CASTELLÓ. El megacontrato de transporte urbano de Castelló (Tucs) capta el interés de importantes empresas del sector, incluso extranjeras, sin haberse todavía licitado. El elevado importe y las características de la prestación (hasta 150 millones de euros y 15 años de duración) no pasan desapercibidos entre las compañías especializadas. Así lo constata el equipo de gobierno, que ultima uno de los expedientes más importantes y complejos de la legislatura.
La inusitada expectación no solo se concreta a través de la inquietud traslada por varias firmas a algunos concejales del ejecutivo local, sino también por las consultas realizadas por los técnicos municipales a funcionarios de otras entidades locales para perfilar el pliego. Ante la necesidad de evitar cualquier laguna jurídica que derive en un contencioso, como ha ocurrido con otros concursos públicos similares (ahí está el ejemplo del Bicicas, recurrido inicialmente), las conversaciones con ciudades amigas son permanentes en busca del mejor asesoramiento.
En efecto, al margen del Plan Estratégico de Transporte (documento indispensable), lo que más preocupa es cómo resolver la cuestión de la campa o aparcamiento para los autobuses. La normativa vigente obliga a que el Ayuntamiento disponga de una, pero hasta ahora no había surgido una verdadera necesidad al no haberse impelido el nuevo concurso público.
Las soluciones que manejan los técnicos, según ha podido saber este diario, son casi tantas como legalmente sean posibles. Desde que la nueva adjudicataria construya sobre terrenos municipales el aparcamiento (se amortiza la inversión vía canon), pasando por que la obra la asuma el consistorio con fondos propios, hasta que se alquile un espacio similar a una tercera empresa.
El grupo Autotransportes colectivos castellonenses (Accsa), que asume la concesión desde 1969, utiliza su propia campa para guardar los vehículos. Esto supone una ventaja respecto a otros posibles licitadores, aunque al final va a depender de la fórmula recogida en las bases para que la empresa garantice al Ayuntamiento la disponibilidad de la cochera.
A pesar de lo que pueda parecer, para habilitar un recinto que permita albergar una flota de entre 40 y 50 autocares no se necesita una amplia superficie. Sin embargo, sí que debe localizarse en el extrarradio para impedir una afección directa sobre el tráfico.
El nuevo megacontrato de transporte urbano supondrá un antes y un después para la ciudad al modernizarse por completo el servicio. Por un lado, se irán eliminando progresivamente los autobuses de combustible fósil por eléctricos. Por otro, se reajustarán algunas de las 19 líneas para mejorar la cobertura.
Además, se implantará la tecnología para monitorizar con 4G los vehículos, lo que llevará a activar una aplicación móvil. Los usuarios podrán conocer en tiempo real los horarios de llegada en las paradas. Con un control exhaustivo de las frecuencias, se acabarán las esperas y las molestias. Al menos, esa es la idea.