empresas desde el interior | EXPORTA TALENTO RURAL CON UN SISTEMA automatizadO de producción

ControlDrop o cómo conquistar el mercado de maquinaria para embotellado desde Vall d'Alba

1/11/2020 - 

CASTELLÓ. Mega Image es el nombre de la cadena de supermercados más conocida en Rumanía. Es decir, algo así como el Mercadona del país de los Cárpatos. Así, de repente, puede resultar una información baladí. Pero si se añade que la marca se ha fijado en Controldrop -una empresa ubicada en la localidad de Vall d'Alba- para realizarle el diseño y la producción de una línea de embotellado, envasado y etiquetaje para producir los zumos frescos que cada día vende en sus tiendas, la información denota que el I+D+i y el talento castellonense son reconocidos internacionalmente y la pandemia no ha frenado su empuje. No se trata, en este caso de resiliencia, sino de crear un producto único en el mercado adaptado a las necesidades de cada cliente.

Las personas que han desarrollado el proyecto son Ivan Pitarch, Elena Lahoz y José Iglesias, los dos primeros son de Les Useres y el tercero de Onda. Son dos ingenieros en diseño industrial y un tecnólogo con amplia experiencia en el sector de la automatización de maquinaria que trabajaban bajo pedido para firmas como Cobopa, Choví, Consum o Mercadona, a los que les diseñaban maquinaria a medida sus instalaciones como líneas de envasado de empanadillas, donuts o hamburguesas, entre otras. Y ahora, desde 2018, y dentro de la línea de la Industria 4.0, su apuesta es el desarrollo de soluciones tecnológicas en el diseño de maquinaria de embotellado y envasado automático adaptada al pequeño y mediano productor, una iniciativa que nace de las necesidades que tienen los propietarios de pequeñas explotaciones agrícolas relacionadas con el sector del vino y del aceite, y también del mundo de la cerveza, que en los últimos años han eclosionado en el tejido económico valenciano.

Proceso automático y en poco espacio

Uno de los socios, Iván Pitarch, explica que "la máquina nació por la petición de un productor pequeño, que buscaba algún tipo de máquina semiautomática, medio manual, para su empresa, pero ese tipo de productos ya existen en el mercado. Son aparatos que hacen los procesos de embotellado, taponado y etiquetado, de forma independiente, pero que tienes que pasarlos manualmente de una máquina a otra. Entonces se nos ocurrió hacer algo diferente, una embotelladora que se pudiera adaptar a los niveles de producción de estos empresarios y con un precio asequible, pero que fuera automática, y al mismo tiempo, que ocupara poco espacio".

Empresas como el Celler La Mula de Benlloch, la Cooperativa San José de Els Ibarsos y Murviedro de Requena son algunas de las que ya cuentan con una de las máquinas embotelladoras de Controldrop. "Son líneas de envasado y etiquetado automático que van bien a empresas que alcancen una producción de 30.000 a 50.000 botellas al año, pero que también pueden alcanzar las 150.000, y están pensadas para embotellar unas 500 botellas a la hora y que ocupan unos 2,70 metros, un tema importante para empresas pequeñas y medianas que carecen de espacio", explica el socio-fundador de Controldrop.

Hasta ahora, la empresa ha desarrollado cuatro modelos diferentes, a los que se añaden o sustituyendo piezas y módulos, según las peticiones de los clientes, "ya que no es lo mismo embotellar vino, aceite, zumos o envasar cosméticos o miel", explica Pitarch. La innovación y la exclusividad de este producto explica también que tengan una red de comerciales y distribuidores en diversos países como  en Reino Unido, México, Arabia Saudí, Kuwait, diversas zonas del Este de Europa y desde hace muy poco en Dinamarca, cuenta Iván Pitarch quien señala que "los responsables de la empresa distribuidora danesa que se encargaran de comercializar el producto en su país, nos han explicado que no conocen nada parecido en el sector y llevan trabajando en él 60 años".

Un dato que pone en valor, más si cabe, la apuesta de Controldrop, es la digitalización de todos sus modelos. Y es que todas las máquinas están conectadas por control remoto al ordenador central de Controldrop, gracias al desarrollo de un software informático, "lo que permite saber en tiempo real si tiene alguna anomalía y la podemos solucionar el problema a distancia hasta que llegue una nueva pieza, si hace falta, o nuestro servicio técnico", explica Pitarch. Un valor añadido gracias a la implementación de la industria 4.0. En este sentido, Pitarch cuenta que "hacemos cosas que otros no hacen y mejoramos en otros aspectos", dice Iván Pitarch al referirse que se han aplicado chips de higienización y limpieza automática de los depósitos y las canalizaciones, "una cosa que para este tipo de producciones pequeñas y medianas sólo hacemos nosotros gracias al departamento de I+D+i". 

Talento y ruralidad

Es precisamente la aplicación de la tecnología la que permite que este proyecto empresarial pueda estar ubicado en una zona rural, otro de los valores intrínsecos de Controldrop, el cual ayuda a consolidar y a asentar la población en localidades que cada año van perdiendo habitantes. "Nosotros hemos estado trabajando en Valencia muchos años y parece que siempre tienen que ser la gente de los pueblos los que tienen que ir a la ciudad a buscar trabajo", comenta Pitarch, quien asegura que el hecho de poder trabajar cerca de casa y dar trabajo a gente de la zona es muy gratificante. Ahora la empresa cuenta con 8 trabajadores. "Somos gente de Les Useres, Onda, Vall d'Alba y Coves de Vinromà", dice Iván, que específica que se valora en las demandas de trabajo si el aspirante es de la zona.

Precisamente, Controldrop forma parte del grupo de siete empresas que participan en la primera edición del Programa Talent Rural, una iniciativa creada por la Diputación de Castellón y la Universitat Jaume I que pretende atraer talento y ofrecer a los estudiantes experiencia prelaboral en empresas pequeñas y medianas y entidades ubicadas en poblaciones con menos de 3.000 habitantes de la provincia de Castellón y favorecer así la convivencia en el entorno rural.

En el caso de Controldrop, es un estudiante del grado de ingeniería en diseño industrial el que está realizando este programa formativo en las instalaciones de la empresa. Es originario de Jaén y ha vivido en Castellón durante seis años y ahora se ha desplazado a vivir a Vilafamés, desde donde podrá conocer más de cerca la vida en su día a día de los municipios del interior y ayudar a desarrollar y diseñar nuevas propuestas en la empresa, que siempre busca métodos de envasado que consigan la máxima calidad en el producto final en cuanto a sabor, y caducidad.

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