CASTELLÓ. El nuevo mapa de ruido elaborado por el Acord de Fadrell concluye que el principal foco de contaminación acústica en Castelló corresponde al tráfico viario por ser el que afecta a un mayor número de habitantes. El informe, sin actualizar desde 2011, señala como puntos más conflictivos las vías de entrada y salida. En concreto, pone el acento en el anillo de circunvalación, las calles María Rosa Molas y San Roque y las avenidas de Vila-real y del Riu Sec.
Se trata de las zonas más comprometidas por la aglomeración de vehículos, con niveles sonoros desfavorables, especialmente en el período nocturno. El análisis muestra índices de entre 60 y 65 dB(A). La elevada exposición se debe, en parte, a que estos viales facilitan el acceso a enclaves estratégicos de la ciudad como Gobernador, rondas Mijares y Magdalena o la avenida Barcelona.
El estudio profundiza sobre variables ambientales como el tránsito viario, el tráfico ferroviario y actividad industrial. De las tres, la primera influye de manera decisiva en la saturación acústica. No obstante, el mapa diferencia entre los que son calles (velocidad máxima de 40 o 60 km/h) y las carreteras. Estas últimas apenas contribuyen a generar molestias en la población, ya que se ubican en los extremos de la aglomeración y afectan a zonas muy concretas.
Respecto al tráfico ferroviario, la línea de ADIF se encuentra soterrada en su mayor parte, de manera que afecta únicamente a las viviendas del Grupo de Lourdes y del Grupo de Sant Andreu. El horario nocturno resulta el más perjudicial, en tanto en cuanto hay más residentes expuestos a valores por encima de los considerados de referencia.
La aglutinación resultante del mapa de ruido abarca un territorio de superficie de 12,74 kilómetros cuadrados, en el que se incluyen el centro de Castelló, la Universitat Jaume I, parte de los polígonos industriales de Ciudad del Transporte, Los Cipreses y Fadrell y otras zonas menores. Del mismo modo, aparece el distrito marítimo y los barrios periféricos.
En este sentido, un 84,5% de la población reside en Castelló, un 9% en el Grau y el 6,5% restante en zonas diseminadas. En consecuencia, las futuras medidas correctoras para reducir la contaminación acústica deber priorizar aquellas áreas más expuestas.
Para que el documento tenga un carácter vinculante, está previsto que este jueves pase por la Junta de Gobierno Local para su aprobación. Tras publicarse el acuerdo en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), se contempla una exposición pública de un mes. En última instancia, será el pleno el que ratifique el mapa de ruido a fin de su entrada en vigor.