El conferenciante y empresario castellonense triunfa en YouTube con su serie 'La hora de los hombres medios', una autoproducción que supone un paso más en una trayectoria ascendente que le hace llenar escenarios por toda España con charlas de motivación personal y profesional con el humor canalla como protagonista. "Quiero ser Víctor Küppers", se confiesa.
CASTELLÓ. Con 48 años, Sergio Ayala Climent (Castelló, 1975) es un ‘rara avis’ en el mundo de los conferenciantes que, como modernos juglares, recorren el país de arriba abajo lanzando reflexiones para la vida personal y/o profesional. Este licenciado en Derecho por la Universitat Jaume I y en Magisterio por la de la Rioja, enamorado de su tierra hasta las trancas, empresario al frente de una compañía con 70 trabajadores (SAC Servicios) que ha doblado su plantilla durante la pandemia, lo mismo llena auditorios con una cabeza de caballo que ataviado con un body femenino. Su receta resulta tan sencilla como efectiva: el condimento esencial es el humor, al que junto con el amor considera los dos ingredientes clave para el éxito de cualquier organización, ya sea una familia, una empresa o una Gaiata.
Marido de Clara y padre de Bruna y Simón, presume de su título de campeón del mundo de ‘allioli’ a mano en el I Concurso Internacional Ciutat de Castelló, y tras publicar un par de libros ha culminando 2022 convirtiendo en viral una serie que ha protagonizado y autoproducido para YouTube, en la que se condensa buena parte de su filosofía de vida. En La hora de los hombres medios, a través de 5 capítulos que explican su camino hasta impartir una charla TED en Barcelona, Ayala explica cómo las personas del montón pueden alcanzar el éxito en el terreno que se lo propongan mediante tres claves: diferenciación, valentía y resiliencia. En sus primeras semanas acumula miles de visualizaciones.
-Lo primero que te iba a decir es que tan 'hombre medio' no serás, porque cuando ponemos Sergio Ayala en Google aparece el nombre de tu página por delante del modelo de concursante de 'Gran Hermano' que fue elegido el más guapo del mundo.
-¡Eso es! Sergio Ayala, pero ese es el de palo. Yo soy el bueno [ríe a gusto].
-¿Se puede saber cómo termina un licenciado en Derecho y Magisterio creando una empresa de montajes industriales?
-Todo lo que me ha pasado en la vida ha sido por necesidad. Yo no tengo ninguna estrategia y por eso considero que soy un tipo medio, ¿sabes? Yo no he pensado nada en mi vida. Yo acabé Derecho, e hice Derecho porque mi nota de selectividad era un 5,01 y no tenía opción a hacer otra cosa. Entonces, me costó la vida hacer Derecho y luego empecé a trabajar en un montón de sitios, de los que me echaron en casi todos los casos... y en el que no me echaron, pues por ejemplo yo fui comercial de Fórum Filatélico. Cuando eso pegó el petardazo, a mí me pilló y , estafé a medio Castellón, y claro, me han caído por todos los lados. Y bueno, al primero que estafé fue a mí mismo y a mi familia, claro. Cuando ya no sabía qué hacer con mi vida porque no estaba bien en ningún trabajo, pensé que sería un momento bueno para para emprender algo y me monté un almacén de construcción en Benicàssim. Eso sería sobre 2001 o 2002. Me fue fatal también, como todo en mi vida, lo tuve que traspasar a un amigo, a quien le funciona perfectamente a día de hoy. Y como mi cuñado no sabía muy bien por dónde iba a tirar mi vida y yo estaba con su hermana, me hizo una propuesta: "oye, en mi empresa vamos buscando autónomos que sean mecánicos, soldadores y eléctricos; búscate dos o tres y te los contrato a ti". Y entonces empecé y de dos a tres pasamos a un poco más, luego un poco más... y ahora mismo somos casi 70 trabajadores.
"Todo lo que me ha pasado en la vida ha sido por necesidad. Yo no tengo ninguna estrategia y por eso considero que soy un tipo medio, ¿sabes?"
-Y montas ese negocio sin tener nociones de cómo hacerlo, tampoco.
