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también los artesanos viven con preocupación la crisis energética

La cerámica artística, ante su momento más crítico

19/09/2022 - 

CASTELLÓ. Los precios de la luz y del gas han escalado en los últimos meses a niveles inimaginables. La invasión de Ucrania ha desencadenado una crisis energética que, avisan, solo ha hecho que empezar, y eso que ya es crítica. Las fábricas azulejeras no recuerdan haber topado con una situación parecida. Algunas han cerrado hornos por los precios desorbitados a los que llegan sus facturas, mientras que otras como Azuliber han decidido directamente parar su actividad. El sector coincide en que sin ayudas urgentes será complicado continuar haciendo frente a dicha situación. Pero, ¿cómo viven los artesanos esta inestabilidad? 

"Si se tambalea la industria comercial y productiva, nosotros podríamos llegar a cerrar nuestro proyecto", avisa Óscar Carnicer, quien junto a su hermano Jorge llevan seis años trabajando en el taller 'AlcoRa La Ilustre Cerámica', una iniciativa que iniciaron con el firme convencimiento de dar a conocer el esplendor de la cerámica de l'Alcora. Hace dos semanas inauguraban en el Museo Nacional de Cerámica González Martí de València una exposición con más de 500 piezas en homenaje a la vuelta al mundo que Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano dieron hace 500 años cambiando así la historia de la humanidad. Un trabajo "muy difícil y costoso" que arrancaron mucho antes de la pandemia.

"Nuestro taller no vende, se dedica al mundo museístico y a la promoción de obra. Por eso nos afecta lo que ocurra en el sector industrial", explica Carnicer. Sobrevive, en efecto, el taller gracias a la empresa familiar Emigres, que soporta su mecenazgo. Sin fondos propios, si esta quebrase también lo haría su proyecto. "El sector industrial está incluso peor que durante la pandemia y en Castellón, que es una provincia que vive del gas, se espera una tasa de ERTE superior a la nacional. Los empresarios están haciendo sobrevivir las empresas con fondos personales. Es una crisis muy compleja que yo en 29 años no he vivido", reitera Carniser. Aun así, el director de 'AlcoRa La Ilustre Cerámica' no teme que su proyecto pueda desaparecer, ya que su mayor coste no es la energía, sino las horas que los artesanos pasan desarrollando la obra. "Tenemos solo un horno funcionando de tres, pero los artesanos no gastan tanto. Ahora mismo estamos empezando a preparar una gran exposición que debería inaugurase en dos años y medio". 

AlcoRa La Ilustre Cerámica'. Foto: CARME RIPOLLÈS 

Las dificultades que encuentran los ceramistas

Dónde cocer las piezas artesanas es otro de los problemas con los que se están topando algunos artesanos. Las fábricas azulejeras han cerrado gran parte de sus hornos y, en consecuencia, tienen que dedicar sus únicos recursos a la producción. Así le ha ocurrido al taller Ceràmica Artesans, en Onda, que solía ir a fábricas locales a cocer sus creaciones, pero cada vez está siendo más complicado hacerlo. En su lugar, han tenido que incrementar el uso del horno eléctrico. 

Por su parte, Ana Illueca, ceramista y directora del proyecto 'ADN Cerámico. Diseñando el Mediterráneo', impulsado por la València Capital Mundial del Diseño 2022, señala que otras dificultades con las que se están encontrando los creadores valencianos es la falta de suministro de barro. Un recurso que, generalmente, "adquirían en pequeñas cantidades" por su proximidad a almacenes como los de Manises, pero ahora que "no hay producto tan a menudo, he de comprar más cantidad". Como consecuencia, la creadora necesita un almacén más grande donde guardarlo, lo que "también es una inversión", lamenta.

Así mismo, la crisis de materias primas está afectando al aspecto final de las piezas. "Pasamos tres meses investigando, probando esmaltes, para llegar al color deseado. Yo utilizo mucho óxido de cobre procedente de Ucrania. Al importarlo de otros países cambia la composición química y por lo tanto el resultado", explica la valenciana.

Foto: KIKE TABERNER

Con todo, considera Illueca que una de las principales soluciones para aliviar esta situación pasa por bajar el 21% del IVA. "Al problema de la luz y de las materias primas se suma que, en mi caso, exporto internacionalmente unas piezas que no se envían de manera fácil. He de pagar un seguro, un plus para compensar el CO2 que causa mi envío y un plus por el tamaño y peso del paquete. Todo esto se traduce en un mayor gasto económico. Hacen falta ayudas menos burocráticas y más fáciles de gestionar como una rebaja del IVA", manifiesta.  

La enseñanza 'eclipsa' a la venta de obra 

Atravesaba la cerámica antes de toda esta crisis un buen momento, aunque tampoco era su mejor momento. El interés por este arte fue creciendo a raíz de la pandemia. Mancharse las manos, desconectar de los problemas y regresar a casa con un plato nuevo creado by myself sonaba muy estimulante. De ahí el boom de los talleres de creación y también de las exposiciones de arte. No son pocos los museos, galerías y otras instituciones que han situado a la cerámica en el punto de mira de sus últimas muestras. A principios de año, la UJI aunaba en un mismo espacio proyectos del MACVAC, el Museo del Azulejo de Onda y el Museo de Cerámica de L'Alcora, en colaboración con la València Capital del Diseño. Y como este decenas de trabajos. No obstante, aunque el interés por divulgar los secretos de la cerámica continúa a día de hoy, no sucede lo mismo con la compra de obra. 

"De la euforia de aprender cerámica han surgido muchos artistas jóvenes, que ahora también se tienen que ganar la vida enseñando. Hay más demanda del servicio que del producto. La gente quiere hacer cursos, pero la venta de obra ha ido decreciendo. No tiene nada que ver con la producción de hace cuarenta años. Muchos talleres han tenido que cerrar, porque el ceramista lo tiene muy difícil, son muchos los factores que hacen falta para mantenerse", explica Carmen Marco, presidenta de la Asociación Nacional de Profesionales en Cerámica (ANPEC).

En definitiva, a un pequeño ceramista "ya no le salía rentable su producción" antes de la crisis energética, como apunta Daniel Falomir, propietario del taller Cop D'art. "Las piezas de cerámica tienen un precio elevado de por sí relacionado con la mano de obra. Por eso, el incremento del precio de la luz no le afecta de manera considerable, como sí lo está haciendo en la industria". Aunque, como es evidente, esta pequeña subida tampoco ayuda a recuperar las ventas. "Lo que viene no será nada bueno para quienes trabajamos en el coleccionismo y a través de encargos particulares. Desafortunadamente en Europa cada vez es más difícil producir artesanía. Es por eso que la gente opta por la enseñanza", asevera el valenciano Arturo Mora, quien asegura que "de momento la situación es asumible, pero causa mucha preocupación". 

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