EMPRESAS

La vivienda asequible pierde peso en Castellón: sólo copa la mitad del mercado por la falta de oferta y la escalada de precios

El segmento por debajo de los 200.000 euros se desploma en 29,1 puntos desde 2020 en la capital

  • El solar del lote uno del Plan Vive en la calle Riu Llobregat.
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CASTELLÓ. La oferta de vivienda asequible se ha reducido de forma importante en Castellón en apenas un lustro. Según un estudio elaborado por Idealista sobre la evolución del mercado en las capitales de provincia, los inmuebles en venta por debajo de los 200.000 euros representan hoy el 54,9% del total en la capital de la Plana, un porcentaje que supone 29,1 puntos menos que en el tercer trimestre de 2020. Una caída que refleja la creciente escasez de producto en los rangos de precio más accesibles y el impacto del fuerte repunte de precios que arrastra el mercado.

La tendencia reproduce lo que ocurre a escala nacional. En el conjunto del país, este segmento ha pasado de suponer el 60% de la oferta hace cinco años a situarse hoy por debajo del 38%. El desplazamiento hacia tramos superiores de precio es evidente también en Castellón: las viviendas entre 200.000 y 300.000 euros alcanzan ya el 32,1% de la oferta —22,8 puntos más que en 2020—; mientras que los inmuebles de entre 300.000 y 400.000 euros suben hasta el 7,5%, 4,1 puntos más que hace un lustro, según los datos de Idealista.

La escasez de producto asequible y la presión alcista en los precios explican en gran medida este movimiento. Según el índice inmobiliario de Fotocasa, el precio de la vivienda en la provincia se encareció en octubre un 21,2% interanual situándose en una media de 1.852 euros/m². La Estadística Registral Inmobiliaria del Colegio de Registradores confirma esta tendencia: en el tercer trimestre, el precio medio de las transacciones alcanzó los 1.304 euros/m², tras crecer un 6,1% respecto al trimestre anterior y un 7,7% interanual. Las compraventas también siguen al alza: aumentaron un 8% en el tercer trimestre y acumulan un crecimiento del 25,7% en lo que va de año, con 14.593 operaciones registradas.

A esta presión de la demanda se suma un elemento clave: desde la pandemia, el ladrillo se ha reafirmado como un destino seguro para los ahorros y la inversión. La elevada rentabilidad del alquiler —muy por encima de la de los depósitos bancarios o la deuda pública— continúa atrayendo a particulares con liquidez y a pequeñas empresas. Más del 40% de los compradores en Castellón adquieren vivienda como inversión, según datos de las empresas del sector, normalmente con la intención de obtener rendimiento mediante el arrendamiento.

Esta dinámica se constata en la estructura de las compraventas. Según el INE, entre enero y agosto de 2025 el 54,2% de las viviendas vendidas se financiaron mediante hipoteca, mientras que el 45,8% se pagaron al contado. Aunque el uso de financiación bancaria crece respecto a 2024 (44,7%), sigue habiendo un volumen muy elevado de operaciones sin crédito, impulsadas precisamente por esos inversores y particulares con liquidez que continúan apostando por la vivienda como valor refugio. Este peso del comprador sin hipoteca intensifica la competencia en los tramos de precio más bajos y acelera la desaparición de la oferta asequible.

El delegado en Castellón de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval), Chema Díaz, confirma que los inmuebles por debajo de los 100.000 euros —e incluso de los 200.000— “se venden prácticamente en cuanto salen al mercado”. Para muchas familias, hipotecarse resulta hoy más económico que pagar un alquiler, dado que los arrendamientos continúan en máximos. Según Idealista, el precio del alquiler en Castellón se ha incrementado un 7,2% interanual; entre julio y septiembre se registró un descenso estacional del 1,6%, pero los valores siguen en máximos históricos, con alquileres de hasta 750 euros por un piso de 80 metros cuadrados. A ello se suma el auge del alquiler por habitaciones, que puede ofrecer rentabilidades de hasta el 10%, lo que empuja a más inversores a captar viviendas de precios bajos. De hecho, el sector calcula que esta modalidad de alquiler representa ya el 20% del mercado en Castellón. 

Tensiones en el mercado

La presión combinada de compradores que buscan vivienda habitual y de inversores que compiten por el mismo producto está tensionando aún más un mercado con poca oferta disponible, según apunta el experto Chema Díaz. El resultado es un desplazamiento creciente de familias con ingresos medios que tienen dificultades para acceder tanto a un alquiler asumible como a una vivienda de compra a precios razonables.

Otro factor que amplifica la tensión en el mercado es la expansión de la vivienda turística. Lo que en muchos casos comenzó como una fórmula para complementar ingresos se ha convertido, según expertos del sector, en un elemento que “distorsiona el mercado del alquiler tradicional, tensiona los precios y agrava la competencia con los alojamientos reglados”. José Manuel Salvador, decano del Colegio de Economistas de Castellón, advertía recientemente que “la elevada rentabilidad de las viviendas turísticas está restando atractivo al alquiler residencial y provocando un efecto contagio en los precios”. En la misma línea, Francisco Nomdedéu, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), señaló que “las viviendas turísticas están copando el mercado, que ya es muy reducido, y dejando sin producto a las inmobiliarias”, sobre todo en los municipios más turísticos de la provincia.

A nivel nacional, algunos indicadores anticipan un posible enfriamiento del mercado inmobiliario en 2026. Un informe de BBVA Research prevé cierta moderación en las compraventas —sobre todo en viviendas adquiridas sin hipoteca y en operaciones que no son de primera residencia— debido a la escasez de oferta y al encarecimiento sostenido. Sin embargo, Chema Díaz no aprecia por ahora señales de esta desaceleración en Castellón. El mantenimiento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, tras varios recortes, podría encarecer las hipotecas y ralentizar en parte la actividad, pero el dinamismo sigue siendo elevado y la tensión estructural en la oferta no muestra síntomas de aliviarse.

El panorama resultante es un mercado cada vez más competitivo y menos accesible para quienes buscan viviendas asequibles. La combinación de precios en aumento, fuerte presencia de inversores y un parque limitado de inmuebles económicos dibuja un escenario en el que encontrar una vivienda asequible en la capital —y en buena parte de la provincia— se ha convertido en un desafío creciente.

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