-Nada, absolutamente ninguna. Muchas personas me preguntan cuál es el secreto del éxito de mi negocio, porque mi negocio es un poco original. Es totalmente horizontal, no es vertical porque no hay jefes. El único jefe soy yo, que soy el dueño y no ejerzo el jefe porque prácticamente nunca estoy. Y en ese negocio, totalmente horizontal, para mí son fundamentales el amor y el humor. Y me preguntan muchas veces ¿y cuál es la clave del éxito de tu negocio? Yo me rodeo de gente mucho mejor que yo y eso a mí me quita un montón de responsabilidad. Todos los que contrato son mejores que yo. Y eso es genial, porque cuando hay marrones en la empresa no tienen que venir a mí. Por eso yo me considero un tipo medio, porque yo lo único que hago es gestionar personas, que para eso sí que valgo. Yo gestiono personas, pero me da igual tener una empresa de montajes industriales que una clínica dietética o que o que una farmacia.
-Pero tampoco te has formado para gestionar personas.
-Claro. Lo que pasa es que es verdad que los años de experiencia de comercial en muchos trabajos en los que he estado vendiendo, te dan una base para poder hacer este tipo de trabajo. Y a mí me va muy bien gestionando personas, porque yo tengo un montón de debilidades, muchísimas, pero tengo una fortaleza maravillosa: caigo muy bien. Y eso lo utilizo mucho dando conferencias, gestionando personas en mi empresa y en mi vida diaria.
-Pero vamos a ver, en 2020 érais 35 y ahora estáis en el doble: la empresa ha doblado su plantilla en la pandemia.
-Es que justamente ha sido por la pandemia. Nosotros hacemos montajes industriales cerámicos, y tras el cierre por la pandemia, en el que pararon muchas plantas, hubo un efecto rebote tremendo. Se han montado muchísimas líneas nuevas, se han hecho muchísimos mantenimientos y muchísima asistencia.
-Estás en tu tercera empresa, es decir que además del almacén de construcción en Benicàssim hubo otra.
-Sí, antes tenía una de administración de fincas. Pero mira, esto sí tiene un plan. Un tipo normal, un tipo mediocre tiene que tener siempre distintos planes de acción. Y yo tengo tres. Mi plan es mi empresa ahora mismo, y espero que me dure muchos años, pero lo normal sería que algún día me vaya mal. Y ahí viene mi plan B: hace unos años pensé que tenía que tener algo seguro. Y me puse a estudiar Magisterio con 45 años, y me saqué la carrera, que me costó un montón. Me levantaba a las 5 de la mañana a estudiar un poquito y presentarme a los exámenes. Porque yo a los 50 años quería cerrarlo todo y hacerme funcionario, ese era mi plan B. Y luego está mi plan C, que era hacerme un nombre en el mundo de las conferencias.
-Pero ahora resulta que el plan C está adelantando al B.
-Sí, y casi está cogiendo al A. Pero en todo caso, cuando alguna de las tres cosas me vaya mal, siempre tengo otra cosa. Que es lo que me salva a mí el culo: siempre tener cosas distintas que hacer, porque si no estoy vendido.
-Según dijiste en una de tus últimas apariciones, fue Paloma Delgado, dircom de CEEI Castellón, quien te descubrió.
-Sí, comencé precisamente en el CEEI, y aunque el otro día lo dije, no es exactamente que ella me descubriera. El rollo fue que yo fui a una conferencia y vi al tío que daba la charla y entonces pensé "lo que hace este hombre quizás lo pueda hacer yo". Yo estaba dando en ese momento cursos para el Servef de 600 horas anuales, de técnicas de venta. Y pensé, bueno, pues si yo soy capaz de dar formación de 600 horas, podré hacer una conferencia de una hora y media, ¿no? Que al final es un "grandes éxitos" en hora y media. Entonces me fui a CEEI Castellón, me atendió una tal Paloma Delgado y le dije "Mire, yo soy un chico de Castellón que tengo mucha experiencia como formador y me gustaría ofrecer poder dar una conferencia sobre ventas aquí". Y ella me miró y me dijo "¿estás seguro? ¿has dado alguna conferencia?" Y le dije no. Y me dijo "sabes que no te voy a pagar". Y le dije vale, pues no me pagues, yo quiero tener la oportunidad de darla. Y entonces ella me dio la primera oportunidad de dar la primera conferencia, que tuvo un relativo éxito y luego me fueron llamando, me fueron llamando...
-¿De qué iba aquella primera conferencia?
-Se llamaba Vendo todo lo que quiero, que era el título del libro que había escrito en ese momento [2010], que quería promocionarlo..
