CASTELLÓ. El gobierno y la oposición en el Ayuntamiento de Castelló ponen de manifiesto que están a años luz del consenso ante la covid-19. Las insalvables diferencias sobre el modelo de reactivación económica destierran cualquier posibilidad de un gran pacto político, a diferencia de lo que ocurre en otras instituciones, como la Diputación Provincial.
Atrás quedaron las buenas intenciones para ir todos juntos de la mano. El talante conciliador mostrado en el primer pleno virtual de la historia forma parte del pasado. Si en la convocatoria ordinaria de abril se advirtió un cambio generalizado por los matices ideológicos, las pocas dudas que había al respecto se despejaron en la sesión de este jueves.
"En este pleno hay dos respuestas que son antagónicas: la oposición, que pide que la administración se ponga de perfil, con una rebaja que provocaría una merma de 10 millones en ingresos, y que además dice que la economía se resolverá por sí sola; y el Acord de Fadrell, que plantea que el Ayuntamiento sea un actor que intervenga para reconducir esa construcción", resumió el portavoz de Podem-EUPV, Fernando Navarro.
"Nosotros [gobierno] apostamos por la segunda opción y abogamos por salir de esta crisis con un tejido más sostenible y una estructura social más igualitaria", añadió el edil de la confluencia.
En la misma línea se expresó el representante de Compromís, Ignasi Garcia, quien insistió en que "solo con servicios públicos fuertes podemos superar esta crisis económica, sanitaria y social. Bajar impuestos al infinito y más allá como propone el PP es un imposible".
Frente a esas posturas de los partidos que integran el Fadrell (el PSPV es el tercero), la oposición se aferró a sus propios planes económicos, con reproches al equipo de gobierno por hacer oídos sordos "al ofrecimiento de diálogo". "Estamos ante una nueva oportunidad perdida. Una más, de las muchas que ustedes han tenido para demostrarles a los castellonenses que les importa su futuro y que velan por sus intereses y su seguridad", les afeó la edil popular, Begoña Carrasco.
"Esto no va de colores políticos sino de arrimar el hombro. Va de eficacia, de tener altura de miras, algo de lo que carecen ustedes", prosiguió la portavoz de la principal fuerza de la oposición.
Las declaraciones de ambos bandos denotaron que cada vez existe mayor distanciamiento entre las formaciones que conforman la corporación municipal pese a la voluntad expresa de la alcaldesa, Amparo Marco, de establecer una mesa de diálogo ante la pandemia, como así anunció a finales del pasado mes. Una pretensión que a día de hoy se antoja poco menos que imposible.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara