CASTELLÓ. El cambio climático y la demanda creciente de energías limpias y medios de transporte sostenibles lideran la fabricación de nuevas estructuras ligeras basadas en composites, los cuales suponen un impacto medioambiental al final de su vida útil.
Con el objetivo de hacer frente a esta problemática surgió el proyecto Eros-Economía circular en composites, que abarca desde el sector eólico y aeronáutico hasta la industria cerámica y el transporte. Se trata de un proyecto orientado al desarrollo de nuevos procesos de reciclado de estos composites que permitan la recuperación de los materiales que los componen en otros sectores, como el cerámico y el propio sector del transporte.
Tras la finalización del proyecto, tal y como señalan desde el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AICE), se ha demostrado la viabilidad de uso de las fibras de vidrio y los glicoles obtenidos a partir de composites de aerogeneradores como materias primas en el desarrollo de soportes, fritas y esmaltes cerámicos (en el caso de las fibras) y de tintas (en el caso de los glicoles), obteniéndose productos que cumplen con la normativa aplicable. De igual modo, las fibras de carbono procedentes de residuos aeronáuticos se han valorizado con éxito en el desarrollo de nuevas piezas para este mismo sector.
De este modo, el proyecto Eros, junto con Aimplas e ITC-AICE, han participado también las empresas Keraben Grupo, S.A., Fritta, S.L., Sofitec y Reciclalia S.L., abre una nueva vía de aplicación de un sistema real de economía circular entre diferentes sectores, reduciendo el consumo de recursos fósiles y el impacto negativo de este tipo de residuos en el medio ambiente.
Este proyecto se enmarca en la convocatoria nacional de I+D Retos Colaboración, y cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Agencia Estatal de Investigación.