-Ahí empieza todo, pero no es aún una cosa sistemática, lo de dar conferencias.
-Me van dando algunas de vez en cuando, hasta que llega un momento que me cambia completamente el chip de las conferencias, que es cuando desde La Florida (Valencia) me llaman para dar una conferencia sobre innovación. Yo no sé nada de innovación, absolutamente nada. Y entonces pensé en dar la conferencia que doy siempre, pero de una forma innovadora. Es decir, aplicar la innovación a la forma. Pensé en qué podría hacer de forma original y me compré una cabeza de caballo y di la misma conferencia que hacía siempre, pero con una cabeza de caballo puesta. Y eso fue el punto de inflexión, porque funcionó espectacularmente, la gente salió flipando. Y fue cuando pensé que si mi fondo no era brutal, le iba a dar una forma distinta. Entonces mi fondo es más o menos normal, pero mi forma en las conferencias es extraordinaria, en el sentido de que hago cosas que otras personas no hacen. Y ahí empecé con la cabeza a caballo, luego siguió un body femenino con zapatos de tacón, luego un traje de croma verde súper ridículo. Para mí es tan importante cómo llegar a las personas que lo que les estoy diciendo. Y por eso creo que tengo ahora mismo el nombre que tengo: no es porque sea mejor que nadie, es porque hago las cosas de una forma distinta, que es mi filosofía de vida.
"Para mí es tan importante cómo llegar a las personas que lo que les estoy diciendo. No soy mejor que nadie: hago las cosas de una forma distinta, que es mi filosofía de vida"
-En un capítulo de La hora de los hombres medios dices que estás en la media de la campana de Gauss. Pero eso no significa ser mediocre, para ti. ¿Qué marca la diferencia?
-En mi caso, la dramatización del lenguaje. Intento poner un poco de drama y tal. Pero estar en el medio de la campana de Gauss es ser un tío tremendamente normal, del montón. Yo siempre distingo la gente que tiene muchísima pasta, que seguramente lo tiene todo mucho más fácil que la gente normal, y la gente que son unos cracks que seguramente lo tienen muchísimo más fácil que la gente normal. Y luego está el resto. Bueno, pues si yo no soy un crack, que no lo soy y no tengo muchísima pasta, que no la tengo, soy el resto. Pero ojo, el resto igual puede conseguir sus objetivos y sus éxitos en la vida. Exactamente igual. Lo que pasa es que hay que hacerlo de otra forma y seguramente no tienen el colchón de la inteligencia de los cracks ni el colchón de la pasta de los que están forrados, pero pueden conseguirlo exactamente igual. Por eso yo sí peleo mucho y para mí es importante saber dónde estoy y saber de dónde salgo. Soy un tipo normal, un tipo medio que me lo estoy currando. Exactamente yo, igual que yo lo puede hacer cualquier otra persona, cualquiera. No me refiero a poder dar una conferencia, sino a buscar sus fortalezas, que todos las tenemos. Y ser valiente.
-Es decir, que cada uno puede buscar su vía, ¿no? Eso conecta lo de los tres pilares que tú marcas como fundamentales: diferenciación, valentía y resiliencia. Ahí se ve también cómo te rebelas contra la costumbre de refugiarnos en el victimismo para no movernos.
-Sí, eso es tal cual. Siempre digo que en mi caso, al ser comercial lo tenía muy claro: somos los reyes de las autoexcusas. "Es que yo ahora, mira el mercado mira como está, que si la competencia mira cómo está, porque la pandemia, porque viene verano, porque ahora viene Navidad, porque ha subido la luz..." Siempre hay un "porque". Y yo hace años decidí que porque no me iba a limitar. Y que tenía que dar el paso. Por eso una de mis primeras conferencias se llama 'Sin vergüenza'. Eso es con descaro, "oye, ¿por qué no lo voy a hacer yo?". Y por eso el último de los pilares siempre es la resiliencia, porque al tipo normal seguramente las cosas le van a salir mal, que es lo que me ha pasado a mí siempre. Y otra cosa, todo lo que sale en la serie, absolutamente todo, es real.
-Dices que humor y amor son los pilares de cualquier familia y cualquier empresa. ¿Por qué entonces pesa tanto el malestar en nuestra vida diaria?
