CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló rediseña la reforma integral de la biblioteca municipal de la calle Mayor. Tras quedar desierta la primera licitación, el ejecutivo local impele un nuevo concurso público. Lo hace después de introducir cambios sustanciales en el diseño original. Como más significativos aparecen la reducción del sótano, al eliminarse una de las dos plantas proyectadas, y el incremento del presupuesto en más de 200.000 euros (de los 3,8 millones se pasa a los 4 millones).
Con estos reajustes, el equipo de gobierno confía en captar el interés de las empresas del sector, especialmente de las locales, para garantizar la ejecución de una actuación que cuenta con financiación europea. Del total de la inversión, hasta 2,6 millones de euros proceden de los fondos Next Generation EU dentro del Plan de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (Pirep).
El consistorio difundió por primera vez el proyecto en la plataforma de Contratación del Estado el 4 de agosto. Con la publicación del anuncio y el pliego, se abrió un periodo de 26 días para la presentación de ofertas. Finalizado ese plazo, no concurrió ningún licitador, por lo que el 5 de septiembre se propuso al órgano de contratación declarar desierta la licitación.
La intervención en la construcción de la calle Mayor, denominada Biblioteca 5.0: Una plaza urbana de la cultura, busca generar un espacio abierto e inclusivo conservando la esencia de un edificio del siglo XVIII, ubicado en la antigua Casa Andreu, en pleno centro histórico de Castelló. El inmueble data de 1962 y alberga el archivo municipal desde 1987.
Con una superficie de aproximadamente 700 metros cuadrados, posee tres salas de lectura y aula específica para consulta por internet. En 2010, sufrió una restauración parcial al mejorarse la accesibilidad, con la eliminación de las barreras. La inversión rondó los 200.000 euros.
Ahora, de acuerdo con la solución diseñada por el Ayuntamiento, el nuevo edificio se caracteriza por disponer de cuatro alturas y un patio interior. La planta baja se concibe como un intercambiador urbano, en el que se integran elementos de uso público (bicicletas o buzones inteligentes). La comunicación entre los distintos niveles se mejora con un ascensor, que sirve de apoyo a la escalera.
El principal cambio en el proyecto reside en la estructuración del sótano. En lugar de dos pisos para depósitos de libros, con una superficie de más de 200 metros cuadrados, el espacio se organiza en una sola planta, de manera que se suprimen o reducen algunos de los elementos proyectados, como el almacén o el vestíbulo independiente.
La rehabilitación recupera la composición tripartita de la fachada y se actúa en la totalidad de la envolvente del edificio para conseguir un mejor rendimiento energético. En el interior, se elimina parte del muro central, generando espacios amplios y continuos. Eso posibilita crear un gran atrio central, que funciona como un punto bioclimático clave, ya que facilita la correcta ventilación e iluminación del edificio.