CASTELLÓ. El aforo de cítricos en Castellón seguirá de capa caída en la campaña 2025-2026, tras rozar ya un mínimo en la anterior. La clemenules será una de las variedades más afectadas de la Comunitat Valenciana y reducirá su producción un 19 %, lo que supondrá unas 45.000 toneladas menos. La variedad reina de las comarcas de Castellón se quedará en 226.000 toneladas, frente a las 273.000 de la pasada cosecha.
Así lo estima la previsión realizada en julio por la Unió Llauradora en las tres provincias de la Comunitat, teniendo en cuenta el comportamiento climatológico, el estado de las explotaciones y el impacto de las plagas. La organización ha previsto una disminución del 3 % en la Comunitat, que pasará de 2,76 millones de toneladas a 2,68. Castellón liderará el descenso, con una bajada media del 11 %, que en el caso de la clemenules ascenderá hasta el 19 %.
La clemenules acapara más de la mitad de la producción de cítricos de Castellón y, si se cumple el aforo calculado por la Unió, se tratará de la cifra más baja de su historia. La Conselleria de Agricultura pronosticó en su primer aforo de septiembre de 2024 unos números similares (227.000 toneladas), pero luego, en marzo, la cosecha final recuperó una parte y sumó 45.000 toneladas más respecto a la estimación inicial.
Cambio climático y antigüedad del arbolado
Según la Unió Llauradora, la primavera arrancó con buenas condiciones de humedad, lo que propició una correcta brotación y floración. Sin embargo, a partir del mes de junio, el ascenso continuado de las temperaturas, tanto diurnas como nocturnas, generó una elevada caída fisiológica de frutos durante el proceso de “porgà” (caída natural de la fruta tras la floración).
A ello se sumaron episodios de pedrisco en determinadas zonas y un grave problema estructural, advierte el secretario general de la Unió, Carles Peris: una parte importante del arbolado citrícola valenciano es viejo y ofrece bajos rendimientos. Al respecto, la organización demanda a las Administraciones Públicas la convocatoria urgente de una línea de ayudas para impulsar la reconversión de árboles envejecidos.
Asimismo, remarca el impacto de diversas plagas, como el Schirtothrips aurantii, la mosca blanca, el cotonet de Sudáfrica y la araña roja, que han provocado mermas productivas en algunas zonas.
La Unió señala que las producciones limitadas favorecen un calibre aceptable para la comercialización y una mejora de los precios, pero recalca que, aun así, la producción se obtendrá con una menor superficie cultivada. Además, reclama la necesidad de que la industria transformadora pague con precios dignos, especialmente para la fruta afectada por pedrisco o con calibres bajos, "a fin de dar una salida comercial viable a toda la producción".
Presión exterior
Las organizaciones agrarias también denuncian el impacto de la competencia de terceros países, que envían su fruta a Europa con precios más bajos que los de los productores locales. Sudáfrica gana cuota año tras año: primero lo hizo con la naranja, pero ahora refuerza los pedidos de pequeños cítricos, que compiten directamente con la clemenules. Se teme que derive aún más producto a la Unión Europea debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos y la India.
Otro país con importante presencia en el mercado europeo es Egipto, que vende a un precio un 30 % inferior al de los cítricos valencianos.
Por ello, la Unió reclama que, en el caso de Sudáfrica, se refuercen los controles fitosanitarios en origen y que se extienda el tratamiento en frío a todas las variedades de cítricos procedentes de terceros países. En cuanto a Egipto, pide que Bruselas revise al alza el precio de entrada mínimo.