-Bueno, es que eso es natural en el ser humano. Las emociones con las que nacemos son todas negativas, absolutamente todas negativas. Por eso está tan de moda ahora la educación emocional. Nosotros nacemos tristes, lo primero que hacemos es llorar. Nacemos egoístas. A un niño tienes que educarlo en compartir. Nacemos rebeldes, nacemos enfadados... Todos son emociones negativas. Para alcanzar la felicidad tienes que trasladarte a las emociones positivas, que son la alegría, que son el amor, que son la tranquilidad. Pero eso es un camino, es un camino que se tiene que educar. Por eso, en cuanto tú te dejas caer, caes en las emociones negativas porque son las intrínsecas del ser humano. La emoción más fundamental del ser humano es el miedo, porque hace que sobrevivas. En el momento en que nos dejamos llevar, caemos en el miedo y entonces empezamos con las excusas. "No voy a hacer eso, no sea que..." Entonces, bueno, yo me estoy educando en educación emocional para salir de esta parte negativa a la parte positiva. Con los niños, lo hacemos con los mayores a veces, si no lo han aprendido bien, tendremos que hacerlo también. Entonces yo no soy feliz porque sí, sino porque me esfuerzo. Y para mi es fundamental: la gente no es feliz de por sí, normalmente es desgraciada, Tenemos que pelear por ser felices y si dejamos de pelear, pues caemos. Esa es mi teoría de vida.
-Y para eso está la valentía.
-Sí, luego está ese punto. Cuando me dice la gente "pero es que yo no me atrevo a hacer eso". Y les digo que no tienen que ir a un coach, ni a un psiquiatra, ni a un sacerdote ni a un psicólogo, tío. Es llegar a un momento, al que a veces te lleva la vida, en el que estás al borde y decir "oye, lo hago y a tomar por culo". Y eso es una filosofía de vida.
-Pero la tienes porque te has demostrado a ti mismo que te va bien.
-Pues seguramente, pero yo esta última es la tercera empresa que monto. Y si no me hubiera salido bien la tercera, seguramente hubiera ido a por la cuarta.
-Cuando Pantomima Full publicó aquel tuit diciendo que vendías humo, ¿fue el momento en que te diste cuenta del poder destructor de las redes?
-Sí. ¿Sabes qué pasa, Ximo? Que yo nunca he tenido un solo 'hater'. Nunca nadie me había puesto un comentario negativo. Creo que es fundamentalmente porque caigo bien y cuando las cosas las haces desde el corazón, creo que se nota. Y aparte, el discurso que yo tengo es coherente: tengo una empresa con 70 trabajadores que son mecánicos, eléctricos y soldadores; no son ni periodistas ni gente de marketing superguay con gafas de pasta. No: somos mecánicos de grasa. Tener a gente motivada no es fácil y yo de lo que hablo las conferencias es porque tengo detrás una empresa y lo practico. Pero te respondo: un día los de Pantomima Full vieron una entrevista mía en la que yo hablaba del amor y del humor como pilares en cualquier tipo de organización. Y entonces ellos decidieron que para ellos eso era vender humo. A mí Pantomima Full me gusta mucho, los he seguido mucho. Y ellos hablan de los coach y hacen comedia de los coach, del crossfit, de la epilepsia, de los veganos, de lo que sea. Me parece perfecto, pero tienes que ser genérico. En el momento en que tú pones en un tweet 'Hoy para desayunar, humo: Sergio Ayala'... en fin, estos tíos a mí no me conocen de nada, absolutamente de nada. Y me hicieron muchísimo daño, y me vine abajo, pasé tres días horribles. Venga a llegarme tuits de gente insultándome... no es justo, no me lo merezco.
-¿Hubo contacto posterior con ellos?
-Sí. Luego yo les mandé un correo diciéndoles "me habéis jodido mucho, pero también tengo que daros las gracias porque he sacado una conferencia nueva y además estoy montando una serie... y me encantaría que hiciérais un cameo en mi serie". Ellos aceptaron, aunque luego la pandemia lo complicó y no pudo ser. Ellos igualmente me enviaron un correo disculpándose y terminamos bien, quedé contentísimo con ellos y con su respuesta, pero en ese primer momento me hicieron mucho daño.
"Al principio pensaba que podía ser capaz de arreglarle la vida a un montón de gente con un montón de conocimiento y un montón de contenidos. Ahora me limito a que durante la hora u hora y media que la gente esté conmigo, se lo pase pipa, que se lo pase muy bien"
-Y ahora en serio, ¿en el mundo de las conferencias hay mucho humo?
