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por "falta de apoyo" público

Formigues Festival cancela su próxima edición

23/01/2020 - 

CASTELLÓ. No habrá octava edición del Formigues Festival de Benicàssim. Así lo han anunciado sus organizadores a través de un comunicado en el que dejan claro que "la insuficiente financiación" y "apoyo verdadero por parte de la administración" les ha obligado a suspender, al menos de momento, su celebración. "El temor a no cubrir las expectativas de todas esas generaciones distintas que asumen la experiencia de ir al festival, sumado al cansancio que genera poner en marcha cada año toda la maquinaria que requiere un evento de estas características, trabajando en más de una ocasión al límite de nuestras posibilidades, han motivado la paralización de esta octava edición", explican sus impulsores.

La cita, que trataba cada año de reunir a los más pequeños de la casa para sumergirlos en el circuito estatal de conciertos, no anunciará como acostumbraba por estas fechas parte de su cartel ni pondrá así las entradas a la venta. Sin embargo, la organización no cierra las puertas a volver más adelante con la puesta en marcha del festival. "Queremos pensar que esto no es un adiós. Quizá sea una reflexión, un descanso o una forma de poder coger fuerza. Ojalá volvamos a encontrarnos. Ojalá Formigues recobre ese pulso que le ha llevado a ser un festival idiosincrático, que siempre ha huido de tópicos con el objetivo de sorprender e inspirar libertad. Sin moldes. Y con la música como la mejor de las excusas", aseveran todos sus responsables en el comunicado.

Otro festival que dice adiós; otra "muerte anunciada"

Pero para que el Formigues Festival vuelva al circuito sonoro habrá que dejar atrás muchos de los obstáculos con los que se han topado durante los 11 años de su andadura. Y es que, esta era, como sucede en muchos otros proyectos culturales, “una muerte anunciada”. Así lo reconoce su directora Ana Rico a Castellón Plaza tras asegurar que, mientras el festival iba aumentando de año en año sus ambiciones y presupuesto, la partida que recibían del Ayuntamiento de Benicàssim y la Diputación de Castellón solo representaba entre el 8 y el 10 por ciento del total. “No tenemos el pulmón económico necesario para asumir el coste que ya estaba adquiriendo el festival. Por eso, como tampoco teníamos el apoyo financiero que el Formigues necesita para garantizar una buena programación y servicios, hemos tomado esta dura decisión”.  

Las palabras de Rico topan con lo que parecía, de puertas hacía fuera, la celebración de un festival familiar que cada año iba in crescendo y que gozaba de buena salud. Solo en su última edición, el Formigues amplió en cinco mil euros su partida presupuestaría, incrementó el aforo hasta las 5.000 personas diarias y además sumó a su lista de géneros musicales el flamenco y la rumba. Entonces el único de sus problemas parecía ser el recinto Villacamp que, como manifestó la misma directora en una rueda de prensa, “no daba para más”. Ahora bien, entre la lista de dificultades que tiene un proyecto de tinte infantil como este, se encuentra también el patrocinio. “Nos costaba mucho encontrar empresas interesadas o que encajarán con nuestra filosofía”, expresa la responsable, quien señala como la mayoría de macrofestivales tienen detrás a grandes marcas de bebidas alcohólica, y de ahí parte de su rentabilidad.

Por razones obvias, todas estas trabas han hecho que “la falta de ilusión” sea, consecuentemente, otro de los motivos por los que no seguir. “No somos una promotora, somos una asociación cultural formada por cinco personas con otros trabajos. Desgata mucho toda la gestión administrativa que un festival implica y el tener que ir todo el rato detrás de la gente. Sabíamos que este año íbamos a dar un paso hacia atrás y no nos podemos permitir dar algo que no se merece a un público que, en muchos de los casos, ha venido desde que eran pequeños. Nosotros hemos crecido con ellos. Así que si la ilusión es al final lo que prima en estos casos, cuando ya no se tiene es mejor retirarse, parar y recapacitar”, asegura Rico a este diario.

Por su parte el Ayuntamiento de Benicàssim, que ha querido dejar constancia de la "tristeza" al recibir la noticia, ha subrayado que a lo largo del año "se da cobertura institucional y apoyo económico" a los 18 festivales, de mayor o menor formato, que se celebran en la ciudad. "Mostramos nuestro sincero agradecimiento a la organización por la confianza mostrada a lo largo de estos años y desear que en 2021 se acoja la octava edición", han expuesto también en un comunicado . 

Pero la suspensión de la octava edición del Formigues Festival no es la única que ha vivido la agenda cultural valenciana en los últimos meses. Fue a finales del año pasado cuando se anunció que el festival de artes escénicas Tercera Setmana desparece. También sus impulsores, la Associació d’Empreses Productores d’Arts Escèniques del País Valencià (AVETID), explicaban lo costoso que es poner en marcha un proyecto, de carácter autonómico, sin el suficiente apoyo público. La “tardía llegada de ayudas públicas” y la “falta de coordinación” para programar las diferentes citas culturales que se tejen en la ciudad acabaron por mermar su celebración. En su caso, lo positivo del Formigues es que se enfrentaba al resto de citas con el plus de ofrecer diferentes disciplinas artísticas a un público objetivo poco común. No obstante, preguntada Ana Rico por cómo habrían cambiado las cosas el hecho de contar en Benicàssim con una Junta de Coordinación de Festivales –como la que se va a poner en marcha en Vila-real- , la profesional tiene claro que “hace falta más contacto entre todas las entidades y proyectos que existen en la ciudad”. “Aquí también tenemos en el área de Cultura un pequeño departamento para remar todos juntos  y aportar las dudas que tengamos. Es como un foro. Pero siempre es bueno tener más refuerzos”, afirma. Solo el tiempo, y un mayor respaldo por parte de la administración, dirá si el formigues team podrá volver a acercar a los más pequeñas de la casa temas como el de 'Como el agua' de Camarón, mientras pintan pececillos con acuarelas y participan en talleres donde se habla del agua, los animales y el respeto a la naturaleza. 

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