CASTELLÓ. El quiosco de la plaza del Real abrirá sus puertas al menos cuatro meses después de la firma del contrato. La concesionaria, El Fadrí de Romina y Cosmin SC, retrasará hasta septiembre la reapertura ante los problemas surgidos con la entrega de llaves, que se produjo el pasado 2 de julio pese a que el Ayuntamiento de Castelló aprobó la adjudicación el 20 de mayo. En aquel momento, el portavoz del gobierno municipal, José Luis López, aseguró incluso que el inicio de la actividad era inminente y que solo dependía de la empresa, una vez completada la tramitación administrativa.
"El viernes me dieron las llaves", explica el gerente de la adjudicataria, Cosmin Mihai. "Si no hubiese habido tantas dificultades con los papeles, habría abierto hace meses, pero ya no llegamos para el verano. Además, todos sabemos cómo se queda Castelló en agosto, así que tendré que esperar un poco más", lamenta.
Para que el cenador esté en condiciones, la empresa realizará una inversión mínima de 15.000 euros entre la maquinaria y el mobiliario. En este sentido, adquirirá las sillas y mesas para la terraza. "Todo será nuevo, ya que el quiosco estaba vacío", explica Mihai, que también regenta El Fadrí de la plaza Pescadería y el quiosco del parque Ribalta.
Además de equipar la instalación, la reapertura estará condicionada al visto bueno de Sanidad, que no solo inspeccionará la glorieta, sino también revisará el baño asociado y que el consistorio construyó en la anterior legislatura para mejorar las condiciones de explotación. "Tendrán que arreglar las puertas, porque nos las encontramos rotas y en malas condiciones", advierte el gerente, en alusión al lavabo.
El templete de la plaza del Real tiene un valor de construcción de 61.645,65 euros y ocupa una superficie de 51 metros cuadrados. Al margen de la barra circular en el interior, dispone de 12 mesas y 48 sillas en el exterior, aunque López ya aseguró en mayo que si la concesionaria lo solicita, podrá ampliar el mobiliario.
En septiembre de 2020, la anterior adjudicataria, Restaurante Mar Azul SL, renunció al año que le queda de contrato por la crisis económica a consecuencia de la covid-19. De hecho, bajó la persiana coincidiendo con la declaración del primer estado de alarma en marzo. La disolución contractual obligó al Ayuntamiento a licitar de nuevo el servicio de bar.
Tres empresas se postularon para asumir la gestión, imponiéndose El Fadrí de Romina y Cosmin SC al presentar la propuesta más ventajosa para el consistorio. No en vano, aumentó en más de un 24% el canon anual con una oferta de 9.060 euros, ostensiblemente por encima de los 7.256,9 euros recogidos en el pliego de prescripciones técnicas.