- Sí, sí. Creo que hay mucho humo en este mundo, Mira, no sé si esto que te voy a decir es humo o no, pero para mí es desgana, es dejadez. Cuando una persona se sienta delante de mí, dentro de un auditorio de gente joven, de gente que está en un foro de empleabilidad o de emprendimiento, y empieza la conferencia diciendo “Hola, buenas tardes, ayer estuve en una conferencia para la gente de Telefónica o la gente de no sé qué...”, bueno, yo creo que los gurús y los cracks están un poco alejados de la realidad, ¿sabes? Y esos gurús y esos cracks no es que vendan humo, es que van para un perfil de gente que no somos los demás: no deberían ir a hablar un día a directivos de Telefónica y al día siguiente a desempleados, por lo menos no con ese tono.
-A no ser que sepan reírse de lo que dijeron la víspera y ponerse a la altura de su auditorio.
-¡Claro! Hay que ponerse a la altura del momento. La clave es empatizar, siempre: a mí cuando un tipo empieza hablándome de lo cañero que es, yo desconecto porque entonces ya no estamos en el mismo rollo. No estamos en sintonía. ¿Eso es humo? Yo no digo que lo que diga él no sea verdad, ¿sabes? Esto es como cuando a un sacerdote le da por hablar de matrimonio. Pues chico, aguantar a tu mujer, aguantar a tu marido en el día a día, él no lo está haciendo.
-Depende mucho de eso, de la capacidad de sintonizar, ¿no? A lo mejor si te viene un cura y lo primero que te dice es que te va a hablar de sus conclusiones del trato con muchos matrimonios a lo largo de su vida, quizá la cosa cambia.
-Eso es, eso es. Tal cual. Lo mismo en una gran empresa con un gran gurú. Entonces, por eso creo que hay mucha gente como yo que estamos teniendo mucho éxito. Porque somos gente normal que hablamos a la gente normal. Yo no pretendo ir a Telefónica a dar una super mega conferencia a hablar de no sé qué. Pues al revés, tampoco debe ser, porque entonces sí nos van a tachar de vender humo. Y con toda la razón.
-Cuando hoy das una conferencia, ¿tus objetivos son distintos de los de tu primera época? ¿Han ido cambiando?
-Sí, claro. Yo al principio pensaba que podía ser capaz de arreglarle la vida a un montón de gente con un montón de conocimiento y un montón de contenidos. Y entonces hacía unas conferencias con un montón de Powerpoints, con un montón de 'tips', con un montón de cosas... Súper curradas. Ya no hago eso. Ahora me limito a que durante la hora u hora y media que la gente esté conmigo, se lo pase pipa, que se lo pase muy bien. Por eso aplico mucho sentido del humor y que salgan con un par de cosas. A mí con que salgan con la idea del valor que tiene ese "a tomar por culo", o la idea de que si te caes 4.500 veces, hay que levantarte 4.501. Con eso ya me vale, tío.
-Esto último me recuerda la fórmula del valor de la persona, que también la has difundido más de una vez y que habla de la importancia de la actitud. ¿Cómo era?
-No era mía, la fórmula, es de Víctor Küppers. Es lo que tú vales como persona. Vales C+E, que es conocimiento, más experiencia. Eres lo que eres por lo que sabes y por lo que has vivido. Perfecto. Pero Víctor Küppers, que es muy grande, todo eso lo mete en un paréntesis, lo multiplica por la A, que es tu actitud. Entonces, si tú tienes una actitud buena, aunque no tengas mucho conocimiento ni mucha experiencia, con esa actitud buena que tienes, se te multiplican, y tu valor como persona y como profesional aumenta exponencialmente. Pero si tienes una actitud de mierda, todo multiplicado por mierda da mierda. Así que si tienes una actitud de mierda, tu valor como profesional es una mierda: ya puedes ser un crack, ya puedes tener mucha experiencia. Y de esos hay un montón en un montón de sitios: gente que sabe un montón, pero tiene muy mala actitud. Esa es la clave de todo esto.
-El Sergio Ayala empresario, ¿qué tal se lleva con el conferenciante?
-Se lleva muy bien, porque es muy coherente. ¿Sabes qué pasa? Que yo no soy empresario. Esa es la clave de todo.
