CASTELLÓ. Hacer arte que de primeras no sea vea es el deseo que mueve desde hace mucho tiempo al artista urbano E1000. Aunque pueda sonar descabellado, es la gracia de su trabajo. Intervenir rejas, alcantarillas, barandillas... El madrileño es 'experto' en intervenir las piezas ocultas de la ciudad. Y lo hace, como ha explicado más de una vez, para generar interés entre el público por ese arte que va más allá de los murales que rápidamente consiguen captar nuestro interés. Esto lo que logra en el espectador es una implicación que lo convierte sin darse cuenta en "elemento esencial" de su propuesta.
"Vivimos en una ciudad en la que se borra todo; entonces el doble filo de hacer algo que esté oculto es bonito porque está oculto, y es práctico porque está oculto. Muchas veces se juega con la dualidad de si es algo primitivo o no, ¿lo habrán hecho los vecinos o habrá venido alguien a hacerlo?", reflexionaba E1000 en una entrevista de hace años. El papel tan activo que han tomado quienes le siguen es precisamente por esta razón; son ellos quienes han de descifrar si las piezas pintadas son, o no, obra del artista, ya que, además, no van acompañadas de ninguna firma.
"No tengo especial interés en perdurar, aunque en ocasiones y por la naturaleza de lo que hago sea así, prefiero disfrutar de la experiencia del momento frente a la durabilidad de lo que surja en ese instante. Practico bastante el desapego de mi trabajo, en ese sentido trabajar en la vía pública te lo pone fácil", explica E1000 a este diario.
Durante siete días el artista ha estado realizando una serie de intervenciones en Vila-real, coincidiendo con la Mostra Test, que ponen en práctica toda esta filosofía. "Son intervenciones que se adaptan a la arquitectura de la ciudad de una forma sutil para resaltar espacios con historia. La propuesta pretende invitar a que la ciudadanía descubra las piezas por si misma", recalca el autor. Entre estos espacios, se encuentran un muro homenaje al antiguo colegio El Comedor, una sombrilla en la plaza de La Panderola y la pérgola y escaleras de la Glorieta 20 de febrero. Intervenciones que, en su mayoría, contienen un elemento muy identificativo de la obra de E1000: el color.
Además de una constante búsqueda de la geometría perfecta, el artista urbano es conocido por el minucioso empleo de fragmentos de color en sus creaciones. Algo que ayuda a dar vida a elementos de la urbe, muchos olvidados o degradados. La trayectoria de E1000 siempre ha viajado en esta dirección. Humanizar el espacio público como principal meta.
Por lo que hace al momento de ponerse a la acción, el artista asegura que "no suele trabajar con boceto previo y si lo hay no es cerrado en ningún caso". Para alguien que ocupa la calle, la improvisación es parte, casi intrínseca, de lo que hace. "Intento adaptarme al medio en la mayor medida posible y ese camuflaje implica la improvisación", indica E1000 que, con todo, siempre hace un mappeo de la ciudad antes de empezar a pintar.
Y en ese búsqueda, en la que cada calle resulta un lienzo casi infinito para intervenir, ¿qué es lo que más atrae su interés? E1000 responde: "En realidad, no considero la calle como un lienzo, si no un soporte mucho más dinámico y con otras características, en especial, la exposición a las inclemencias climáticas. Un lienzo es de una propiedad y lo puedes transportar de un sitio a otro, el espacio público, en cambio es inamovible y se deteriora a la vez que el entorno. Es un soporte orgánico y dentro de este organismo me interesa mucho el trabajo de los operarios de urbanismo y todo lo que sucede de forma casual y sin intención artística".
Lo que el creador pretende es, sin lugar a duda, crear nuevos significados para el mobiliario urbano. Como dice en su perfil de Instagram: "Escribir letras, números y mensajes [que solo pueden ser vistos] por debajo del nivel de los ojos".