CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló comienza la cuenta atrás con las nuevas mediciones en la calle Lagasca. Acústica y Telecomunicaciones (Acusttel) obtiene la mejor puntuación para asumir el contrato de 34.702,8 euros, que implica instalar cuatro equipos para registrar datos en continuo durante un periodo de un año. El objetivo estriba en valorar la posible supresión de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS), más allá de determinar la eficacia de las medidas correctoras, aplicadas a partir de 2014.
La mercantil tiene experiencia en este tipo de servicios, ya que se trata de la misma empresa que realiza el seguimiento de la contaminación acústica en las tascas. Una vez realizada la propuesta de adjudicación por parte de los negociados de Contratación y Actividades, ahora corresponde a la Junta de Gobierno Local (JGL) aprobar el expediente con el propósito de iniciar la monitorización cuanto antes.
Según las prescripciones técnicas, las ubicaciones de las cuatro estaciones son las siguientes: entre Marqués de la Ensenada con la avenida Hermanos Bou; en el número 35 de Marqués de la Ensenada; en la calle Lagasca, encima del pub; y en el cruce de la citada vía con Obispo Salinas frente a la discoteca. Las evaluaciones contemplan las 24 horas del día a lo largo de 12 meses, sin restricciones de ningún tipo, salvo situaciones de excepcionalidad, como ocurrió en marzo con el estado de alarma y que provocó la paralización de los sondeos en Barracas e Isaac Peral.
La eliminación de la ZAS no es un tema menor, especialmente para los empresarios de la restauración y ocio nocturno. La posibilidad de restituir lo que se conoce como Plan Acústico de Ámbito Zonal (PAZ) ofrece numerosas ventajas. En efecto, establece una franja horaria mucho más laxa, retrasando el cierre de los establecimientos.
En el caso de locales con terraza, la apertura se alarga hasta las 24.00 horas las noches de los viernes, sábados y domingos, vísperas de festivos e inhábiles, reduciéndose a las 23.00 horas el resto de días. Del mismo modo, no resulta preceptivo que la estimación de los niveles sonoros a partir de las 22.30 horas se recorte en unos 10 decibelios al cesar la actividad de la zona.
Otra singularidad de la PAZ radica en que, como instrumento de planificación y gestión acústica que redacta el municipio, la intervención de la Generalitat se limita al cumplimiento de los criterios que recogen sus distintos decretos y leyes en materia de contaminación acústica.
Con la ZAS, el control de la administración autonómica es mucho mayor. No en vano, entre las medidas restrictivas destaca la presencia policial a fin de verificar el cierre de los establecimientos dentro del horario marcado por la normativa. El incumplimiento acarrea la incoación de expediente sancionador, con el riesgo de una clausura permanente en el caso de existir reiteración acerca de la desobediencia.