-No te sentirás empresario, pero pagas nóminas.
-Yo creo que ser empresario es otra cosa. Sí, pago nóminas, pero ¿tú crees que se puede ser empresario pasando cuatro o cinco días de una semana normal sin recibir ninguna llamada de tu empresa? Es complicado. Yo soy empresario solamente por un motivo: porque yo quería ganar mucho tiempo, no dinero. Todos mis trabajadores cobran más que yo. Todos. Toda mi plantilla de SAC Servicios cobra más dinero que yo, que cobro 2.000€ al mes. Pero lo que yo gano es tiempo. A mí no me exige nadie que esté allí, porque ellos saben que yo no estoy. Ellos se autogestionan, ellos llevan su vida, ellos llevan su empresa, la llevan bien y yo tengo mi sueldo. Y lo que tengo es tiempo. Hoy estoy aquí contigo, ayer estuve en Albacete, anteayer estuve en Cartagena y el otro día en Madrid. Hoy estoy en Benicàssim, mañana en Valencia y soy muy feliz. Y mi vida son mis hijos y mi familia, que es lo que yo quiero. Y viajar. Soy empresario por eso. Si consideras que un empresario es un tío que quiere ganar pasta, en ese sentido yo no soy empresario. Porque vivo en un apartamento de 70 metros cuadrados y estoy aquí la mar de a gusto, pero tengo mucha libertad.
-¿Y el padre de familia se lleva bien también con el empresario?
-Sí, eso es lo mejor. Me considero un padrazo y sí: el padre de familia se lleva peor con el conferenciante porque a mi mujer no le gusta nada de lo que hago. A mis hijos les encanta tener un padre que sale en YouTube y van por ahí "mira mi padre", les encanta. Mis hijos salen en la serie porque ellos han querido, de hecho mi hija flipa con todo lo que yo hago y ella el año que viene quiere estudiar teatro y creo que tiene un nivel bueno. Y para el desarrollo personal de una niña de 10 años es buenísimo: creo que tendría que estar obligado, dar teatro, hablar en público, etcétera, en los colegios. Ella tiene ese don y se lo quiero potenciar. Pero luego está mi mujer, a quien no le gusta nada el tema de las conferencias y no le gusta nada el tema de la sobreexposición en redes. Ella no tiene ningún tipo de redes sociales y ahí sí choco, y es un poco un tema de estar siempre dando y recibiendo... por ejemplo doy muchas conferencias, pero llegué a un acuerdo con mi mujer, que es que voy a dormir en casa todos los días. "Cariño, no te preocupes que yo dormiré en casa". Eso me implica pegarme unas palizas tremendas, de ir a San Sebastián a una conferencia a las 12 del mediodía, acabar a las 13.30 h y coger el coche y a la hora de cenar estar sentado en la mesa. Si no hay buena combinación en avión, coche y venga kilómetros. el otro día a Cádiz. Y eso es peligroso, además. Pero quiero hacerlo porque se lo debo a mi familia.
-En el primer capítulo de la serie, sale un trabajador de tu empresa que te recibe diciendo "ya está aquí el tonto motivado". Queda bastante verosímil, ¿te lo han dicho alguna vez los trabajadores?
-Sí me lo dicen, sí. Porque al fin y al cabo este mundillo tampoco lo entienden mucho. Mira, a mí me gusta mucho dar abrazos, pero doy abrazos a todo el mundo. Ayer estuve en Albacete en un montaje que estamos haciendo en Albacete y están los chavales trabajando y yo voy y les abrazo. Y se me quedan mirando ahí todos, que son gente recia y seria y muchas veces me lo han dicho: "ya está el tonto motivado, el jefe motivado, dando abracitos". Y se parten el culo siempre desde el humor. Y con mucho cariño. Pero si me lo dicen, sí.
-¿Se puede hacer lo que haces tú sin dejar de tomarte en serio o decidiste en un momento dejar de tomarte en serio a ti mismo?
-Dejé de tomarme en serio. Mira, hay una cosa que me dice mucha gente, que es que cómo me atrevo a salir con un body femenino. Y yo les contesto siempre: si este body me quedara bien, no debería hacerlo. Si yo tuviera un cuerpazo y fuera un cachas con mis abdominales...
-Si fueras el otro Sergio Ayala.
