmando su giro hacia posicionamientos más moderados.
En el arranque del mandato, Martí sacó adelante unas cuentas por valor de 148,9 millones de euros. Esa cuantía se elevó hasta los 168,3 millones de euros el siguiente año. La tendencia alcista se repitió en 2021 al impulsar un presupuesto de 177,8 millones. Para el último ejercicio, todo hace indicar que la suma estará entre los 170 y los 180 millones de euros.
La idea del presidente de la Diputación pasa por validar el proyecto financiero en el pleno de noviembre. Esto significa que en este mes de octubre Martí acometerá la ronda de contactos con la oposición. Lo hará con la aspiración de llegar a un consenso, algo que hasta ahora se le ha resistido pese a su empeño por buscar la complicidad de la derecha.