CASTELLÓ. La expansión de las viviendas turísticas en Castellón no tiene freno. Las medidas restrictivas anunciadas por la Generalitat y el Ministerio de Consumo no están teniendo efecto por el momento, y la alta rentabilidad de este modelo está superando los obstáculos que se le intentan imponer. Así, el número de viviendas destinadas a este tipo de arrendamiento temporal se ha duplicado en un año en la provincia, alcanzando ya las 13.095, según los últimos datos publicado en el registro de la Conselleria de Turismo.
Su irrupción es tal que las viviendas turísticas ya están presentes en 117 de los 136 municipios de Castellón, es decir, en el 86% del total. Su radio de acción abarca tanto la costa como las zonas del interior más despobladas, existiendo oferta incluso en pequeños pueblos como Castell de Cabres, Forcall, Eslida, Xert, Tirig, Benafigos, Vilar de Canes, Matet o Portell de Morella, entre otros.
No obstante, las principales localidades turísticas -Oropesa, Peñíscola y Alcalà de Xivert- concentran el 62% del total de viviendas turísticas (8.194). Oropesa lidera la clasificación con 3.108, seguida de Peñíscola (2.936) y Alcalà de Xivert (2.150).
También destacan Vinaròs (974), Benicàssim (965) y Castelló de la Plana (603). En este último caso, la capital de la Plana ha ganado casi un centenar de registros en los últimos seis meses, lo que confirma la fuerza con la que está creciendo este segmento residencial.
Impacto en el sector turístico tradicional
Esta proliferación explica, en parte, el freno de la ocupación en sectores de alojamiento tradicional, según fuentes del sector hostelero. De hecho, aunque el número total de visitantes en la provincia mejoró en agosto, apartamentos y casas rurales perdieron viajeros. También se vieron afectadas las estancias de los hoteles.
“Castellón es una provincia eminentemente turística y también está sufriendo la presión de las viviendas turísticas y su efecto en la oferta hotelera y extrahotelera reglada. Sin duda, los apartamentos son los más perjudicados porque las viviendas turísticas entran en competencia directa con este tipo de alojamiento”, advirtió Javier Gallego, presidente del Club de Producto Introducing Castellón.
Además, este fenómeno está empujando al alza los precios del alquiler, con un incremento cercano al 9% en el último año, situando el alquiler medio en torno a los 700 euros, según datos de Fotocasa.
Según los expertos, y tal como reflejan las estadísticas de compraventa e hipotecas, el mercado de la vivienda turística se ha convertido en uno de los instrumentos inmobiliarios más atractivos para los inversores por su alta rentabilidad. En Castellón, el 40% de las compraventas corresponden a inversores, mientras que la mitad de las hipotecas se han pagado al contado, lo que indica que muchas operaciones se destinan al alquiler turístico.
En esta línea, un informe presentado por la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) y la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval) destaca que una de cada cuatro viviendas vendidas en 2024 en la Comunitat Valenciana se compró con fines de inversión, principalmente por parte de compradores valencianos.
Por su parte, la Generalitat ha actualizado el Registro de Turismo de la Comunitat Valenciana y ha eliminado en el último año un millar de viviendas turísticas en la provincia por carecer de referencia catastral única e individualizada. Mientras tanto, el Ministerio de Consumo continúa presionando a las plataformas digitales, obligándolas a retirar del mercado los alojamientos ilegales.
Sin embargo, esta regularización no está mitigando el gran interés de los inversores. “Los bajos tipos de interés y la alta rentabilidad del alquiler están derivando inversiones hacia el mercado inmobiliario frente a opciones como la bolsa o el oro”, remarcan fuentes del sector.
