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inauguración en el museu de belles arts

No son garabatos, es arte: Wences Rambla celebra en una exposición 50 años de abstracción

18/07/2019 - 

CASTELLÓ. Debe resultar como poco agotador. Los creadores de arte abstracto luchan durante toda su vida contra la rápida categorización a la que se someten sus obras. Un constante juicio que pone en entredicho el valor de sus piezas e, incluso, su trabajo como autores. Cuántos padres han dicho ante un cuadro de Miró que "eso" podría haberlo pintado por mucho menos su hijo. Pocos contemplan en ese instante que detrás de cada obra hay una interpretación muy personal de la realidad o que para lograr ese resultado final se ha medido al milímetro el equilibrio de colores, la masa de la materia o la estructura de su lienzo. ¿Quiere decir esto que, como si fuera un cómputo matemático, el cuadro resultará ser una obra maestra? No, pero, sí dota de un poco más de coherencia a esos posibles "garabatos"

Wences Rambla (Castelló de la Plana, 1948) ha celebrado este miércoles, en el Museu de Belles Arts, los cincuenta años de su primera exposición dada a la abstracción. Y decimos celebrar porque gestar este lenguaje modernista en una ciudad poco propicia a la experimentación, fue un paso atrevido en su carrera. El artista reconoce que fueron tiempos mejores cuando hacía pintura figurativa de tipo crítico social. "Cuando exponía no me quedaba ni un solo cuadro, se vendían como nada. Pero con la abstracción es más difícil. Hay poca sensibilidad. En las escuelas se debería educar para incentivar la capacidad creativa de los individuos, porque todos lo somos. Solo hay que saber buscarla, potenciarla y ponerla en marcha", asegura.

Wences Rambla junto a Alfonso Ribes, Verònica Ruiz y Vicent Marzà

Así pues, para el pintor, la abstracción absorbe los elementos fundamentales de una realidad, que en su caso parte de todas las tierras que ha visto, de todos los cielos que ha contemplado y que resuelve plásticamente en los estrados y colores que lo pueden habitar. Así lo explica Rosalía Torrent, directora del MACVAC y comisaria de dicha muestra, quien es además compañera suya de trabajo en la UJI: "Hace tan solo dos días que Wences terminó su último cuadro, Ray (2019), una obra a la que de forma inteligente dota de dinamismo utilizando únicamente tonalidades de color rosa. Si hubiera probado otra gama, posiblemente este movimiento no estaría. Con esto lo que quiero decir es que me preocupa ver como una pintura de este calibre no tiene casi repercusión, cuando es francamente espléndida". 

Junto a dicha creación, la sala de exposiciones temporales del museo ha acogido 36 piezas del castellonense. Un breve repaso por su obra que ha contado en su inauguración con el respaldo de numerosos vecinos de la ciudad pero también de notorios representantes culturales de la Comunitat como Vicent Marzà, conseller de Cultura; Abel Guarinos, director general del Institut Valencià de Cultura; Alfonso Ribes, director territorial de Castellón; Verònica Ruiz, regidora de Cultura en Castelló; Eva Alcón, rectora de la UJI o Carmen Lázaro, vicerectora de Cultura de la UJI. Un caluroso amparo que se entiende teniendo en cuanta que Wences Rambla fue vicerrector de Cultura de la universidad hasta 2018, ha sido director adjunto durante cuatro años del MACVAC, así como asesor científico del Consorci de Museus de la Generalitat durante 14 años, y pertenece a las Asociaciones Valencianas (AVCA) e Internacional (AICA) de la crítica de arte. 

Ante todos estos ojos, el abstracto arte del pintor ha sido repartido en la sala por colores y por tipos de líneas. Consta así de varias series como si fueran proyectos que ha ido alzando a lo largo de estos cincuenta años, aunque sin tener un orden cronológico. "Son abstracciones de vivencias, porque de la nada no se hace nada. Por ejemplo, los tonos azules y violetas de mis cuadros corresponden a esos paseos en noviembre y diciembre por la desembocadura del Millars, momento en el que el cielo está copado de todos estos colores", señala el autor. "Nunca Wences Rambla hace la misma obra", advierte con ello Rosalía Torrent, "su peculiar talante le lleva a investigar sobre cada uno de sus trabajos, a crear pequeñas o grandes historias, pero todos dispuestos de su propia idiosincrasia." Y en este caso su imaginario respira sobre una mirada paisajística que se pone de relieve hasta el 20 de octubre.

El pintor empezó a tantear este campo artístico cuando de la figuración pasó a fascinarse por una geometría en la que se apoderaban los cuadros, no solo como un entramado arquitectónico, sino como un desarrollado caligráfico. Fue así, en los años 90, cuando se encaminó definitivamente hacia una obra de máxima abstracción y explosión cromática que afirma querer abanderar hasta el fin de sus días. "De pequeño pintaba antes de ir al fútbol con mis amigos, pintaba y dibujaba antes de ir a la calle. Disfruto con lo que hago, porque es lo que más me gusta en la vida. Así que pintaré siempre". 

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