-Claro, si fuera el otro Sergio Ayala no debería hacerlo. Porque se trata de empezar a reírme de mí mismo para relajar un poco a la gente que tengo delante y a partir de entonces es mucho mejor. No hay mejor negociación que la que se empieza con un chiste, y nos reímos y luego empezamos. Pero ya hemos sembrado algo. Pues mis conferencias empiezan de esa forma justamente por eso, y si me quedara bien el body, no podría hacerlo. Tendría que buscarme otra cosa. Pero me lo pongo porque soy un lechón, porque tengo la barriga prominente y la pilila pequeña. Y esa es la gracia.
"Mucha gente me pregunta cómo me atrevo a salir con un body femenino. Y yo les contesto siempre: si tuviera un cuerpazo y fuera un cachas con mis abdominales, no debería hacerlo, pero soy un lechón con barriga prominente. Y esa es la gracia"
-Decía Chesterton que divertido es lo contrario de aburrido, no de serio. ¿Crees que se pueden decir cosas muy serias a través del humor?
-No hay nada que no se pueda decir desde el sentido del humor. Uno de mis referentes era Carles Capdevila. Era Dios. No considero de verdad que haya nada en el mundo más importante que la educación de los niños, porque al final es el futuro de la Humanidad. No hay un tema más serio que la educación de los niños. Este hombre fue el primero que yo vi que hablaba de educación de los niños con tal sentido del humor, con tal canallismo, que su mensaje caló infinitamente más que lo ha hecho ningún ser humano en España ni en el mundo. Porque mezclar un mensaje muy potente con mucho sentido del humor es maravilloso. Eso luego lo hizo Emilio Duró en la empresa. El tío hizo una conferencia súper mega seria para un montón de comerciantes en La Coruña partiéndose todo el mundo el culo. Y eso no significa que no sea una conferencia seria, significa que es una conferencia con humor. Y esa conferencia ha sido memorable. Tú no me puedes decir ahora mismo ninguna conferencia de un tío súper mega serio que te haya impactado mucho, porque te habrá impactado por algunas cosas, porque a lo mejor ha sido muy emotiva, pero por el contenido no te ha impactado o no te es memorable. Si yo te pregunto cuál es el profesor mejor que has tenido nunca, seguramente me vas a decir que es con el que mejor te lo has pasado y no me dirás que era el más inteligente. Pero será con el que más has aprendido.
-El humor lo impregna todo.
-Así es, no hay ni una entrevista que no se pueda hacer desde el humor. Ningún tema. Te doy tres ejemplos: la conferencia 'Bienhumorados' la he dado en la prisión de Albocàsser, con la comunidad de presos. Y lo primero que les dije fue "Oye, no me vais a follar, ¿verdad?". Luego di la conferencia con el body femenino en una convención de jefes de Policía Local de España que se hizo en Vila-real. Abría un poco el telón y los veía a todos alllí uniformados... pues la hice y fue maravillosa. Y el tercer ejemplo fue en un congreso de Oncología que se celebra en Madrid: están hablando pacientes con cáncer, pacientes con leucemia, doctores, personal sanitario y ese congreso acabó con 'Bienhumorados'. Se puede meter el humor en cualquier lado, y acabar un congreso tan jodido con una sonrisa es maravilloso.
-¿Lo de autofinanciar la serie es de alguna forma una apuesta contigo mismo para forzar un punto de inflexión? Para despegar definitivamente como conferenciante, quiero decir.
-Pues atento porque ahora va el titular: yo quiero ser Víctor Küppers. Estar en teatros pero a lo grande. Entonces la serie es estrategia, es marca personal. Es decir, no tengo los conocimientos que tiene Víctor Küppers ni los voy a tener en mi vida. No tengo su capacidad de comunicación ni la tendré, pero quiero ser él. Entonces voy a hacer algo diferencial. Bueno, el 90% de la gente que quiere ser como Víctor Küppers lo que hace es escribir libros que pretenden que sean súper maravillosos. Y el 90% lo son, lo son. Estudian mucho y lo hacen, pero son libros y la gente está un poco cansada ya de tanto libro.
-Hoy pesa más lo audiovisual.
-Y entonces yo decidí hacer algo distinto. Y para mi marca personal como estrategia, vi que ahí había un filón. Nadie había hecho eso, nadie ha hecho una serie. Entonces vi que tenía un camino porque audiovisualmente sí soy potente, entonces. Valoras debilidades y fortalezas, y me dije, voy a probarlo. Evidentemente, ninguna productora querría un producto como el mío, porque al final es un producto de coaching, es un producto de motivación, no es un producto transversal o generalista. Es un producto para la gente que le guste este rollo. Ninguna productora lo quiso pensé en autoproducirlo. Me costó una pasta, me tuve que pedir un crédito personal que sigo pagándolo y que espero que las conferencias que me salgan a partir de ahora me den para pagarme eso y mucho más. Y yo lo que quiero es llegar a mucha gente. Por eso me interesa que se comparta mucho, que se haga muy viral, porque eso va a demostrar otra vez que un tipo normal haciendo cosas normales y tiene que pedir un préstamo, puede llegar a mucha gente y puede conseguir sus objetivos. Y eso es parte también de la estrategia. Y ya está. Y algún día a lo mejor llego a ser Víctor Küppers... Y si no llego me lo he pasado pipa.
-Dices en la presentación de la serie que Castellón te flipa, ¿por qué?
-Sí, pero de verdad. Porqué creo que está súper infravalorada, porque creo que es súper cómoda y yo creo que es muy bonita. Y tenemos lo mejor del mundo, que es el mar Mediterráneo delante y Benicàssim y el Grao. Y para mí este triángulo es maravilloso. Me parece muy cómodo y además me parece una ciudad con muchísima clase, que muy pocas ciudades tienen la gracia que tiene Castellón. En general, por la gente y por ejemplo es verdad que ha evolucionado mucho. A nivel de hostelería es brutal, Benicàssim a nivel de hostelería es brutal, y no tiene los agobios del turismo que tienen otras zonas muy cercanas como Oropesa o Peñíscola, incluso. Y yo creo que es muy cómodo y muy cotidiano. Tú pasas por por aquí debajo y la gente que te vas a encontrar con la gente de Castellón que tiene el apartamento aquí. Y sí, me flipa Castellón y me flipa su gente, de verdad.
-Y sin embargo, sabes perfectamente que tenemos los dos extremos. El castellonense que dice lo que estás diciendo y el que dice que no le gusta nada su ciudad.
-Sí, pero a mí me flipa Castellón, porque somos una ciudad media, como yo. Cuando tienes una ciudad espectacular como Toledo o como Alicante, o como Peñíscola, ahí poco puedes decir. Y tiene que haber de todo, por eso es cómoda esta ciudad, porque hay de todo. Y así funcionamos todos, con esta alegría. Creo que es una ciudad sin pretensiones. Tiene unas fiestas maravillosas que no pretenden ser las Fallas, pero son las nuestras. En todo es una ciudad media. En todo.
-¿Cómo ves al sector cerámico? O vaya, nuestro contexto empresarial en general. Porque acabamos de ver una reunión de alcaldes en la Diputación bajo el lema Salvem la ceràmica. Y eso parece un síntoma de algo, ¿no?
-Dos cosas. La primera, creo que está mejor de lo que parece. Es verdad que el tema de la energía ha subido muchísimo, que muchas empresas han entrado en ERTEs. Es verdad que estamos muy asustados. Y volvemos un poco a lo del miedo: cuando el miedo te atenaza, todo lo ves de una forma muy negativa. Creo que es una crisis real, pero puntual. No es estructural, como la que tuvimos en 2008, que eso era endémico, brutal, del tejido empresarial industrial de toda España. Esto es algo muy puntual. Yo creo que si en dos meses se soluciona el tema de Rusia y los precios de la energía vuelven a ser más o menos normales, creo que va a tener un efecto rebote tremendo, porque el tejido empresarial en España y en la cerámica en concreto es muy fuerte. Las pequeñas cerámicas ya desaparecieron y ahora son bloques muy, muy fuertes. Entonces, esos bloques ahora mismo están en stand by, obviamente, pero en el momento en que haya pequeños brotes verdes, seguro que hay un repunte tremendo. Yo a la gente cuando me pregunta estas cosas le pido simplemente paciencia, aguanta. Yo he comprado una nave e iba a reformarla y aunque tengo dinero la he parado. Voy a esperarme unos meses, porque esto va a ser alog puntual. Y creo que es una crisis de gestos, de signos. Y en cuanto un gesto, un signo, sea contrario a lo que estamos viendo ahora, es decir, sea positivo, cambiará el chip.