CASTELLÓ. ¿Por qué se decide tan rápidamente si una ciudad es bonita o no? ¿Hay alguien que pueda saber con exactitud si lo es? Cuando Jaime Pire viajó por primera vez de Asturias a Castelló, para vivir en esta última, se quedó sorprendido al ver que la ciudad no era tan "fea" como le habían contado. "No se caían edificios ni nada", relata ahora con humor el publicista. Sin embargo, estaba claro que está objeción tampoco surgía de la nada. Hay un estigma detrás de Castelló que responde a cómo ha evolucionado urbanísticamente la ciudad desde los años 60. Una serie de decisiones, muchas mal tomadas, que según diferentes arquitectos y diseñadores han roto con la coherencia estética de la urbe.
¿Qué podemos hacer entonces para cambiar esta situación?, se preguntarán muchos. Cambiar lo que se hizo mal en el pasado es muy difícil y costoso cuando hablamos de arquitectura, pero los profesionales de la provincia están comprometidos a asumir dichos errores para impulsar, junto a la ciudadanía y la administración, unas nuevas medidas y forma de trabajar que pueden mejorar este caos. Así lo han asegurado en el primer Esmortzaret creatiu de la ciudad. Una cita impulsada por el centro de coworking creativo Cow, que tendrá lugar un viernes de cada mes y que ha arrancado bajo el lema: Una rotonda al revés y otros grandes hitos del diseño en Castellón.