Los premios y los eventos cinematográficos nacionales vuelven a no poner en el mapa a la Comunitat. El objetivo del sector es ser una "capital del cine" durante el 2021
VALÈNCIA. Se acerca el final del año, y el cine español recoge canastas para ver cómo ha salido la cosecha de esta temporada. En ella, destacan grandísimos títulos que se disputarán unos igualadísimos Goya: Dolor y Gloria, La trinchera infinita y Mientras dure la guerra parten como favoritos, en una decena de categorías en las que estarán acompañadas de unas notables O que arde, Intemperie, Ventajas de viajar en tren o Quién a hierro mata. Algo parecido ha pasado en los premios Feroz, que eligen los periodistas cinematográficos: las categorías brillan por sus nominaciones y también por las ausencias como las de Els díes que vindràn o La hija de un ladrón. En la tormenta mediática de querer corregir las nominaciones, hay una constante que lo une todo, ¿qué hay del cine valenciano?.
A pesar de que este año la repercusión de algunas de las propuestas ha llegado a ser notable, llegando a festivales como el de San Sebastián o Málaga, más allá de el entusiasmo y la atención que se les ha hecho desde la Comunitat, el audiovisual valenciano vuelve a no dar el salto a nivel nacional. Así, Vivir dos veces, el gran ganador de los Premis de l'Audiovisual que se celebraron hace apenas unas semanas en Castelló, está totalmente desparecido de los diferentes galardones nacionales, optando solo a la categoría de Premio al Cine y Educación en valores en los Forqué. Tampoco aparecen La banda ni Asamblea, las dos vistas por primera vez en Málaga. En el caso de los Feroz, solo opta a premios La Innocència, en la categoría de mejor actriz de reparto, que recaería en Laia Marull. En el de los Goya, el mismo film tiene dos nominaciones, a Mejor Canción Original y a Actriz Revelación para Carmen Arrufat, aunque no se cumple una predicción esperable como era la nominación a Mejor Dirección Novel. En el caso de los cortometrajes, de las nueve preselecciones, solo ha pasado el corte una, Madrid 2120, en una categoría (Mejor Cortometraje de Animación) en la que casi el 50% de las posibles candidatas eran valencianas.
Un par de excepciones, Buñuel en el laberinto de las tortugas, co-producida por Hampa Studio, tiene cuatro nominaciones y rompe el techo de cristal al que se le suele someter al cine de animación, optando a galardones en las categorías de Mejor Guion Adaptado, Mejor Dirección Novel, y Mejor Música, además de la obvia Mejor Película de Animación. A pesar de que ni el guion, ni la dirección, ni la autoría del cómic adaptado nacen de la Comunitat, el equipo valenciano se encargó de acabar los últimos minutos de metraje. El film compartió la terna para ser la representante de España en los Oscar con Dolor y gloria y Mientras dure la guerra (se optó por la primera), ha sido nominada a Mejor Película de Animación en los Premios de Cine Europeo y podría dar la sorpresa en los mismos Oscar. Por otra parte, dos profesionales valencianos implicados en el último film de Almodóvar como son Ana Lozano y Toni Novella optan respectivamente a un galardón a Mejor Maquillaje y Peluquería y a Mejor Dirección de Producción.
Con todo esto, la aspiración de que los Premis de l'Audiovisual sean el altavoz y un revulsivo para el cine hecho por cineastas locales queda otro año más enterrado. Ni las producción más galardonada tiene una presencia destacada en los premios nacionales, ni las producciones que sí la tienen en Madrid destacaron en la gala de Castelló. Si bien se puede estar orgulloso de la media cualitativa de esta temporada, parece que esta sigue siendo insuficiente. De esta poca presencia de títulos valencianos en los escaparates naturales de la industria a nivel nacional, hay que tener en cuenta la ventaja mediática que tienen los films hechos en Madrid y Cataluña, pero Galicia o Andalucía sirven para relativizar esa defensa.
Pero tampoco sería justo limitar el análisis del año audiovisual valenciano a un número de nominaciones y premios. Y en otros ámbitos, la Comunitat tampoco acaba de posicionarse allá donde desea. Es el caso de los rodajes, que si bien siguen aumentando gradualmente su presencia, gracias a una creciente sensibilidad de la Administración en facilitar y promocionar el territorio como plató natural para casi cualquier historia, aún no han puesto a València en el mapa. Dolor y gloria, la que previsiblemente va a ser coronada como el mejor film del cine español del año, ambientó una subtrama que supuso un par de días de rodaje; y la Ciudad de las Artes y las Ciencias ha atraído una superproducción del calado de la teleserie de HBO Westworld. Más allá del par de sorpresas anuales, la Comunitat en general y València en particular tiene aún mucho camino por andar que llevan recorrido -por ejemplo- Andalucía o Islas Canarias, al que ahora se le suma Cantabria. Netflix, que el pasado mes de abril abrió en Madrid su primer centro de producción europeo, podría situar en distintas zonas de España su interés en desarrollar algunas de sus ficciones. El gobierno de Cantabria ha aprovechado el rodaje de Diecisiete de Daniel Sánchez Arévalo para iniciar contactos con la multinacional para "mostrar y visibilizar" el talento de sus jóvenes realizadores.
El objetivo que se marcó el sector para buscar ponerse en el mapa es 2021, centenario del nacimiento del cineasta valenciano más célebre: Luis García Berlanga. El Ayuntamiento de València constituyó una mesa de trabajo con los principales agentes del cine valenciano con un objetivo: acoger la gala de los Goya para conmemorar la efemérides y convertir 2021 en 365 de varios eventos de proyección nacional. Para 2020 se llegó a poner encima de la mesa calentar motores con los premios Feroz, pero València se apeó de esa carrera y finalmente se celebrarán en Aranjuez (Madrid). Solo el tiempo dirá cuánto y cómo maduran las aspiraciones del cine valenciano por trascender sus fronteras naturales. En este 2019, progresan adecuadamente, a pesar de que el tiempo no corre a su favor.
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