CASTELLÓ. A raíz del trabajo discográfico en el que Mara Aranda se aproxima al rol de la mujer, titulado Trobairitz (autoeditado, 2020), interpretando textos originales de los siglos XII y XIII de cantautoras medievales y otros de los que no se descarta la autoría de mujeres que vieron en el anonimato una salida para librar a la historia una crónica de los avatares de su tiempo, que no distan mucho de los que cualquier individuo podría experimentar hoy en día, se origina esta nueva obra: Violant d’Aragó, entre pare, marit i nadons, en la que aparecen las mujeres desde otro prisma. Mujeres instruidas, como las trobairitz, con parte activa en el tablero de la vida cultural y literaria del medievo. Esta obra llega el próximo día 2 de agosto al Palacio de Congresos de Peñíscola.
Como viene siendo habitual en los trabajos discográficos y producciones de Aranda, los instrumentos musicales tienen un gran peso. Aparecen en escena varias reproducciones que encontramos en los códices de las cantigas de Santa María que ordenó realizar el Alfonso X y que forman parte de la colección o instrumentarium alfonsí que Jota Martínez ha reconstruido en las últimas décadas, siendo la única colección completa del mundo de todos los instrumentos musicales que aparecen en los códices miniados del rey castellano que, además, celebra este 2021 el 800 aniversario de su nacimiento. Se trata de 70 ejemplares de los que provienen todos nuestros instrumentos actuales. No todos los instrumentos medievales evolucionaron y se perdió su descendencia, pero esas miniaturas que acompañan los libros medievales llamados códices, nos muestran como eran y nos permiten aproximarnos a la idea de cómo podían sonar.
Encontramos en esta obra la complicidad entre las mujeres de la corte, las relaciones entre la juglaresa, de más bajo estrato social, con el clero y con el mismo rey. También está representada la sociedad de las tres culturas: judíos, musulmanes y cristianos. Alfonso X se intituló emperador de las tres religiones, al igual que hiciera su padre Fernando III. Se muestra la vida de los juglares ambulantes que habían de ser diestros en todo arte para poder sobrevivir a los días: declamar, cantar, recitar, proponer trabalenguas, tocar algún instrumento... Todo ese germen configura la cuna de la música del siglo XXI, al igual que los instrumentos con los que se interpreta.
Una particular escenografía de considerables dimensiones, realizada por el artista Iván Marí, enmarca las acciones de este concierto. En ella, reconstruye una de las ciudades que aparecen en las ilustraciones de las cantigas con exquisita delicadeza. Todo ello acaba confiriendo al espectáculo un rasgo identitario característico muy completo en su diseño global para llevar a que el receptor final tenga una experiencia de inmersión en el medievo a través de todos los sentidos y sentires.