CASTELLÓ. El complicado escenario en el que está inmerso el clúster azulejero, con una caída progresiva de la demanda y las exportaciones y una competitividad feroz en el comercio internacional, no será sencillo de superar. No al menos de inmediato, y se espera que el sector español y castellonense tarde al menos dos años en poder recuperarse de este gran bache. Al menos esa es la previsión que hizo este viernes el secretario general de la patronal cerámica Ascer, Alberto Echavarría, quien apeló a "aguantar el chaparrón" en los próximos meses y años.
Lo hizo en la mesa de debate central de la última jornada del congreso de Técnicos Cerámicos, celebrada en Castellón. Bajo el título 'El clúster cerámico más allá de 2023', la mesa reunió a la consellera de Medio Ambiente e Infraestructuras, Salomé Pradas, los CEO de Sacmi y el grupo Altadia, David Gálvez y Vicente Bagán, y el director de la Càtedra de Transformació del Model Econòmic, Luis Martínez, además del secretario general de Ascer. Y se centró en explorar las vías que tiene ante sí el sector cerámico para hacer frente a la delicada situación actual.
Así, en el desarrollo de la mesa de diálogo, Echavarría recordó la "caída enorme de demanda propiciada por una situación de inestabilidad a nivel global", y que está suponiendo la merma de las ventas al exterior cercanas al 20% este año, y que se suman a las del 15% del año anterior. Situación que achacó también a que "los principales mercados están en un período de estancamiento y la construcción está especialmente parada en algunos países de manera dramática como en Alemania y Reino Unido.
Este panorama, subrayó, ha supuesto la pérdida de más de 2.000 puestos de trabajo, reduciéndose hasta los 15.000 en el sector. "Esto tiene un efecto multiplicador de uno a cuatro, de manera que la pérdida de puestos de trabajo indirecta es de cuatro veces más", subrayó sobre la repercusión que puede tener la mala marcha del azulejo en la provincia de Castellón. Pero la cosa no ha terminado aquí, porque como dijo, en clave pesimista, "esperamos continuar esa tendencia".
"Esperamos sufrimiento", fue contundente el secretario general de Ascer, según el cual el próximo año 2024 "apunta a ser complejo" y "muy complicado", y según dijo será en 2025 y 2026 cuando se puede esperar la recuperación de "parte de la demanda que ahora mismo está cayendo". Y en ese sentido, y preguntado sobre las diferencias entre esta crisis y las anteriores, resaltó factores "exógenos" al sector: en la crisis de 2008, la alternativa fue "exportar como locos", y además, entonces "la regulación no era tan exigente como ahora y los competidores no estaban a un nivel de producción y exportación tan grande como ahora".
En ese sentido, y como ejemplo de la competencia que vive ahora el sector, señaló a India como "el mayor problema de la cerámica española", al haber crecido en el mercado europeo y norteamericano un 60%. Por ello, señaló que ahora la salida de la exportación "no existe" como hace más de una década: "Ya exportamos donde podemos". Una encrucijada ante la cual dijo no tener "la llave" de la solución: "Tenemos que aguantar el chaparrón durante estos dos años", señaló dejando claro que los márgenes de las compañías se van a reducir, y que serán las que tienen menos márgenes las que más van a sufrir.
El secretario general de Ascer también hizo hincapié en una cuestión que, señaló, resta competitividad a la industria azulejera respecto a la de otros países: "La sobrerregulación y las consecuencias que está teniendo sobre al producción europea frente a países externos". Algo en lo que convino la consellera de Infraestructuras, Salomé Pradas, que en su intervención se definió como una "liberal convencida" y su voluntad de que los sectores productivos sean "autosuficientes" para que no necesiten ayudas de la administración.
