CASTELLÓ. El éxito que en los últimos años están viviendo las clases de cerámica podría verse eclipsado en un futuro no muy lejano por los talleres de cera. Del mismo modo que sumergir las manos en barro da placer, también -aseguran quienes lo han probado- hacerlo en una cazo con cera a temperatura no muy caliente produce una sensación muy agradable en las manos. Así que quién sabe, quizá este material también se convierta en una fórmula de evasión temporal para todos aquellos que quieran escapar del estrés. Por el momento lo que la artista Laura Salguero sí quiere demostrar es que son muchas las posibilidades que la cera ofrece para crear. A través del programa Cultura Resident, del Consorci de Museus, la creadora está investigando las posibles texturas, formas y colores que ésta puede generar. Un proyecto que mostrará más adelante en el Museu de Belles Arts de Castelló, donde se encuentra ahora mismo trabajando.
"Son muchos los puntos en común con el barro. He trabajado con moldes que ceramistas me han cedido y hay conexiones entre ambos materiales", asegura Salguero, quien busca ir un paso más allá y ensalzar la cera, "un material que nunca se ha considera noble en Bellas Artes, pero que te permite cortar, modelar, fundir y pintar con libertad". "Esta investigación pone en valor un material que siempre ha sido considerado una sustancia extraordinaria, no sólo por sus cualidades físicas sino también por sus cualidades simbólicas, funcionando como una metáfora de vida o muerte. Pero a la vez se le ha considerado un material de segunda, un medio para un fin. Y mi intención es ponerlo en valor como material".
Confiesa la artista, afincada en València, que su conexión con la cera es tal vez más fuerte de lo normal, ya que el principal motivo por el que empezó a relacionarse con este material se debe a que su madre es apicultora. "Es un olor que siempre me ha resultado muy familiar", señala Salguero. Aun así, no fue hasta que estudió Bellas Artes en la UPV que empezó a relacionarme más estrechamente con él y de ahí que terminara especializándose en fundición y también en joyería artística. "La técnica de fundición a la cera perdida es muy común en la creación de joyas. En mi caso, me he especializado en joyería dental. Hago grillzs a medida con cera", cuenta Salguero, quien también ha querido dedicar su doctorado a investigar este elemento en profundidad.
La investigación parte de técnicas "en peligro de extinción" que surgieron a principios del siglo XVII para estudiar la anatomía humana, animal y vegetal, y las recupera y pone en valor. En efecto, aprovechando su estancia en la ciudad, Salguero está tomando como inspiración modelos del museo de Historia Natural del Instituto Francisco Ribalta, cuyo interior custodia 4.000 especies animales y botánicas junto a artilugios de los siglos XIX y XX para la enseñanza científica. "En el siglo diecinueve la cera se utilizó para emular especímenes de elementos vivos como plantas. Las recreaban con este material, porque le daba verosimilitud. Era, además, una manera de estudiar la naturaleza sin que se marchitara o pudriera", explica la artista.
Ahora bien, en el trabajo que está desarrollando ahora en Castelló no importa tanto el resultado final como el proceso de desarrollo. "La idea no es que la cera sea un fin y que con ella se generen piezas. De hecho, lo más atractivo es que estas se pueden volver a derretir. Se deshacen y vuelven a coger otra forma. Aquí lo importante es el proceso. Hablar de la cera como material. Un material que, además, no genera residuos, porque puede estar en continúa transformación", manifiesta Salguero.
La artista busca así compartir su pasión por las colecciones hechas con materiales procedentes de la naturaleza. Colecciones "normalmente descuidadas y pérdidas, que han sido paulatinamente sustituidas por figuras de plástico más resistentes, duraderas y reproducibles en masa o por imágenes digitales. Frente a ello se plantean materiales ecológicos y reutilizables como la cera. Además, inspirada por la botánica del Ribalta, la creadora quiere tender un nuevo puente entre el arte y la ciencia, en un laboratorio donde además de ella, tiene acceso un equipo formado por biólogos y docentes.