VALÈNCIA. Es verano y hace un calor sofocante en la ciudad. En una casa de las afuera, una familia aparentemente normal y corriente formada por Merit, Eva, Lion, Rose y David dan vueltas alrededor de sus contradictorias relaciones. Hablan, pero sus palabras no se encuentran. Juegan al teatro mientras ensayan sus vidas. ¿Pero qué se esconde detrás de su aparente monotonía? Este es el argumento de Of Living Without Ilusion, el primer largometraje de la directora, autora, productora y actriz Katharina Lüdin, presentado en la sección Cineasti del presente del Festival de Locarno y que ahora puede verse en la Sección Oficial de Cinema Jove.
La cineasta suiza explora en su ópera prima la complejidad y la toxicidad de las relaciones sentimentales a través del personaje de una actriz de teatro de mediana edad. La protagonista se encuentra ensayando junto a su exmarido una obra emocionalmente intensa al tiempo que sufre el rechazo y el alejamiento de su actual pareja. A partir de ahí, Lüdin se adentra en las zonas de sombra de los vínculos amorosos que derivan en dependencia emocional, en las a veces invisibles e insalvables fronteras que separan el amor del odio, el afecto del desprecio, la cercanía de la lejanía.
Precisamente, uno de los aspectos más interesantes y atrevidos de la película es cómo la directora narra las paradojas y naturalezas contradictorias de las relaciones de sus personajes, cómo, sin juzgarlos, se atreve a mostrar que la violencia no pertenece exclusivamente al mundo sentimental de los hombres, y cómo, de ese modo, deconstruye ese estereotipo heteropatriarcal que despoja a las mujeres de toda pulsión de violencia. La relación de la pareja protagonista es visiblemente tóxica, pero son ellas quien así lo han decidido.
Protagonizada por Jenny Schily y Anna Bolk (por momentos conmovedoras) y rodada en 16 milímetros, Katharina Lüdin narra esta historia de una familia obligada a enfrentarse a sus pulsiones interiores a través de un realismo y un lirismo por momentos también desgarrador. En ciertos planos secuencia estéticamente potentes, se refleja un estilo en la manera de filmar, una capacidad de contar a través del simbolismo de las imágenes.
Otra de las grandes virtudes de la película es cómo la directora logra captar las emociones y las búsquedas de sus personajes de esa forma poética y a la vez contenida y sugerente, sin revelar explícitamente las tensiones subyacentes que hay en ellos, a través de su cotidianidad, de sus conversaciones, sus actos aparentemente banales, de sus miradas, sus gestos, sus silencios, sus intenciones no cumplidas, de lo que sucede cuando parece no suceder nada.
Of Living Without Illusion es un poderoso debut, lleno de hallazgos interesantes tanto en su fondo como en su forma. Una película por momentos deslumbrante y emocionante, alejada de mensajes fáciles y pretensiones edificantes, sobre la complejidad y la oscuridad de las relaciones amorosas. También un valiente homenaje a personajes que suelen carecer de representación cinematográfica (o de una representación no estereotipada): mujeres de mediana edad capaces de vivir en los márgenes de una sociedad heteropatriarcal, guiadas libremente por sus propios sentimientos y emociones.