CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló da el paso definitivo para volver a medir las tascas y valorar la posibilidad de cesar la Zona Acústicamente Saturada (ZAS). La formalización de la monitorización con la empresa Acusttel, adjudicataria del servicio, supone el inicio del plazo de 14 meses que recoge el contrato para registrar los decibelios durante un año y elaborar un informe de conclusiones.
Si no surge ningún imprevisto, la instalación de los sonómetros se producirá a partir de esta semana, según fuentes consultadas. La concesionaria, de acuerdo con su propuesta, colocará un equipo más de lo determinado en el pliego, de manera que ubicará seis dispositivos en puntos estratégicos. En concreto, lo hará entre las calles Barracas, Isaac Peral y Vera y las plazas Santa Clara y Mayor.
Cuando todas las estaciones estén situadas en los emplazamientos elegidos, comenzarán a recogerse los datos sobre el ruido. La normativa sobre la ZAS establece que los controles deben realizarse en un periodo que sume 12 meses. Dicho de otra manera, se pueden producir interrupciones si están razonadas, pero para que el estudio resulte válido ha de contar los resultados de un año.
Esas suspensiones, por ejemplo, están justificadas en situaciones inusuales. Por ejemplo, durante los 9 días de las fiestas de la Magdalena, época en la que la ordenanza municipal de ruido flexibiliza tanto los niveles de contaminación acústica como el horario en la vía pública. Otra excepcionalidad se dio en la anterior monitorización impulsada por el Ayuntamiento en febrero 2020. La irrupción de la covid obligó a decretar varios estados de alarma, lo que derivó en el mismo número de cancelaciones a propósito del servicio de mediciones.
Conforme al documento de aceptación para realizar la prestación, Acusttel debería trasladar al equipo de gobierno un diagnóstico sobre la situación de las tascas en el primer trimestre de 2026 (enero, en el mejor de los casos). Con unas valoraciones preliminares, el bipartito podría analizar la viabilidad de iniciar el expediente de cese de la ZAS.
La incoación implicaría un periodo de exposición pública para la presentación de alegaciones, la aprobación por pleno y la solicitud de un informe a la Conselleria de Medio Ambiente. En efecto, se seguiría el mismo procedimiento que el que impelió el denominado Acord de Fadrell (PSPV, Compromís y Podem-EU) y que acabó en un intento fallido ante los contratiempos administrativos y judiciales. A las reticencias de los hosteleros por las nuevas medidas correctoras, se sumó el dictamen desfavorable del departamento de Protección de la Atmósfera, dependiente de la mentada Conselleria, y la intromisión de la Fiscalía.
Ahora, el actual ejecutivo (PP y Vox) busca tener más fortuna con la monitorización. En el caso de que los resultados avalaran la decisión de eliminar la ZAS, el Ayuntamiento plantearía, además, declarar las tascas como espacio de tradición gastronómica. Un distintivo que abriría la puerta a recuperar el antiguo horario de consumo de alcohol en la calle (hasta las 23.30 horas).