CASTELLÓ. La reforma del edificio de Borrull, valorada en 18 millones de euros, capta la atención de las grandes constructoras autonómicas y nacionales, algunas incluso con presencia en el extranjero. Todos los licitadores, una vez cerrado el plazo de presentación de ofertas, representan a importantes grupos empresariales, entre los que figuran dos sociedades castellonenses, Becsa SA y Gimecons-Ecisa.
La primera, pieza central del holding Simetría, creció un 21% en 2019 hasta superar los 122 millones de euros de facturación. Lo hizo justo en el año en que volvió al control exclusivo de la familia Batalla. La segunda se integra dentro del Grupo Gimeno, que posee hasta 11 divisiones distintas, entre las que destaca Facsa, especializada en el ciclo integral del agua, que dio un salto relevante en su actividad a partir del pasado ejercicio.
Las otras 10 firmas que aspiran a conseguir el contrato de Borrull son: Edhinor SA, Ecsa Obra Pública y Civil SL, FFC Construcción-Edifesa, Ferrovial Construcción SA, Grupo Bertolín SAU, Obrascon Huarte Lain SA (OHL), Vialterra Infraestructuras SA, Vías y Construcciones SA, Levantina Ingeniería y Construcciones SL (LIC) y Dragados SA. A ellas se suma la Unión Temporal de Empresas (UTE) compuesta por la Compañía Internacional de Construcción y Diseño (Condisa) y Ortiz Construcciones y Proyectos (Ortiz).
Los recursos humanos y materiales de las concurrentes garantizan un proceso de ejecución a la altura de la magnitud de la obra civil, que supone la mayor inversión de la Generalitat Valenciana, a través de la Conselleria de Hacienda, de los últimos lustros. Solo para 2021 contempla una consignación presupuestaria de 3,3 millones de euros, aunque el límite del gasto se sitúa en 8,1 millones de euros. La mayor aportación económica se realizará en 2022, teniendo en cuenta que la reserva de crédito se disparará hasta los 13,7 millones de euros. En el postrero año de la rehabilitación, la inyección será ostensiblemente inferior, en vista de la previsión de desembolso con un máximo de 2,2 millones de euros.
Según el pliego de prescripciones técnicas y administrativas, los trabajos se prolongarán durante 22 meses, con lo que las previsiones apuntan al segundo semestre de 2023 (entre abril y mayo) como plazo de finalización. Dependerá del arranque de la actuación, supeditada a su vez a la adjudicación. Al respecto, tras la apertura de la plica administrativa este jueves, con la documentación de cada pujador, la Mesa de Contratación valorará las propuestas técnicas el próximo 16 de diciembre. Esa evaluación despejará muchas dudas acerca de la licitación, ya que quedarán definidos los favoritos, a la espera de la baremación de los criterios económicos el 13 de enero.
A partir de ese momento, comenzará la verdadera cuenta atrás de cara al inicio de las obras. Así, el nombre de la concurrente ganadora se conocerá antes de acabar el primer trimestre del año. Culminado ese proceso, solo restará la formalización del contrato y la posterior firma del acta de replanteo para el pistoletazo de salida a propósito de la intervención.
La restauración afectará a la totalidad de plantas de Borrull. Únicamente se conservará el esqueleto, dado que se eliminarán muros y estancias para crear nuevos espacios. Del mismo modo, se modificará por completo el armazón exterior con el propósito de mejorar la eficiencia energética. Para ello, se revestirá la fachada de cerámica. No obstante, el principal cambio en el edificio respecto a la concepción actual significará la construcción de un patio interior y ajardinado, que no solo aportará iluminación a los distintos niveles, sino que además dividirá el inmueble en dos secciones bien diferenciadas en función del uso proyectado para cada una, esto es, servicios sociales, de igualdad y políticas inclusivas, por un lado, y atención ciudadana y registro, por otro.