En ese sentido, expuso la administración como 'facilitadora' de la actividad económica, prometiendo agilidad en la burocracia, y dejó claro que la industria, especialmente la cerámica, "no necesita una sobrerregulación" sino más bien "un acompañamiento" para líneas de trabajo como el de la transición energética. "En eso está este Consell", sentenció la consellera, quien puso como ejemplo el proyecto de hidrógeno verde que está impulsando la patronal esmaltera y de fritas Anffecc, apoyado por la Generalitat, para la investigación de hornos de hidrógeno verde. Esta vía, dijo, "puede cambiar el sector, que debe dejar de estar tan regulado porque ya ha cumplido mucho y es un ejemplo de adaptación" al cambio climático, señaló.
El desarrollo tecnológico fue, además, otro de los ejes del debate, al ser un factor que ha permitido crecer y mucho la productividad en el sector azulejero, al constatar mayores niveles de producción con el mismo nivel de puestos de trabajo o menos. En ese sentido, el CEO de Sacmi, David Gálvez, se mostró convencido de que "la productividad va a seguir subiendo y dará saltos muy elevados en los próximos años". Y ante esa situación, opinó que si el sector hace "lo mismo" que hasta ahora, "la productividad hará que caiga la mano de obra", por lo que "el reto es empezar a plantear, según permita el mercado, ir haciendo otras cosas".
Al hilo de ello, el CEO del grupo Altadia, Vicente Bagán, convino en que la tecnología "seguirá haciendo que la productividad aumente", pero instó a centrar el foco en la "estructura de costes" de las empresas cerámicas, donde "la mano de obra tiene menos importancia" y es el coste de las materias primas y de la energía lo que está suponiendo cada vez un mayor peso dentro de los gastos. Eso, dijo, "no va a ayudar independientemente de que mejoremos la tecnología". "Si nos obligan a emitir cada vez menos y no tenemos más remedio que usar otros combustibles que son más caros, tendremos un futuro complicado", aseguró.
Por otra parte, en el debate quedaron claras varias transformaciones que está sufriendo el sector. Y uno bien evidente, además del de la reducción del número de empresas que operan en el clúster castellonense, es el de la concentración empresarial. "Estamos viviendo un proceso de concentración empresarial de la mano de entrada de capital extranjero", señaló el director de la Cátedra de la UJI, Luis Martínez, lo que supone un "reto importante" para el clúster, que hasta ahora se había acostumbrado a la "abundancia de pymes" pero que ahora ve "un tamaño de las empresas que está creciendo con la entrada de grupos con mayor capacidad productiva".
Una de las consecuencias que puede tener esto, por ejemplo, tiene que ver con el concepto de clúster como tejido cooperativo. "Puede afectar a las dinámicas de intercambio de conocimiento", explicó Martínez en su intervención, para insistir en que "la entrada de capital extranjero y fondos de inversión supone una sofisticación en la gestión" y uno sistemas "más formalizados de intercambio de conocimiento". "Puede que la cooperación se vea afectada para con el resto del clúster, que parece que poco a poco está evolucionando a algo diferente", sostuvo.
El cambio del mercado laboral también ha cambiado, como convinieron los intervinientes. En ese sentido, Echavarría señaló que la pérdida de presencia joven en el sector "no es exclusiva de la industria cerámica, sino que afecta a la industria en general" porque el trabajo industrial "ahora es poco atractivo para las nuevas generaciones", que han "cambiado los ideales y sus expectativas", también porque los salarios "no son los de la época de la burbuja". Esta falta de relevo, aseveró, "va a ser un problema muy serio de cara al futuro".
A todo ello, Gálvez añadió que precisamente "el conocimiento y las personas" habían sido factores decisivos de la fortaleza del clúster castellonense: "Cuando los hijos no están interesados en trabajar en esa actividad, empezamos a tener un problema importante". Y en ese sentido, el CEO de Sacmi señaló que las empresas han de "hacer un esfuerzo" en la formación, dado que es "algo que se valora mucho más de lo que pensamos en los jóvenes". Y ante ese cambio de paradigma, por su parte, Bagán subrayó que son las empresas las que han de "ir a buscar a los jóvenes", y señaló que la colaboración con las universidades, en su caso, "funciona de maravilla".