CASTELLÓ. El Acord de Fadrell se pone deberes para julio, un mes decisivo con vistas a afrontar sus grandes retos en la segunda mitad del año. El Plan General (PG) de Castelló, el presupuesto de 2020 y la 'nueva normalidad' se adivinan como líneas estratégicas que deben marcar e impulsar la gestión municipal para, por un lado, retomar la hoja de ruta de la legislatura y, por otro, avanzar hacia la reconstrucción económica de la ciudad por la crisis derivada de la covid-19.
El primero de esos de tres ejes representa un punto de inflexión en la perenne tramitación administrativa, hasta ahora atrapada en el limo de la tediosa burocracia. Todo apunta a que la comisión territorial de evaluación ambiental, dependiente de la Conselleria de Transición Ecológica, aprobará en su próxima reunión la declaración medioambiental de la parte estructural, uno de los dos documentos que componen el PG (la pieza pormenorizada es el otro).
Esa autorización avivará los plazos, ya que a partir de ese instante el Ayuntamiento realizará los ajustes preciosos en ambos fragmentos urbanísticos con el objetivo de lanzar una segunda exposición pública de 20 días hábiles. Eso posibilitará, a la vuelta de las vacaciones de agosto, estar en disposición de avalar definitivamente el plan estructural a la espera del beneplácito de Obras Públicas.
Por lo que respecta a las cuentas municipales, el propósito estriba en someterlas al filtro de la corporación en el pleno ordinario del 30 de julio. El borrador se encuentra actualmente en el negociado de Fiscalización y el equipo de gobierno calcula que, con el informe favorable de Intervención, será posible completar el procedimiento reglado antes del siguiente mes.
Siempre que se cumpla esa programación, el presupuesto entrará en vigor a finales del tercer trimestre o principios del cuarto. Desde ese momento, las distintas concejalías irán recobrando progresivamente su capacidad de ejecución.
Esa restitución gradual de la acción de gobierno sobrevendrá dentro del contexto de la 'nueva normalidad', que el Fadrell aspira a que se convierta en una realidad en las sucesivas semanas. Con el fin del estado de alarma, solo falta recuperar la actividad parlamentaria presencial para, de alguna manera, restaurar el funcionamiento interno previo a la irrupción de la pandemia.
Los técnicos municipales llevan semanas trabajando al objeto de habilitar la mejor solución posible para que los plenos y las comisiones vuelvan a tener un carácter asistencial. Para ello, resultará primordial cumplir los protocolos sanitarios, garantizando la distancia de seguridad de 1,5 metros.
En efecto, julio se atisba como un mes fundamental para el tripartito. Los importantes frentes abiertos auguran días de gran actividad, con toma de decisiones de calado que condicionarán el resto del ejercicio.