barrachina logra atenuar las voces DISCREPANTES que surgieron a raíz de los resultados del 26m

Calma chicha en el PPCS a menos de un año de su congreso provincial para elegir una nueva dirección

10/06/2020 - 

CASTELLÓ. El PP en la provincia de Castellón navega sobre un mar de quietud a menos de 12 meses de su congreso, que se celebra cada cuatro años por estatutos. A diferencia de lo que ocurre en Valencia y Alicante, donde los movimientos se suceden en busca de candidaturas de consenso ante la inminencia de los cónclaves (en julio), la calma chica refuerza la continuidad de Miguel Barrachina como presidente. Su liderazgo, en entredicho tras las municipales del 26M, está menos cuestionado que nunca desde las generales del 10N al haber atenuado, con su gestión, las voces críticas.

La relación del barón provincial con Génova atraviesa su mejor momento. Más allá de las últimas visitas de Pablo Casado, llama la atención su complicidad con referentes como el secretario general popular, Teodoro García, con el que habla frecuentemente de manera fluida. Además, mantiene una buena relación con Vicente Mompó y Carlos Manzón, que se vislumbran como los favoritos para aportar estabilidad en el resto del territorio de la Comunitat.

Otro factor que beneficia a Barrachina es la ausencia, en estos momentos, de una alternativa clara. Su control sobre el comité ejecutivo y el grupo de la Diputación de Castellón es absoluto. En ambos casos, sus afines copan los puestos de mayor relevancia. Así, Elena Vicente-Ruiz y Vicent Sales, secretaria general y portavoz provincial, respectivamente, ejercen también como los altavoces del PPCS en la institución.

Apoyo del 92% de los compromisarios

Barrachina relevó a Javier Moliner como presidente el 3 de junio de 2017 en un congreso organizado en Peñíscola con la asistencia, entre otros, del entonces Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y el portavoz en la Cámara Baja, Rafael Hernando. El segorbino obtuvo el respaldo del 92% de los compromisarios como único candidato. Su nombramiento no planteó debates internos hasta la llegada de las primarias nacionales del PP, en verano de 2018, para elegir al sucesor de Mariano Rajoy.

Castellón se dividió, principalmente, entre sorayistas y casaditas. Parte de la dirección provincial, con Barrachina al frente, se posicionó del lado de la vicepresidenta del Gobierno. Otro sector, con la presidenta local, Begoña Carrasco, como cabeza visible, apostó abiertamente por el segundo, que terminó ganando el proceso de participación.

A partir de ese instante, el runrún sobre el futuro del líder del PPCS, con un hipotético adelanto del congreso provincial, corrió como la pólvora. Un chismorreo alimentado por el sector crítico a raíz de los comicios locales de 2019, cuyos resultados precipitaron la caída del que parecía el único bastión popular: la Diputación.

Sin embargo, la recuperación del PP en las urnas unos meses después (10N) dio un respiro a Barrachina. Así, el tiempo ha ido jugando su favor desde aquel momento. De hecho, fuentes del comité ejecutivo aseguran que la posibilidad de repetir como presidente en 2021 depende exclusivamente de él al contar con el apoyo de Madrid.

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