CASTELLÓ. Francisco Vigil lleva a gala haber incorporado a su nombre el apellido de su empresa, Maincer, compañía de referencia nacional e internacional en el sector de la maquinaria cerámica, afincada en Onda -en pleno corazón del triángulo azulejero- y fuertemente especializada en la innovación y automatización industrial.
Paco Maincer –como en ocasiones se le reconoce- junto a su equipo, es desde hace más de tres décadas uno de los indispensables del sector de las baldosas cerámicas y los colorificios, por aportar soluciones en cuanto a la creación, desarrollo, fabricación y puesta en marcha de maquinaria para la industria.
Sus inicios como técnico cerámico dieron un vuelco cuando en el último tramo del siglo pasado decidió emprender y crear Maincer en 1987 que, diez años después de aquel primer taller de apenas 700 metros en el polígono Ingeniero Echegaray en Onda y tras pasar por el polígono Ràtils, con aquellos 2.800 metros cuadrados –de los que 1.500 estaban dedicados a taller y oficinas- estrenó milenio con una nueva expansión que le llegó a su emplazamiento actual, en la avenida Asturias y en pleno polígono El Colador de Onda.
Con sus más de 10.000 metros cuadrados de superficie, de los que 5.000 ocupa la nave industrial y 600 metros cuadrados están dedicados a oficinas, hoy da empleo a más de una treintena de trabajadores especializados en las diferentes áreas de la empresa. Pasado, presente y futuro que Francisco Vigil repasa ahora para Plaza Cerámica.
-Dígame cuál es la facturación media de Maincer y cuál ha sido la evolución…
Actualmente ronda los cinco millones y la evolución está siendo muy positiva, pero no siempre ha sido así, ya que la crisis anterior, la de 2008, nos afectó como a todo el sector. Desde aquel momento, a partir de 2011 y 2012 no hemos parado de crecer y hacerlo de manera regular y continuada. Digamos que estamos muy satisfechos y las sensaciones son muy buenas, pero también hay que decir que aún no hemos llegado a los balances anteriores a la pasada crisis, que fue muy dura para todos.
-Ustedes han hecho una importante apuesta por la internacionalización, ¿qué porcentaje ocupa con respecto al mercado nacional?
Nosotros estamos allí donde se nos requiere. Es verdad que el mercado exterior se ha incrementado en los últimos años. Actualmente estamos en un porcentaje medio del 60% en trabajos en el mercado nacional y el 40% en el extranjero. En el exterior trabajamos en Europa, principalmente, también en Argelia, y diferentes puntos de Iberoamérica.
-Y cuénteme, ¿cómo les va en el actual momento marcado por la covid-19?
Lo que más afecta a nuestro sector, y creo que a toda la industria en general, es la incertidumbre. Es la principal dificultad a la que nos enfrentamos. Para nosotros, las restricciones a los viajes es un problema ya que nuestros técnicos tienen que supervisar los equipos, resolver las cuestiones que se plantean a pie de planta. Y es verdad, solemos trabajar también en remoto por el afán que tenemos en aplicar los avances tecnológicos a nuestros productos, pero la presencialidad es importante en este sector. Un ejemplo de ello es que hay máquinas que no tardan en montarse por estas restricciones que se dan a nivel internacional. Pero tenemos claro que la prioridad para todos es la prevención y la seguridad de nuestros trabajadores. Así debe ser y así es como queremos que sea.
-Me habla de esa apuesta por la tecnología... ¿qué aporta Maicer a la industria 4.0?
Más que un propósito de futuro, es ya una realidad. Nosotros vivimos ese presente y procuramos trabajar y ofrecer productos que permitan el desarrollo de estas nuevas facetas vinculadas a la automatización, combinar de manera inteligente las últimas tecnologías en la manufactura de cualquier producto mecanizado. También en este punto solemos tender puentes de colaboración con otras empresas e institutos tecnológicos que nos permitan investigar nuevas soluciones. Esta inquietud nos ha permitido ser punteros en aquello que venimos ofreciendo a la industria cerámica.
-Una de las grandes preocupaciones del sector es la necesidad de reforzar la Formación Profesional. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Como dice, es algo que nos incumbe a todos, a la industria, a la sociedad en general. Nosotros lo sabemos de primera mano y más cuando buena parte de nuestros trabajadores proceden de la FP y ha continuado esta formación en la propia empresa. La maquinaria cerámica, digamos, es un vivo ejemplo de la importancia que tiene la Formación Profesional para la industria y la economía, en general. Calculo que el 80% de nuestro personal procede de estos ciclos formativos. Y tiene sus ventajas porque hablamos de formación remunerada por parte de la empresa y la posibilidad real de que el alumno se labre un porvenir en un sector que ofrece estabilidad. Cualquier medida de apoyo a la FP no es que sea necesaria, sino que es vital para la economía.
-También han hecho inversiones en materia de ahorro energético…
Así es, las últimas con la puesta en marcha de placas solares. Nos permite un ahorro efectivo del 30% y, si contribuimos a la reducción de emisiones, pues mucho mejor. Aunque también he de decir que no somos una industria calorintensiva como sucede con otros sectores y nuestra demanda energética está concentrada solo en determinadas escalas horarias, lo que nos diferencia, por ejemplo con la producción de baldosas cerámicas, los esmaltes, colorificios, etcétera, que tienen un consumo enormemente elevado y de manera continua.
-¿Qué les suele pedir sus clientes?
Afortunadamente, trabajamos con numerosos perfiles, pero por resumir la respuesta a esta pregunta diré que buscan asesoramiento y un proyecto a la carta, acorde a sus necesidades. Nosotros aportamos, por decirlo de algún modo, soluciones con llave en mano, y un acompañamiento efectivo que permita satisfacer la demanda. Eso no es posible si no se cuenta con un personal altamente cualificado y Maincer dispone de esos servicios esenciales que nos permite lograr esa calidad y funcionalidad que se requiere para ser competitivos.