Ecuador reflexiona sobre su propio paisaje a partir de unas imágenes de Castelló

CASTELLÓ. Que un paisaje de Castelló pueda entenderse como propio en Quito, capital de Ecuador, cierra un ciclo en la obra del artista Agustín Serisuelo. Así lo siente al menos el creador de Betxí, quien ha llevado las piezas de su serie Espacio Intermedio hasta la Bienal de Arquitectura de la ciudad. Allí permanecerán hasta el 18 de noviembre repartidas en dos espacios. Por un lado, en la galería Más Arte y por otro, en el Museo del Archivo de Arquitectura Ecuatoriano, donde además convivirán con las obras del artista local Juan Miguel Marín, ambas pertenecientes a la muestra Parajes escondidos: dentro de lo visible.

Fue en 2020 cuando Serisuelo creó este proyecto que toma descampados y solares de la periferia de Castelló para reflexionar sobre una cuestión que salpica a casi toda la geografía. Su trabajo habla de cómo muchos lugares son entendidos como contenedores de identidad y de memoria pese a haber sido abandonados por la sociedad, y cómo en muchos de estos rincones se condensa el pasado agrícola frente al futuro urbano. Unos terrenos, además, de gran presión urbanística donde el elevado valor del suelo impide cualquier otro tipo de uso. 

"Quito es una ciudad muy caótica donde se enfrenta la sobreexplotación del paisaje con un sentimiento también de protección. Se mezcla en todo momento lo rural con lo urbano y se dan muchos cruces con lo que es mi obra", considera el castellonense, quien en el desembarco de su trabajo en la ciudad ecuatoriana ha recibido "un feedback muy directo" de la gente. "He sentido que mi obra ha podido reflejar los problemas políticos y paisajísticos actuales de la ciudad", señala.

Ubicada a 2,850 metros de altura, en las laderas de los Andes, Quito está considerada como el epicentro político, económico, administrativo y cultural de Ecuador, pero si bien es todo eso, también es una ciudad en crisis. Este mismo verano miles de personas se movilizaron para protestar ante la sostenida precarización que vive la capital. Un grueso de la sociedad demandaba la regulación de los precios de los productos agrícolas o la reducción de las tasas bancarias, pero también pedía la dimisión de su presidente Guillermo Lasso. Una problemática que a día de hoy no ha podido resolverse.

En su obra, el artista no entra en estas problemáticas, puesto que el contexto de sus piezas es otro, pero la universalidad de los paisajes expuestos le permite al espectador adueñarse de ellos y sentirlos propios. "Aunque hablo de paisajes concretos y personales, los problemas que estos esconden son universales. En todas partes hay lugares que quedan fuera del mapa, con lo que esto comporta", incide el castellonense. 

Así pues, en paralelo al trabajo de Serisuelo, pueden verse las creaciones de Juan Miguel Marín, un artista ecuatoriano que vive actualmente en Nueva York y cuya obra se centra precisamente en su propio viaje como inmigrante. "Su práctica artística es una búsqueda constante de hogar dentro de sí mismo. Una exploración sobre la relación entre memoria, sonido y emoción", explica Gabriela Moyano, comisaria y organizadora de la muestra. 

Desde la galería + Arte, la profesional lleva tiempo poniendo en diálogo el trabajo de artistas locales e internacionales para ver cómo confluyen ambos mundos. En este caso, la iniciativa ha recibido el apoyo de Acción Cultural Española y el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana.

Por su parte, para Agustín Serisuelo esta es la primera muestra que protagoniza fuera de Europa y supone "cerrar un ciclo", en cuanto a que la universalidad a la que siempre ha hecho referencia en su discurso se confirma y constata con la 'apropiación' a la que llega el público de Quito. "Mostrar mi trabajo fuera de Castellón y ver que funciona igualmente fuera de España es muy satisfactorio. En estos casos hay que reconocer la ayuda de las instituciones, que hacen posible que un proyecto se internacionalice", manifiesta el creador.