CASTELLÓ. Discográficas, tiendas y músicos lo tienen claro: la vuelta del vinilo no es nostalgia. ¿Cómo iba a sentir la gente más joven nostalgia por algo que no conoce? Sin embargo, son cada vez más las personas de unos veinte años las que compran vinilos. Aunque nos choque o sorprenda no son únicamente los más mayores los que coleccionan estos discos. Atraídos por una forma de consumir mucho más pausada y enriquecedora, el vinilo parece haber encontrado su hueco entre quienes escuchan canciones por YouTube. Este fenómeno ocurre, sencillamente, porque ambas experiencias son totalmente complementarias. No podemos escuchar un vinilo cuando salimos a correr, pero sí cuando regresamos a casa. Pasar del modo aleatorio a concentrarse en una única cosa parece haberse convertido en necesidad.
Aun así, todavía hay quienes opinan que el vinilo es cosa del pasado y su vuelta una moda pasajera. Hoy en el Día Internacional de Vinilo, desde Castellón Plaza preguntamos a diferentes expertos si de verdad tiene recorrido este ' boom'.
Carmen Arnal, propietaria de la tienda de discos Oldies, en València, tiene clara su respuesta. "El vinilo está totalmente vivo" y las ganas por consumirlo nunca van a acabar. Para ella, en realidad, nunca han desaparecido. Su tienda lleva abierta en el centro de València desde el año 78 y siempre se han vendido más vinilos que cds. "Hemos seguido adelante pese al impacto que supuso en su momento la llegada de los compact disc y pese a la construcción, al lado de nuestra tienda, de un Fnac y su política de reventar precios. Si en ese momento no nos hundimos, tampoco lo haremos ahora. La venta de vinilos tiene mucho futuro. Además porque también vendemos por Internet", señala.
La propietaria de este pequeño negocio de vinilos presume de no haber perdido nunca una clientela aficionada, pero además, ahora ve como la gente más joven también empieza a consumir. "No hemos notado una subida de ingresos, pero sí hay más grupos que solo editan en vinilo", añade, además, Arnal.
De este aumento da fe Cesc Domènech, de la discográfica valenciana Primavera d'Hivern. Según apunta el también batería de Tardor, de las nueve ediciones que ha producido el sello desde enero hasta julio, más de la mitad se han editado también en vinilo. "Es cierto que la edición física está de capa caída, pero entre el cd y el vinilo, este último funciona mejor. Hay un público que compra a veces sin conocer al artista, solo por el vinilo y su diseño". Otra forma de captar público que no funciona del mismo modo con el cd.
"La explosión tan fuerte que vivimos con la distribución digital no se puede negar, pero muchos de estos artistas que durante un tiempo solo se focalizaron en tener su canción en Spotify, ahora quieren ediciones en vinilo para llegar a otro tipo de público", asegura el músico, que agrega: "Desde Primavera d'Hivern trabajamos con tiradas más cortas, porque el proceso de fabricación es más elevado, pero también el beneficio que obtenemos es mayor".
No cree, por lo tanto Cesc Domènech que el vinilo sea cosa de una moda pasajera. "Da la sensación de que ha vuelto para quedarse. Nunca llegará a los números de venta que consiguió en el pasado, pero tampoco bajará tanto como lo hizo en su día. Somos muchos los que crecimos sabiendo que existía el vinilo y no lo consumíamos, pero ahora te haces más mayor y puedes permitirte un reproductor. En mi caso, que tengo 32 años, así ha sido".
Con todo, el miembro de Tardor ha apuntado uno de los principales impedimentos que está teniendo el formato para crecer con más fuerza: faltan fábricas que hagan vinilos en Europa. "Está habiendo muchos retrasos, pedidos que se están acumulando y esto deriva en problemas importantes para sellos tan pequeños como el nuestro. Nos encontramos con que algunos encargos tardan unos cuatro meses en hacerse y por eso hay bandas que prefieren no esperar".
Ya 'advirtió' Bernat Fayos, parte del equipo de Krakatoa Records, una fábrica de vinilos instalada desde 2013 en Castelló, a finales del año pasado que sus máquinas estaban trabajando a todo gas para cubrir todos aquellos pedidos que se paralizaron durante los meses de confinamiento. De todos ellos, ninguno se canceló e incluso se fueron sumando otros nuevos. "Nuestra experiencia es que tenemos más producción. Los grupos tenían mucha incertidumbre porque el sector musical estaba muy tocado, pero han visto que esto va para largo y no hay muchas otras opciones que lanzar música. También en formato físico se está viendo que está funcionando", señalaba por entonces a Castellón Plaza.
¿Puede el vinilo en algún momento desaparecer? Puede, como tantas otras cosas, pero resulta un hueso duro de roer. Y es que, cuando se pensaba que su vuelta solo iba a ser cosa de un sentimiento de nostalgia, parece haber derivado en algo mucho mayor. Un ritual que no solo ha atrapado a quienes en su un día cayeron en la red sino también a un público joven y con ganas. "Hay algo de moda, sin duda, pero los números hablan de interés. El vinilo se ha convierto en parte de un objeto de coleccionismo, pero también en la opción preferida para quienes buscan con ansia una experiencia distinta con la música", asegura Antoni Roig, experto en cultura audiovisual.
En 2015, más de la mitad de los compradores y las compradoras de vinilos en Estados Unidos tenían menos de 25 años, y en ese mismo año, las ventas aumentaron un 32% hasta los 416 millones de dólares, el nivel más alto desde 1988. Una tendencia al alza que, según el valenciano, no ha dejado de crecer tampoco en España. "Hay muchos jóvenes enganchados, por ejemplo, al k-pop que quieren los vinilos que estos grupos venden. Diseños mimados hasta unos niveles angustiosos y carísimos, pero que tienen que ver con nuestras ganas de tocar y de ver. Los posters y todo el material añadido forman parte de su regreso".
Para Antoni Roig, este cambio cultural no va a desaparecer, precisamente porque nuestra necesidad de contacto va a permanecer. "El vinilo nos ofrece una experiencia distinta en la cual puedes prestar atención a aquellos detalles que estás escuchando. Un deseo desconocido y cada vez más presente entre la gente joven".
Krakatoa Records, en Castellón, y Press Play Vinyl en Vizcaya. Ambas fábricas de vinilos -las únicas en España- tienen claro que la reaparición del vinilo no es cosa de una moda pasajera. Las cifras lo demuestran y sus máquinas lo constatan: no han dejado de producir ni en medio de la sequía musical provocada por la covid-19