CASTELLÓ. Una conversación entre varias socias de la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades Renales de la provincia de Castellón, (ALCER Castalia), sirvió el año pasado para activar un proyecto de formación en bricolaje para las mujeres asociadas, de forma que pudieran aprender a realizar por sí mismas los pequeños arreglos que precisa una casa. Tal como explica la neuropsicóloga Nerea M. Clos, “muchas de ellas, al vivir en un sistema patriarcal y tener mayor esperanza de vida, habían llegado a un punto de sus vidas donde vivían solas y eran completamente autónomas salvo en este punto”.
Desde la primera sesión presencial, y dirigidas por Nerea, una decena de mujeres comenzaron a formarse para saber desde cambiar una cisterna de WC a arreglar un enchufe, una correa de persiana, una cerradura, un grifo, un fusible, una bombilla, un pomo, etc. “Nos dividimos por mesas, cada una con una sección de fontanería, electricidad y carpintería, y hablamos desde los tipos de tornillos o tacos a las hojas de sierra, o explicamos el sistema eléctrico básico, los plomos, los puntos débiles de algunos arreglos, como el vástago de un grifo...”.
De este modo, poco a poco se pasó a estudiar cómo resolver problemas concretos de sus domicilios. “La idea era que no tuviesen que recurrir a ningún profesional ni a nadie más”. Y el resultado fue todo un éxito: entre ellas se fueron contando cómo habían realizado algunos cambios en sus domicilios, a veces con pequeños trucos, y para seguir ayudándose, surgió la idea de crear un grupo de WhatsApp donde ir consultando más dudas y ofrecer apoyo emocional o logístico entre todas.
Así, ya en la segunda sesión presencial, el enfoque fue perder el miedo a las principales herramientas. “Muchas de ellas no habían tocado ninguna nunca, por lo que nos propusimos fabricar un sofá de palets. Nos dedicamos a pensar los materiales, la estructura, la disposición de los cortes... y de nuevo manos a la obra, ellas mismas cortaron, lijaron, imprimieron y pintaron. Aprendieron a utilizar la sierra de calar, el martillo, la lijadora, a sacar clavos, a cambiar hojas...”, explica Nerea M. Clos. En la tercera sesión presencial, que tuvo lugar el 22 de octubre, terminaron el montaje del sofá y lo dejaron en la sede de ALCER Castalia, donde ha pasado a ser parte del mobiliario. Y el pasado martes 3 de diciembre, en la última sesión, se lijaron y pintaron las partes del sofá, último paso antes de la colocación de la tela para su acabado.
Por parte de la neuropsicóloga, la valoración es plenamente positiva: “ha sido una experiencia maravillosa, nunca había tenido un sentimiento de realización profesional tan grande, y es que me toca de forma personal ver a las mujeres crecer y empoderarse a pesar de todo, de sus vidas, de su enfermedad y del sistema”, por lo que está muy agradecida por los vínculos creados. Finalmente, Nerea destaca que “para nuestras socias, el hecho de encontrar una validación, una realización, un sentimiento de autonomía y de suficiencia, cuando hay una enfermedad crónica, te posiciona, te desarrolla como persona, te hace ser un poco más feliz, porque te sientes más capaz y no por debajo de los demás”.
ALCER Castalia trabaja por optimizar la calidad de vida de las personas con enfermedad renal y sus familiares, mejorar su adaptación a la enfermedad y a los tratamientos, prevenir y visibilizar la insuficiencia renal crónica y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la donación de órganos. La asociación, que actualmente, atiende a más de 1.500 pacientes renales a través de sus servicios y actividades, realiza acciones de divulgación y sensibilización en la sociedad y reivindica los derechos de las personas afectadas.