CASTELLÓ. Acústica y Telecomunicaciones (Acusttel) medirá el ruido de las tascas de Castelló por tercera vez desde 2013. La empresa valenciana se impone a la valldeuxense Labacustic en la licitación para evaluar los decibelios tanto de las calles Barracas e Isaac Peral como de las plazas Santa Clara y Mayor por un periodo de 12 meses. El acuerdo de la unidad técnica del Ayuntamiento considera que "su oferta es la más favorable para los intereses municipales", por lo que la Junta de Gobierno Local prevé aprobar la propuesta de adjudicación en las próximas semanas.
Acusttel se hace con el servicio de monitorización tras haber presentado una baja del 15% respecto al presupuesto estimado del contrato. Además, en su oferta contempla incrementar en una unidad el número de estaciones para tomar datos, lo que significa que van a ser seis los equipos instalados en puntos estratégicos.
La empresa valenciana cuenta con amplia experiencia en mediciones exteriores de contaminación acústica. Tanto en 2013 como en 2020 se encargó de realizar un trabajo similar para el consistorio castellonense. En el primer caso, a fin de dar cumplimiento a la normativa vigente. En el segundo, para valorar la posibilidad de cesar la Zona Acústicamente Saturada (ZAS).
Y es que el anterior ejecutivo, el Acord de Fadrell (PSPV, Compromís y Podem-EU), se propuso cambiar el marco legal de las tascas. Para hacerlo, tuvo que medir las calles y su área de influencia durante un periodo de un año, como marca la legislación vigente. La misma reglamentación establece que ese intervalo puede realizarse de manera ininterrumpida, que es lo que sucedió a consecuencia de la irrupción de la pandemia.
Hasta 2022, Acusttel no pudo finalizar los controles y entregar su dictamen de conclusiones. Un documento que avaló la decisión del gobierno municipal de incoar el expediente de supresión de la ZAS. Sin embargo, la voluntad política nunca llegó a materializarse en hechos consumados. La interposición de alegaciones, los informes desfavorables de la Conselleria de Medio Ambiente y la intromisión de la Fiscalía, a raíz de una denuncia de un particular, impidieron seguir adelante.
Ahora, el nuevo ejecutivo (PP y Vox) está decidido a iniciar un procedimiento idéntico, para lo que necesita volver a monitorizar las tascas. La estrategia no solo busca modificar la catalogación de la zona, sino que, a partir de esa variación, propiciar la declaración de espacio de tradición gastronómica.
Con una figura legal menos restrictiva y una protección de las tascas, se podría incluso ampliar el actual horario de consumo de alcohol en la vía pública. Los hosteleros siempre han considerado vital para la supervivencia de sus negocios volver al límite de las 23.30 horas, un aspiración complemente inviable con la actual ZAS.