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la compra, en cambio, sigue sin repuntar

La pandemia llena las librerías de segunda mano de gente que busca vender sus libros

1/10/2020 - 

CASTELLÓ. Así es. Son cada vez más las librerías de segunda mano que, tras los meses de confinamiento, han empezado a hacer 'match' con gente que trata de vender sus libros. Los meses de parón durante -y después- de la cuarentena han llevado a cada vez más personas a desprenderse de aquellos objetos que permanecen en sus hogares en pausa, sin hacer ruido, ni provocar. Esos son, en su mayoría, los libros. Y es que, como decía un artículo de El País, "el libro es fruta de temporada". Aunque tenga sus idas y venidas, siempre está ahí, aguantando en nuestra despensa. El problema es que, con la crisis económica, solo aguanta sin comérselos (venderlos) aquél que no tiene hambre. 

"Los primeros días después del confinamiento empezaron a llegar muchos clientes que nos preguntaban qué tenían que hacer para vender sus libros. Pero ahora, tras el verano igual. Han vuelto de las casas de la playa intentando hacer un hueco en sus hogares", comenta Raquel, trabajadora de la librería RacóLector de Castelló. Este espacio, abierto desde hace tres años, ha notado como en cuestión de meses ha aumentado el número de vecinos que piden que se compren sus libros. Usuarios que se han presentado en las librerías incluso con las obras perfectamente precintadas para poder venderlas lo más urgente posible.

Una tendencia que también observan desde la cadena de libros de segunda mano Re-Read. En tan solo dos días, del 19 al 20 de mayo, su tienda en Castelló depositó 300 libros. Una llegada masiva de obras que en realidad era incluso mayor a la de estas cifras. Y es que según explican los mismos trabajadores, no pudieron aceptar todos los libros que les entraban. "Primero porque tenemos un criterio de selección y también porque tenemos títulos tantas veces repetidos que no nos caben. Y cuando estos están en perfecto estado nos es imposible destinarlos al reciclaje", explica la franquicia, que no vincula este comportamiento únicamente a la necesidad de llevarse unos ingresos extra. 

En efecto, Re-Read asegura que por cada una de las piezas que le ofrecen paga únicamente 20 céntimos. Sin distinción. Es la fórmula del low cost; después sus libros se venden uno a tres euros, dos por cinco y cinco por diez¿Entonces por qué tras la pandemia se ha detectado a más gente que quiere 'deshacerse' de ellos? Principalmente porque las personas que suelen visitar estas tiendas son usuarios que "leen mucho y no les caben los libros en casa". Adultos que ahora necesitan vaciar sus hogares por encontrarse en una situación de teletrabajo. 

De ahí que la tendencia no sea únicamente vender, sino también donar. Solo en el último mes de septiembre, la cadena Aida Book&More ha registrado 300 donaciones de particulares y empresas (que pueden ir desde tres libros a varias cajas) en València y Castelló. Esta librería solidaria, que destina sus beneficios a financiar proyectos humanitarios en países como Senegal o Bangladesh, tardó en aceptar donaciones tras el confinamiento, para evitar contagios. Pero para su sorpresa, pasados unos meses, la actividad se retomó con normalidad (exceptuando por las mascarillas o la cuarentena de libros), "recibiendo incluso el voluntariado de personas que quisieron colaborar", tal y como explica su responsable de comunicación, Pilar Alberola. 

Las librerías no notan el respaldo en las ventas

No obstante, la situación es bien distinta cuando son los propios libreros quienes han de vender sus obras. Pese a asegurar que son puestas en cuarentena como en cualquier otra librería o biblioteca, estos espacios todavía notan cierta reticencia en quienes entran por su puerta. "Aunque podemos darles garantías, hay gente que no se fía de llevarse un libro que ya ha pasado por otras manos, más ahora con la covid. Además de esto, si se pueden evitar comprar lo que no es esencial, lo evitan. Hay clientes habituales que todavía no han venido por temor", lamentan en la librería RacóLector.

No conoce el sector todavía cuáles serán las secuelas de toda esta situación. Lo que sí conoce son los datos de un año (2019) que crecía a pasos pequeños, pero crecía. Así ha quedado reflejado en un informe de la Federación de Gremios de Editores de España, donde se apunta que en 2019 se vendieron 162,22 millones de ejemplares solo en papel (un 0,8% más que en 2018). También, el anuario recoge que las librerías se mantienen en lo alto del podium como principales cadenas de ventas del libro, alcanzando el 54,4% del total de la facturación. Todo esto hasta diciembre. A partir de aquí toca ver qué ocurrirá con una industria ya muy noqueada en la crisis del 2008.

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