Esta semana se cumple un año del terrible incendio de Bejís que azotó la zona donde paso cada verano desde que nací, la zona del Alto Palancia. Una zona verde, frondosa, con montañas maravillosas que invita a caminar y a perderse por sus rutas de senderismo y que supone al mismo tiempo una inyección económica importante para la vida rural por sus cultivos. Una zona que necesita recuperar sus montes para que vuelva a tener vida.
Demasiados alardes para llegar a lo previsible. Pedro Sánchez sigue su ruta y ya veremos hacia donde le lleva con las cesiones ofertadas a sus socios. Ha logrado una primera victoria al pactar con nacionalistas e independentistas asuntos posibles e imposibles. Mientras el PP aparece solo y sin apoyos.
Madrid como capricho y necesidad. Me siento hijo adoptivo de la capital, donde pasé los mejores años de mi vida. Se lo agradezco visitándola cada cierto tiempo, y paseando por sus calles entre recuerdos y olvidos.
Con la celebración de una vuelta más al sol ¡ya van 46!… Hago de nuevo una reflexión y balance vital inevitable cada vez que cumplo años. Las alegrías, las penas, los problemas, la importancia de las pequeñas cosas, el día a día y aprender a vivir el presente sin grandes proyecciones de futuro… Y todo esto, con la banda sonora del clásico tema de Joan Baez, “Gracias a la Vida… que me ha dado tanto”.