¿Quedará algo en pie cuando echemos a Atila Sánchez? A lomos de su caballo Isidoro, el presidente galopa por todo el país destruyendo lo que encuentra a su paso. Pero el animal, exhausto de tanta correría, es inocente. Hay que crear un fondo para rescatarlo del jinete pálido
El presidente del Gobierno ha arriesgado demasiado. Puede haber iniciado un camino de no retorno. Revelar su espionaje y el de sus ministros para compensar el hackeo a los independentistas ya se le está volviendo en contra. Se ha equivocado en la forma y el fondo y está preso de sus decisiones.
Se pueden crear espacios para diferenciar, para dividir o confrontar o por el contrario para ensanchar perspectivas. Y en estas estamos. En la última semana Pedro Sánchez se ha quedado solo en su espacio a cuenta del espionaje al independentismo catalán, Yolanda Díaz es ya un espacio en sí misma como quiere Sánchez para ningunear a Unidas Podemos y Alberto Núñez Feijoo con su efecto parece que ya tiene más apoyos que nadie
Hemos pillado asiento en primera fila para asistir a la decadencia del Gobierno del país. La entrada nos ha salido por un ojo de la cara, pero vale la pena ante el sublime espectáculo de ver cómo se consuma la derrota del presidente maniquí. Su cuenta atrás ha comenzado
El Gobierno iniciará también una ronda con los grupos parlamentarios y empezará con el Grupo Popular
Los usos institucionales son casi tan importantes como el contenido de los asuntos. Da igual quien detente el poder. No es de recibo que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición no mantengan un diálogo fluido y máxime en épocas como la actual con asuntos de calado. Aquí no valen ni el orgullo personal ni la displicencia hacia el contrario
El presidente del Gobierno y la primera ministra finlandesa insisten en la importancia de que la UE permanezca unida
Nos gusta hacer balances de todo y por su orden. En este caso de la legislatura del primer Gobierno de coalición. Y es que en tan solo dos años han pasado muchas cosas. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lideraron el acuerdo. Unidas Podemos entró en el Gobierno y hoy Iglesias ya no está, tampoco la entonces vicepresidenta Carmen Calvo, o el ministro José Luis Ábalos o el todopoderoso jefe de gabinete monclovita, Iván Redondo. Y estamos en pandemia
Algunos han hecho todo un arte al esconderse en su propia mismidad para huir de sus responsabilidades y no resolver los problemas que acechan a un país o a sus propias huestes partidarias que en un tiempo no muy lejano le pueden hacer perder elecciones. El ciudadano asiste atónito a las explicaciones de unos y otros. Sacan números, elaboran presupuestos, hablan de impuestos o guerrean por el liderazgo sin ningún tipo de conmiseración
Y todos tan amigos. Por momentos parece que el Gobierno y el PP se “quieren”. Los últimos compases veraniegos nos hacen sospechar que se ha dulcificado la proverbial enemistad entre Pedro Sánchez y Pablo Casado. El asunto de la devolución de los menores de Ceuta a Marruecos y la catástrofe ecológica en Murcia parecen haber obrado el milagro. Y por supuesto la crisis de Afganistán