CASTELLÓ. Talleres Cortés celebra sus siete décadas como empresa pionera en la fabricación y comercialización de moldes para la industria azulejera y lo hace con una clara hoja de ruta: ejecutar la mayor inversión de la última década para seguir manteniéndose a la vanguardia del sector.
El acondicionamiento de las instalaciones y la compra de maquinaria de última tecnología han marcado este aniversario con un claro objetivo: ofrecer el mejor producto a una clientela fiel y exigente. Para ello es imprescindible destinar todos los recursos posibles a ese esfuerzo por modernizar una fábrica que se enfrenta a nuevos retos y, como todas, al paso del tiempo.
La mayor inversión de los últimos 10 años es una muestra más de la apuesta del sector industrial del azulejo por seguir en constante cambio y enfrentarse a los desafíos económicos y sociales sin escatimar recursos. Talleres Cortés se suma a esta línea de trabajo, a este modo de entender su razón de ser, con nuevos equipos e inversión en sus instalaciones.
Convencidos de que los mejores resultados solo se consiguen con las mayores gestas, la factoría con sede en l’Alcora escapa a esa coyuntura económica marcada por los efectos de la pandemia que ha llevado a recortes en la inversión en ciertos modelos de negocio. La firma castellonense se adentra en un tiempo de valentía empresarial para sobreponerse a las dificultades del momento y avanzarse a los cambios que vendrán.
Como desde su fundación en 1951, Talleres Cortés ha aprendido que ser la primera empresa de España dedicada a la elaboración y reparación de moldes para la industria cerámica supone un nivel de exigencia continuo. La calidad y la innovación están estrechamente ligadas y dejan poco margen a la improvisación. Es por ello que la factoría culmina siete décadas de trayectoria apostando por un potente proceso de modernización que ahora alcanza su cénit con la mayor inversión de la última década.
Su consolidación y expansión en otros mercados no serían posibles sin la dedicación de proveedores, acreedores y colaboradores que se han mostrado tan fieles como una clientela en constante crecimiento. En estos 70 años de la planta ha habido espacio para los premios, las patentes, la incorporación de nuevas tecnologías, la digitalización de talleres, la profesionalización de una plantilla en continua formación y mil y un retos derivados de los vaivenes del sector azulejero.
Hoy la salud del negocio está en plena forma gracias a tantos clientes de la matricería cerámica que han valorado estas siete décadas de trabajo y calidad en el servicio, también en la postventa. Su comprensión y apuesta por el legado que dejó Juan Bautista Cortés y que han consolidado las nuevas generaciones siguen vigentes con la esperanza de continuar abriendo caminos.