CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló tomará una decisión sobre la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) de las tascas la próxima semana. Fuentes consultadas aseguran que la empresa encargada de realizar unas mediciones de control entregará en unos días su informe con las conclusiones respecto a los datos obtenidos. Lo hará tras haber evaluado las calles Barracas e Isaac Peral, así como su área de influencia (Vera, Santa Clara y Mayor), durante tres fines de semana con cuatro estaciones.
Aunque los resultados de ese documento no serán vinculantes, sí que ofrecerán un escenario real acerca de las tascas. Dicho de otra manera, facilitarán información suficiente para que el equipo de gobierno (PP y Vox) valore la posibilidad de volver a realizar una monitorización de 12 meses con vistas a decretar el cese de la ZAS.
En el caso de que los registros muestren valores diurnos y nocturnos dentro del rango, se licitará de nuevo el estudio. Por el contrario, si ese análisis constata que los decibelios están por encima de lo permitido, se descartará cualquier acción encaminada a modificar el actual marco jurídico, lo que significará dejar las cosas como están. Al menos, durante un tiempo.
A la espera de conocer las conclusiones de las mediciones, el equipo de gobierno (PP y Vox) entierra definitivamente el expediente impelido por el anterior ejecutivo, el Acord de Fadrell, para sacar las tascas de la ZAS. Las dudas legales sobre los sondeos acústicos (se realizaron en pandemia) desaconsejan continuar adelante. Además, existen informes desfavorables de la Conselleria, que disuaden sobre la idea de culminar esa tramitación administrativa.
Según la legislación autonómica sobre el ruido, se consideran Zonas Acústicamente Saturadas aquellas en las que se producen unos elevados niveles sonoros debido a la existencia de actividades recreativas, espectáculos o establecimientos públicos. La declaración se acuerda cuando se sobrepasan dos veces por semana durante tres semanas consecutivas o, tres alternas en un plazo de 35 días naturales, y en más de 20 dB(A), los índices de evaluación por ruidos en el ambiente exterior (55 de día y 45 de noche).
El Ayuntamiento se vio abocado a calificar las tascas como ZAS en octubre de 2010. La medida se adoptó tras comprobar registros de hasta 85 dB(A), especialmente en el horario nocturno. En la franja diurna, igualmente se detectaron valores elevados.
A pesar de aumentar las restricciones, un contencioso legal de la plataforma Sense Soroll puso en peligro el consumo de alcohol en vía pública. Tanto es así que el consistorio tuvo que modificar en 2019 la ordenanza de Convivencia Ciudadana. Desde ese instante, se buscó la manera de proteger los negocios a fin de evitar su desaparición, una fórmula que a día de hoy todavía no se ha concretado por la complejidad jurídica.